Entre grillas, cabezazos y trepadores
Pasillos del palacio
Entre grillas, cabezazos y trepadores

En medio de la campaña por la Presidencia vale la pena dejar a un lado por un momento las percepciones sobre cuál es la candidata que lleva la delantera, y hagamos, en lugar de ello, una reflexión para determinar si el país está ganando y si el espectáculo que estamos viendo está o no por debajo de lo que queremos o merecemos.

¿Qué hay para mí?, parecería ser la pregunta que mueve a colaboradores, amigos, trepadores y aduladores que se acercan tanto a Xóchitl Gálvez como a Claudia Sheinbaum con el ánimo de hacer contribuciones que les permitan quedar bien parados. Es decir, hay un ejército de personas jugando a hacer política que básicamente están buscando allanar el camino para que al cierre del 2024 concluyan el año, ya sea con un puesto o con un contrato producto de sus valiosas contribuciones a la causa.

Se ha convertido en cliché afirmar que cada seis años estamos frente a la campaña más grande de la historia. Sin embargo, nuestra inclinación por la grandilocuencia se queda chica frente a una constante, lamentablemente ineludible, en tiempos electorales: la repartición anticipada de posiciones.

Y es en este contexto que en los últimos días vimos un video de dos cercanos operadores logísticos de Xóchitl Gálvez y de “Alito” Moreno, quienes a empujones y cabezazos nos permiten apreciar entre líneas el juego perverso de políticos incapaces de ponerse de acuerdo entre sí, y que ante la falta de una misión objetiva, inteligente y mutuamente articulada, mejor recurren al recurso del neandertal, el empujón y el cabezazo; el “hazte a un lado que por mis pistolas yo voy primero”.

Pero la oposición no es la única que canta elocuentemente las rancheras, en la campaña del partido oficial encabezada por Claudia Sheinbaum, se han hecho notorios los arrebatos por el poder y las disputas internas de quienes se pelean no sólo por un hueso, sino también por protección legal o incluso por la benevolencia del presidente López Obrador. 

Ahí está el caso del gobernador peor evaluado del país, que deja al estado de Morelos en la zozobra, la inseguridad y la victimización de la sociedad ante el cobro del derecho de piso, y que ahora busca ser legislador ante la mirada atónita de analistas políticos que unánimemente afirman que Cuauhtémoc Blanco no busca otra cosa que la protección del fuero, por si las dudas.

Y qué decir de los arrebatos e intrigas que dentro de la campaña presidencial de la científica Sheinbaum están protagonizando tanto Marcelo Ebrard como Adán Augusto López. A cada uno le han hecho pensar que una vez ungidos como senadores serán ellos quienes dirijan al mayoritario rebaño morenista en la Cámara alta, lo que ha motivado un interesante espectáculo de intrigas y acusaciones recíprocas que llegan hasta el escritorio del presidente López Obrador. Nuestros informantes que caminan dentro de los pasillos del Palacio Nacional incluso nos han dicho que ha resultado notoria la exasperación del dirigente de Morena, Mario Delgado, quien ante la imposibilidad de poder mantener en santa paz a los grupos de su partido, no desaprovecha la oportunidad para ir y acusar a sus correligionarios con el mismísimo Presidente de la República. Imaginemos el escenario en el que aparece Mario frente a la Silla del Águila para expresar, como buen estadista, la frustración que le produce que entre Adán y Marcelo se avientan piedritas, o que Marcelo siga sentido con él y no le dirija la palabra.

Así, vemos cómo las candidatas Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum no solamente tienen el reto de enfrentarse en una lucha de contrastes, sino también de los egos y ambiciones de quienes las rodean, lo cual representa un reto interesante, puesto que con frecuencia esa lucha de egos se ha convertido en el tema central de la discusión pública. 

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