¿Cómo lograr la igualdad?

Activista, luchadora social y promotora de los derechos humanos de las mujeres, niñas, niños, personas con discapacidad, comunidades indígenas y personas LGBTQ+. Presidenta de la Asociación Civil Rosa Mexicano. @catymonreal_

¿Cómo lograr la igualdad?
Foto: Tim Mossholder on Unsplash.

Mientras estudiaba la maestría en Políticas Públicas y Género en FLACSO, una de las primeras lecciones que aprendimos era sobre que significaba la igualdad. Nos decían las académicas que nuestros esfuerzos deben centrarse en buscar una igualdad sustantiva, pues es esta la que lograría “un cambio cultural”. Enfocarse en hacer cambios estructurales, es decir, en transformar a nuestra sociedad.

Lograr la igualdad sustantiva implica necesariamente una transformación. Es dejar de tratar los síntomas para atacar la enfermedad. México es un país profundamente desigual. Este es un hecho innegable e irrefutable. Es famosa aquella frase escrita en 1811, por Alexander Humboldt sobre como el nuestro era el país más desigual del mundo.

Transformar toma tiempo. Esa fue la segunda lección que aprendimos tanto sobre políticas públicas como de género. Nuestras abuelas y bisabuelas pasaron sus infancias y adolescencias sin poder votar. Mi hija vive su infancia sabiendo que en octubre tendrá a una mujer como presidenta, que no hay techo de cristal que una mujer no pueda romper.

Pero esto tomó tiempo, y mucha intervención gubernamental. Se reformaron leyes, y aún al día de hoy, debatimos sobre si las cuotas de género son democráticas o no. Una discusión que a mí me parece un poco rancia, pero que algunas personas aún consideran adecuada. Se luchó por lograr presupuestos etiquetados para la capacitación política de las mujeres. Por crear estructuras para sancionar la violencia política por razón de género contra las mujeres. El resultado ha sido claro: la participación política de las mujeres, al menos en términos de número, es paritaria.

Pero no, no es igualitaria aún. Aún como mujeres que queremos participar en política, tenemos que conciliar el tema de cuidados y corresponsabilidad familiar. Esto es algo que constantemente pasa por mi cabeza. Estoy segura de que pocos hombres heterosexuales han tenido que hablar con sus parejas sobre que cuando se hace campaña, la pareja tendrá que absorber más cuidados. No se tiene porque el estándar sigue siendo que las mujeres absorban estas responsabilidades. Que se nieguen a sí mismas.

Además, persiste la idea de que una mujer es la peor enemiga de otra mujer. Que la manera de progresar es haciendo menos a otra mujer. Tenemos que trabajar en que se puede criticar las ideas, las políticas de otra mujer, pero no a la mujer misma. 

Considero que es necesario también empezar a hablar de soluciones estructurales. Dos de mis grandes causas como activista ha sido el tema de cuidados y la atención a la niñez y a poblaciones vulnerables. Creo fuertemente que es ahí donde están las raíces estructurales de las brechas y sesgos de género. Las estadísticas, las políticas y las experiencias de países que han logrado ir cerrando sus brechas de desigualdad como Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca lo prueban.

En Finlandia, una de las políticas de transformación ha sido los inicios parejos, en que el Estado proporciona un paquete de ayudas a todas y todos los niños que nacen, con las famosas “cajas finlandesas”. En México, sólo la candidata de “Sigamos haciendo historia” habla de la necesidad de estos programas. Basta de pensar en lógicas neoliberales en que la clave sean programas. Pensar el cuidado como sólo un tema de “abrir estancias infantiles” es ser miope. El cuidado va más allá, pensando en atención a adultos mayores, a las cuidadoras, a personas con discapacidad. Se tiene que pensar de forma integral, y tiene que existir más allá de una lógica de mercado.

Muchas veces nos han dicho que pensar así es utópico. Creo es hora de saber que podemos lograr Utopías en México.

Cuando el trabajo doméstico, el trabajo de cuidados sea prioridad, cuando se pague y se proporcionen opciones para que una mujer pueda laborar y cuidar, de forma plena, que le permitan desarrollarse como persona, ahí es cuando estaremos logrando la igualdad sustantiva.

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