Carlos Slim: amor con amor se paga

Para muchos fue una sorpresa que el magnate Carlos Slim, con una fortuna aproximada de 100 mil millones de dólares, saliera a medios de comunicación justo cuando corre un proceso electoral histórico en México. Da la impresión de que el empresario quiere dejar en claro que su fortuna es bien habida y que no depende, al menos no de forma exclusiva, de los beneficios que históricamente ha obtenido del Estado mexicano.

Para ponerlo en contexto, Slim está, según Bloomberg, en el lugar once de las personas más ricas de todo el mundo. La lista la comparte con Elon Musk, con 217 mil millones de dólares. Le sigue Jeff Bezos, con 181 mil millones de dólares. Ambos pertenecen al sector de tecnología. En tercer lugar se encuentra Bernardo Arnault, con 162 mil millones de dólares.

Hay varias lecturas respecto a qué incentivó al mexicano más poderoso en materia económica a proactivamente exponerse ante la opinión pública. Una hipótesis es que busca atajar la creciente imagen de que su fortuna se ha multiplicado gracias a su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la cual, de acuerdo con el periodista Mario Maldonado, es posible evidenciarla a partir de los 2 mil 530 contratos que su red de empresas ha recibido y mismos que se traducen en casi 61 mil millones de pesos.

Separar el poder político del económico es otra de las promesas incumplidas del mandatario mexicano que dice ser de izquierda. Se estima que la fortuna de Carlos Slim y Germán Larrea creció en un 70% durante los primeros 4 años de la administración. ¿primero los pobres? La brecha de desigualdad en el país que tanto afecta no solo ha prevalecido sino que también se ha ensanchado.

El más reciente informe de Oxfam México sostiene que “los 14 ultrarricos mexicanos, con Carlos Slim a la cabeza, concentran 8 por ciento de la riqueza en un país donde 9 millones viven al día”, expone la organización. Y específica: “11 de esos 14 se han beneficiado y se siguen beneficiando de múltiples privatizaciones, concesiones y permisos que les ha otorgado el gobierno mexicano en las décadas recientes”, enfatiza dicho estudio.

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Otro tema más que nutre el contexto en el cual se da la intervención proactiva del empresario Slim en medios de comunicación es la responsabilidad de una de sus empresas con la caída de la Línea 12. Su apoyo irrestricto a las víctimas, así como en la reconstrucción del tramo accidentado camina en la dirección de matizar la carga negativa al asociarle con tan terrible tragedia.

El empresario mexicano no pierde su olfato de inversionista que, según él mismo, comenzó a practicar desde que era adolescente. Mientras los militantes de Morena lo describen como un activo existen otros sectores del propio aparato gubernamental que lo retratan como un pragmático. Es decir, no es que necesariamente busque estar bien con AMLO y su candidata a sucederlo, sino simplemente en términos estratégicos buscará conservar y alimentar la relación con cualquier presidente mexicano, no importando quién sea.

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Habrá que estar atentos a cómo evoluciona y hacia a dónde apunta la estrategia de imagen pública del influyente billonario mexicano. De momento parece ser que su rol dentro del tablero político del país, en medio del proceso electoral, dotar de certeza a la élite empresarial. Su apuesta, en esta ocasión parece arriesgada, pues no sólo se trata de dinero sino también de reputación.