El viaje del viaje

“El cuerpo de uno yace en la oscuridad, pesado como el plomo, pero el espíritu parece remontarse y abandonar la choza, y con la velocidad del pensamiento viajar por donde lo desee, en el tiempo y en el espacio, acompañado por el canto de la chamana y por el golpeteo de sus rítmicas percusiones”.

María Sabina

En medio de una exploración de las sustancias psicodélicas, el cineasta Sergio Tovar Velarde filmó su cuarta película Mundos cósmicos, una historia que en la primera capa nos muestra a un hombre de treinta y pico que se cuestiona sobre lo complicado e injusta que es la vida al no darle la oportunidad que anhela en un cuello de botella laboral, en ese conflicto existencial se le ocurre echarse un viaje consumiendo sustancias psicotrópicas más potentes que el café y el alcohol, se va al bosque con su novia y se adentran en un viaje que más allá de llevarles a una ruta de evasión, los adentra en el meollo del asunto. Se convierte en un viaje de revelaciones.

Justo en esa segunda capa me ancle como espectadora, la de las revelaciones, la de tratar de entender a una generación que desde mi punto de vista no se anima a rebasar sus propios límites y en muchas ocasiones se da por vencida al menor tropiezo, de a poco, conforme avanza la historia vislumbre otra realidad, una de muchas variantes. 

En este caso Memo, el protagonista aspira a ser artista pero no lo logra por diversos factores, tiene una madre sobreprotectora que de alguna manera lo desarticula para dar ese paso a la adultez y hacerse responsable de sí mismo y luego se encuentra Valeria, su novia que es como una segunda madre que siempre le resuelve por esa herida de infancia generada por su propia historia familiar, como podemos ver un caldo de cultivo que a más de uno se nos hace conocido por haberlo vivido o estar en el proceso.

Una cinta que entretiene sí, pero también de manera ingeniosa aborda una de las preocupaciones de quienes tienen menos de 40 años y también quienes tienen más y no han encontrado el horizonte para andar con paso firme, por lo que solo viven por vivir. Les prometo que al sentarse en la butaca se van a encontrar con una producción divertida con tintes de humor negro que poco a poco, de manera expansiva, les soltará algunas bombas que más allá de animarse a un viaje en ácidos, les invitará a preguntarse en qué situación se encuentran ustedes o sus más cercanos, que tanto son ambulancias y, como decía mi papá andan recogiendo puro herido, con esa idea de reivindicarse con uno mismo.

Siempre se agradece ver en pantalla a Diana Bracho, también participó Alonso Echánove, Mónica Dionne y César Ramos, personajes que refuerzan esas cargas hacía los personajes más jóvenes, lo que refuerza una de mis enseñanzas con “Mundos cósmicos”, no importa la edad, a veces la vida nos avasalla y de no tener una mayor conciencia de nuestra propia responsabilidad a lo mucho alcanzaremos a hacemos a un lado para que no nos revuelque tanto.  

Mundos cósmicos ya está en cartelera en otra semana de estrenos mexicanos en la cartelera comercial con narrativas diversas. Dejo por acá la charla con Sergio Tovar Velarde, Elisabeth Valdez y Jorge Luis Moreno. 

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