Si eres una persona sexy, el crimen organizado va por ti
Zona de silencio

Periodista especializado en crimen organizado y seguridad pública. Ganador del Premio Periodismo Judicial y el Premio Género y Justicia. Guionista del documental "Una Jauría Llamada Ernesto" y convencido de que la paz de las calles se consigue pacificando las prisiones.

X: @oscarbalmen

Si eres una persona sexy, el crimen organizado va por ti
Foto: David Guzmán/EFE

Es un crimen tan común que los expertos ya le han puesto un nombre. Un mote terrorífico. Le llaman “pig butchering”, cuya traducción literal sería “matanza de cerdos”, es decir, la práctica de algunas granjas de engordar en el menor tiempo posible a un animal para después sacrificarlo y vender su carne por kilos.

Pero en el mundo criminal la traducción cambia a “estafa de engorda”. Y el alimento usado no es maíz o arroz sino halagos y piropos. Lo que se engorda no es el cuerpo sino la esperanza de una persona que busca el amor o compañía usando internet.

Así funciona: hombres guapos y mujeres atractivas trabajan desde distintos call centers con muchas identidades falsas, pero siempre con las mismas fotografías reales. Y durante horas se dedican a identificar en sitios de citas o aplicaciones a personas con baja autoestima. Entre más introvertidas y miedosas, mejor.

Ante esos hombres y mujeres inseguras, los apuestos y las bellas se presentan. Mienten y hablan de una conexión inexplicable que sintieron cuando vieron sus perfiles. Si la otra persona acepta iniciar una conversación, inicia la engorda: los elogios y las alabanzas.

“El físico nunca me ha importado, sino lo que siento cuando conecto con otra persona”, se lee en el manual de operaciones de este timo. Hay que decir esa línea tantas veces como sea necesario. Y cuando la otra persona dude de que realmente hay una persona atractiva que ha capturado su atención, desde el call center se hacen videollamadas en sets que simulan departamentos. La futura víctima “confirma” que su príncipe azul o princesa es de carne y hueso y hay una posibilidad real de romance.

Se imaginarán lo que sigue: los hombres guapos y mujeres atractivas de pronto tienen una urgencia. Casi siempre es una enfermedad o deuda ficticia. Y casi siempre piden la misma ayuda: un gran préstamo, cuyo aval es el amor que han cultivado con engaños. La estafa suele terminar así: una cuenta bancaria vacía, un perfil eliminado sin explicaciones, un corazón roto y una mafia que engorda con el dinero ajeno.

Se parece a cualquier fraude desde un call center ilegal, pero lo que hace distinto al “pig butchering” de otros delitos es que, en ambos lados de la computadora, hay una víctima. Los apuestos y las bellas que operan como conquistadores están secuestrados.

El 18 de marzo, entre 800 y 900 personas bien parecidas fueron rescatadas en Filipinas de un call center de 10 hectáreas en el norte de Manila. Todos y todas habían sido abordados en la calle por su llamativo físico y se les había prometido trabajo como modelos o actrices con sueldos extraordinarios, pero cuando se presentaron a la cita les robaron las identificaciones y les obligaron a trabajar por su propio rescate: robar miles de dólares a víctimas en línea con coqueteos usando fotografías y videos propios.

La mayoría contó maltratos terribles, como privación del sueño, días sin poder comer, golpes en las piernas y hasta choques eléctricos. La policía entendió pronto que eran víctimas de tortura estafando a víctimas en línea para recuperar su libertad. Ser “sexies” los puso en la mira del crimen organizado.

La organización Blue Dragon ha lanzado una advertencia al mundo: esta es la nueva modalidad de trata de personas que veremos en los próximos años. Los casos en China, Taiwán, Irán e India lo confirman.

GRITO. Phil Robertson, subdirector de Asia en Human Rights Watch, ha alertado que las millonarias ganancias del “pig butchering” han hecho que esta estafa se extienda rápidamente por todo el mundo. El siguiente foco de preocupación, ha dicho, es América Latina.

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