¿Golpe de Estado?
Libertad bajo palabra

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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¿Golpe de Estado?
Foto: José Méndez/EFE

Es una de las declaraciones más peligrosas que se le hayan escuchado en su catálogo de provocaciones. Muestra de la desesperación de algo que sabe y mide en la cresta descendiente de su gobierno con una candidata que no le rinde como esperaba para preservar al régimen que es capaz de provocar un incendio, antes de entregar las llaves de la casa a nuevos inquilinos, si así se decidiera con votos. 

Irresponsable y mal perdedor, se vacuna ante una eventual derrota que truncaría sus planes. Lo dicho el martes por la mañana fue un arrebato que se acerca al desequilibrio, señala además que la intriga vendría desde el Poder Judicial de la Federación para poner nuevamente un blanco en la espalda de los jueces y decirles a sus fanáticos que ellos son los enemigos a vencer porque ponen en riesgo su proyecto. 

Destrucción, pesimismo y más polarización es la receta de Andrés Manuel López Obrador en las campañas políticas que revela preocupación en Palacio Nacional. Es evidente que no se siente seguro con una Sheinbaum sin emoción, titubeante, que arrancó lento y no levanta para sostener una ventaja encuestada, no necesariamente real en el ánimo mayoritario de los electores. Estaba cantado el discurso del verdadero jefe de campaña de Morena para invocar insidias contra la Suprema Corte de Justicia, pero lo del supuesto golpe de Estado es absolutamente demencial.

Para nadie que sepa derecho electoral y entienda los criterios en la materia, son ajenas las causales de nulidad de una elección. Las reiteradas violaciones a las reglas desde el púlpito mañanero abren un panorama real para echar abajo o comprometer el proceso, hay elementos documentados y los que faltan para analizar esa posibilidad en las instancias que validarán a los triunfadores a través de las constancias de mayoría.

Los desequilibrios originados desde la maquinaria gubernamental para usar a conveniencia el presupuesto público, llamar al voto e inducir la voluntad ciudadana son restricciones contempladas en las leyes electorales que autoridades y gobernantes deben obedecer. Se llama legalidad, señor presidente.  

El sistema que ha funcionado para garantizar la alternancia exige condiciones de equidad en una contienda evidentemente desigual para la candidata de oposición ¿o será que Xóchitl está creciendo lo suficiente como para romper esa consigna mafiosa de que la elección ya está decidida? La apuesta de un supuesto fraude atribuible a los jueces por aplicar criterios claros en el proceso que ya está en marcha es lo que AMLO dice podría configurar un “golpe de Estado”. 

Al referirse a los magistrados electorales agregó elementos melodramáticos a su declaración, “incluso todavía están por notificarme, yo creo que ya lo hicieron de que yo no hable nada del proceso electoral, con la amenaza de que van a hacer un listado de todas las supuestas infracciones que yo cometa para darle valor o utilizar las infracciones en el momento de la calificación de la elección. Eso es lo que pienso están tramando”.

El gran maestro de la manipulación se victimiza para calificar de amenazas las mismas reglas que lo llevaron a la presidencia en virtud de procedimientos claros aplicados por el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral con integraciones más confiables.

Si no gana Claudia Sheinbaum, la salida para desconocer el revés será alegar un fraude, pero si triunfa dirán que fue una elección limpia, aunque en ella intervenga el crimen organizado en varios estados del país para amenazar la libertad y seguridad del voto libre de los ciudadanos. Burdo y predecible el camino de su estrategia ante el escenario de un descalabro.

Lo más inquietante es que en las distintas elecciones (la presidencial, gubernaturas, cámaras del Congreso, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y sus alcaldías) donde pierdan desconocerán el resultado y la defensa del voto tendrá que sostenerse no sólo en los tribunales, sino en las plazas públicas.

Mientras se conjura la zozobra, la cercanía de Mónica Soto con Morena trata de ser difuminada con frases previsibles, políticamente correctas y plagadas de lugares comunes propios de la época. Ella encabeza una Sala Superior incompleta que vivió apenas en diciembre una desafortunada guerra de ataques entre sus integrantes, alentada por un calendarizado escándalo mediático. Tocará ver de qué está hecha la magistrada presidenta, el talante que mostrará ante las presiones de personajes que desde el poder la impulsaron. Doña Mónica tendrá la oportunidad de garantizar auténtica imparcialidad, esperemos que con su desempeño jurisdiccional avale las bonitas declaraciones.

La Corte no se meterá en los asuntos del Tribunal Electoral, a sus magistrados les corresponderá labrar con autonomía el epitafio de sus biografías. Ojalá que en el futuro se les recuerde por su equilibrio y autonomía a prueba de golpes de artificio. 

En los próximos meses lo sabremos.    

Edictos

Y les dolió en lo más profundo de sus almas obradoristas el discurso pronunciado la semana pasada en Puebla dedicado particularmente a los jóvenes mexicanos, sector vital para la definición de la próxima presidencia en nuestro país.

Vaya que se sintieron sacudidos por la claridad de conceptos de una mujer inteligente, cuya nacionalidad fue pretexto para menospreciarla entre los simuladores que se escandalizaron. No importa la doble moral para recibir con honores al dictador cubano Miguel Díaz-Canel, regalarle petróleo y comprarle vacunas inservibles. Desde la falsedad protegen a impresentables como Evo Morales, se abstienen de señalar las barbaridades de orangutanes como Daniel Ortega en Nicaragua o pagan asesores con dinero público venidos de Venezuela y entrenados en el oficio de preservar dictaduras con sello bolivariano.

Ah, pero si viene una diputada española y les refresca lo que son y hacen, les brota espuma por la boca para desacreditar el dibujo verbal de Cayetana Álvarez de Toledo, periodista y legisladora que dijo con razón: “El pesimismo es el principal aliado del populismo” y refiriéndose a sus tácticas externó “se disfrazan de demócratas para reventar la democracia desde el interior”. 

Citas a la medida del falso mesías que agrega a su narrativa incendiaria una carga de dinamita con ese peligroso cuento del golpe de Estado.

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