Promesas vs Propuestas

Con las campañas políticas, ya a todo vapor, comienzan a surgir las primeras colecciones de ideas, buenos deseos, planes y proyectos de las candidatas a la presidencia de México y obviamente se habían esperado de manera especial los proyectos para la salud.

La semana pasada, Claudia Sheinbaum dio a conocer su programa en una conferencia de prensa que duró alrededor de 45 minutos, y de los cuales poco más de 11 se dedicaron a analizar cada uno de sus puntos. En contraste, el equipo de salud de Xóchitl Gálvez ha venido machacando desde hace varias semanas el suyo. Analizando las ideas de ambos equipos, lo primero que viene a la mente es que de un lado hay propuestas mientras que de la otra solamente promesas. 

Cuando hago la diferencia entre propuestas y promesas, lo hago con toda la responsabilidad en el entendido de que un político y, más en campaña, prometerá lo que sea con el fin de ganar votos. Estas promesas podrán ser irreales, poco prácticas, sin fundamento, sin un sustento financiero o simplemente basadas en buenos deseos y este es el caso del programa de salud de Claudia Sheinbaum.

Son muchos los puntos analizar, y es por ello que en esta columna hablaré de mi favorito: el abasto (desabasto) de medicamentos. Como lo he repetido desde hace cinco años (escribí un libro al respecto), el sistema de abasto de insumos para la salud fue destruido por motivos meramente ideológicos y buscando ahorros que nunca llegaron. El pretexto de la corrupción simplemente quedó destruido cuando, a seis meses de terminar este gobierno, no hay una sola carpeta de investigación en proceso, ni una sola persona acusada formalmente y, mucho menos, nadie en prisión por los supuestos malos manejos del sistema de compras.

Como conclusión, México se encuentra en la peor crisis de salud de su historia, y en medio de un desabasto de medicamentos e insumos para la salud, del cual no vemos solución. Para paliar el problema, ambas candidatas presentan ideas; sin embargo, y como lo mencioné, Sheinbaum, solamente hace promesas mientras que Xóchitl, tiene propuestas concretas.

Es curioso como ambos proyectos hacen mención del uso de alternativas para la dispensación; sin embargo, el planteamiento de Sheinbaum se basa en un modelo que llama “farmacias del bienestar”, sin explicar de qué se trata exactamente ni con qué mecanismos se llevaría a cabo. Hay que reconocer, que los antecedentes de este gobierno, del que ella ha prometido continuidad, nos hacen pensar que su solución se basará en instalar nuevos letreros en las farmacias ya existentes en los centros de salud y, si acaso, instalar pequeños dispensarios, pero todo con una nueva marca, un nuevo branding que diga “Farmacia del Bienestar”. 

El suministro de estas farmacias se haría a través del mismo vetusto, obeso y tedioso sistema de adquisiciones y distribución que hoy se encuentra inoperante. De hecho, en un capítulo de su propuesta al que pomposamente se le denominó “gobernanza”, se dice claramente que quien adquirirá y distribuirá los medicamentos en México será Birmex, quien ha demostrado una absoluta incompetencia para esta tarea, reconocida por ellos mismos en el 2022 y utilizando ese elefante blanco que es la “megafarmacia” como su eje logístico.

Cómo lo mencioné, para solucionar el problema del abasto y del acceso a los medicamentos, Sheinbaum no tiene una propuesta sino una simple promesa y, seguramente una promesa de bajo costo, ya que utilizará la infraestructura actual (eso que hoy se llama: farmacia de “la clínica que te corresponde”) con nueva pintura, nuevos letreros y seguramente algunas accesorias de pequeño tamaño distribuidas por toda la República y que operarán como “Farmacias del bienestar”.

Nada nuevo, nada visionario. La continuidad del centralismo, el estatismo y la burocracia actual.

En contraste, el proyecto presentado por el equipo de Xóchitl Gálvez contiene propuestas muy interesantes y novedosas, y donde ya se habla de nuevos mecanismos para la dispensación de los medicamentos a los pacientes. 

Antes de continuar, debo ser honesto y confesar que siento que aún me queda a deber en cuanto a ideas verdaderamente disruptivas y me gustaría aclararle algo a Xóchitl si es que lee esta columna: ella dice que “los medicamentos no deben estar en la ‘megafarmacia’, sino que deben estar en las clínicas”.  Yo no estoy de acuerdo. Los medicamentos deben estar cerca de los pacientes; y esto implica que no deban caminar más de 500 metros para tener acceso a ellos. Lo he dicho en varios foros desde hace tres años: los medicamentos deberían dispensarse en cualquier farmacia de la esquina y ser pagados por el gobierno, como sucede en Europa, Colombia, Costa Rica, y un enorme etcétera.

Aun así, es muy refrescante el escuchar la propuesta de Xóchitl para, utilizando una tarjeta de salud, análoga a la que se utiliza en Europa, Colombia, etc…, los pacientes puedan acudir a cualquier farmacia, en caso de que su medicamento no se encuentre disponible en la mentada farmacia de “la clínica que les corresponde”.

Gálvez va aún más allá: propone abiertamente, que los pacientes con necesidades especiales, reciban los medicamentos en su domicilio. Esta propuesta es verdaderamente plausible. Se está solucionado el problema, poniendo enfrente a los pacientes. El sistema por primera vez trabajaría para los ciudadanos y no los ciudadanos para el sistema.

Ojalá y esta propuesta siga evolucionando para que, como lo ha planteado el equipo de salud de Xóchitl, la colaboración público-privada sea una realidad y los pacientes puedan recibir sus medicamentos, a través de un sistema simple y amistoso, dejando atrás el absurdo y burocrático sistema de dispensación de medicamentos de hace más de 70 años.

Seguiré analizando cada una de las propuestas de una candidata y promesas de la otra en mis siguientes entregas.