Un retiro digno: la deuda histórica del mercado y el Estado con sus trabajadores

Hace muchos años nos vendieron la película de que, si estudiábamos una carrera universitaria y encontrábamos un trabajo formal, podríamos tener un mejor nivel de vida, así como un retiro digno cuando nos alcance la vejez. Esa realidad, que a lo mejor vivieron algunos de nuestros padres, hoy está disuelta para la población trabajadora. El sistema de pensiones está en polémica otra vez gracias a las iniciativas de reforma que presentó el Ejecutivo federal, pero ¿qué hay de los trabajadores?

No siempre existió el cuento de entregar vida, alma y lealtad a un empleo durante 30 años para recibir una pensión. En el capítulo dos del libro Una propuesta para reformar el sistema de pensiones en México, el economista Jorge Tonatiuh Martínez describió de manera práctica cómo fue evolucionando el esquema de retiro en el país durante el siglo XX. El académico detalló cómo se plasmaron los derechos laborales en la Constitución al término de la Revolución; también de qué manera se creó el primer fondo para pensiones en 1925, así como la historia evolutiva de cómo cada vez más sectores laborales se fueron agregando a este sistema hasta que colapsó en la década de los 80.

De acuerdo con Martínez, ante la supuesta mala administración de este fondo público que casi hace colapsar al IMSS, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari comenzó la privatización de esta bolsa, hasta en 1997 se concluyó el proceso con la nueva ley de las afores.

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Muchos factores han jugado en contra, sobre todo la edad: de acuerdo con el INEGI, la esperanza de vida en México durante 1930 era de 34 años, para década de los 70 la edad promedio se elevó a los 61 años, y así siguió aumentando hasta los 72 años para 2022. Hace 8 décadas, ¿quién se iba a preocupar por su retiro? A lo mejor el capital no se había preguntado en aquel entonces qué iba a ser de su fuerza laboral después de su edad productiva, tal vez no le auguraba otra cosa más que la muerte.

Hoy tenemos un panorama preocupante: una generación a la deriva que no sabe cuánto va a vivir y cómo será su retiro. Seguramente un trabajador de una edad madura que hoy alcanzó su cenit económico tendrá que bajar a la mitad su nivel de vida para subsistir en la vejez.

En el último reporte de ManPower sobre la “Era de la adaptabilidad”, destacó que en 6 años la generación Z será el 58% de la población activa, por lo que habrá un rápido envejecimiento de las plantillas laborales. En el documento alertó sobre una “pérdida generacional de conocimiento”, así como la urgencia de adaptarse a las nuevas tecnologías y exigencias que pide el mercado, sobre todo una súper calificación de los trabajadores ante la llegada de herramientas como la inteligencia artificial.

Al mismo tiempo, la firma aseguró una tendencia creciente de escasez de talento en México, al menos desde 2014. Según su estudio, la vertical más preocupante es las tecnologías de la información, ya que reúne 79% de la escasez de talento.

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En resumen, el mercado exige una súper especialización de la fuerza laboral ante un panorama de retiro devastador e incierto para sus trabajadores. Sin embargo, este horizonte va dirigido al sector formal, ¿qué hay de las personas que se desempeñan en la economía informal? Según el NEGI, este sector superaba ligeramente el 55% de la población durante el tercer trimestre de 2023.

Independientemente de las propuestas electorales del presidente, urge encontrar una solución para el futuro de la fuerza laboral en México. ¿Es culpa de los empleados esperar que se cumplan los derechos que se escribieron en la constitución hace 100 años? ¿Los trabajadores tienen la culpa de la mala administración de la bolsa de pensiones y que haya subido la esperanza de vida? Un retiro digno es lo menos, lo mínimo indispensable, que le debe el mercado y el Estado a su fuerza laboral.