Guerra Civil
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Guerra Civil
Película Guerra Civil. Foto Diamond Films

En la era de internet, a los usuarios de las redes sociales les interesa más saber el contexto de por qué se pelean dos influencers en TikTok que aprender un poco de historia universal para entender de qué tratan las series y películas que consumen. No, no todo en esas historias se le ocurrió a un escritor, y no, no por tener Netflix tú también te puedes convertir en guionista. Primero hay que poner más atención a las clases de historia en la escuela.

Por eso es célebre, poderosa y aún relevante la frase del filósofo George Santayana que dice que “aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Debo admitir que, mientras escribo estas líneas, me da una pereza tremenda tratar de explicar el concepto de “Guerra Civil” a aquellos que no están familiarizados con él, y envidio a otros periodistas, líderes de opinión y escritores que dan por hecho que el lector ya lo sabe todo.

Con el estreno de la película hollywoodense que lleva el mismo nombre, Guerra Civil (Civil War, 2024), me parece que incluso aquellos con un poco más de bagaje cultural relacionarán de inmediato este título con la historia de Estados Unidos, cuando el Norte se enfrentó al Sur en los años 1800, que tratar de encontrar coincidencias con nuestra historia como mexicanos. Pero, ¿qué fue la Revolución sino una sangrienta Guerra Civil?

Sin embargo, la nueva película del director Alex Garland (más conocido por su trabajo en géneros como la ciencia ficción) no es un recuento histórico sino que, precisamente, trata de evocar el pasado para hablar de un posible (o quizá inminente) futuro, donde los desacuerdos entre liberales y conservadores en Estados Unidos podrían volverse tan irreconciliables que otra vez los llevaran a un enfrentamiento armado.

En un contexto como ese, ¿quién tiene la razón? En la Guerra Civil que estalló en 1861, los estadounidenses se enfrentaron por temas como la esclavitud, mientras que uno de los principales motores de la Revolución Mexicana de 1910 fue acabar con la desigualdad social. Oficialmente, la Revolución terminó en 1917 con la promulgación de la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que ya reconocía las garantías sociales y los derechos laborales colectivos. Pero, si analizamos la situación actual de nuestro país, ¿podríamos decir que la Revolución terminó?

No te pierdas: La inmadurez de culpar al diablo

Dicen que la historia la escriben los ganadores, ¿pero quiénes son? Explica Grecia Monroy, Doctora en Literatura Hispánica, en su investigación Ajusticiados políticos en impresos populares mexicanos del periodo revolucionario (1912-1913), que los impresos patibularios de dicho periodo “coinciden en ofrecer una perspectiva hostil a los protagonistas de la Revolución”. Fueron años en que se radicalizó el discurso antirrevolucionario y estos impresos amplificaron la voz de la oposición, que difamó a grupos revolucionarios como los zapatistas en la prensa y en diversos impresos.

En su análisis del libro La reacción mexicana y su exilio durante la Revolución de 1910, de Mario Ramírez Rancaño, la antropóloga Beatriz Cano explica que existen pocos estudios que se refieran al exilio mexicano durante la Revolución, pues la mayoría de los historiadores se han enfocado en las estrategias militares del periodo. Ramírez Rancaño hace un recuento de los principales personajes que salieron del país durante el destierro, que no fue una deportación masiva sino una migración voluntaria para preservar la vida de quienes estuvieron involucrados con el gobierno de Victoriano Huerta.

Y es que, como Cano describe, Venustiano Carranza se propuso perseguir a todos aquellos que habían participado en el golpe de Estado de febrero de 1913, y para ello revivió la ley juarista que castigaba con la pena de muerte a los trastornadores del orden público. Desde el gobierno, pregonó que era justo el castigo para los reaccionarios pues eran explotadores de los obreros y los campesinos.

Algo importante que recordar es que todas las guerras necesitan dinero para la compra de armas, alimentación y salarios de los soldados. En su artículo Cómo se financió la Revolución, de la revista de la Cámara de Periodismo Legislativo, la periodista Juventina Bahena cuenta que, además de las aportaciones voluntarias de los simpatizantes, Carranza recurrió al decomiso y coerción para obtener ganado, metal y dinero, y que las principales víctimas fueron la Iglesia, los extranjeros y los ricos.

¿A poco no está buena esta serie? Cualquier semejanza con la realidad no es coincidencia. La posibilidad de un reacomodo social es algo que sigue poniendo nerviosos a muchos, y quizá sea por esto que una película que enseña cómo se viviría un colapso de tal magnitud es muestra de que hablar de una Guerra Civil en pleno 2024 no suena tan descabellado, sobre todo en tiempos electorales, cuando diversos países vamos a elegir a nuevos líderes que marcarán el rumbo que el mundo tomará en los próximos años.

Pero, hasta en eso, la historia se repite, pues apenas hace 4 años en México vivimos algo similar con el lanzamiento de la película Nuevo orden, del director Michel Franco, una producción que fue tachada de reaccionaria y que sufrió una evidente campaña de desprestigio que, lamentablemente, el director no supo navegar, y sólo por reflexionar sobre un futuro ni-tan-distópico en México, donde el desasosiego social abre paso a un gobierno fascista que impone una dictadura militar.

También en el 2020, los simpatizantes del presidente Trump se sintieron ofendidos y pretendieron censurar una comedia de terror como lo fue The Hunt, que muestra a una sociedad estadounidense polarizada que normaliza las cacerías humanas. Guerra Civil no es una comedia y tampoco es ciencia ficción. Tal como Nuevo orden, pretende ser una reflexión más cercana al realismo, aunque en Estados Unidos tampoco la bajan de propaganda liberal creada por Hollywood en contra de los conservadores.

La tensión entre estas facciones en Estados Unidos sigue tan latente que, en realidad, este tema nunca ha abandonado las pantallas. Antes, con la saga de The Purge y el fenómeno que resultó Joker, o después, con la última trilogía de Halloween y el éxito de series como El juego del calamar y The Last of Us, nos obliga a preguntarnos si la Guerra Civil en Estados Unidos terminó alguna vez.

No te pierdas: Entretenimiento a pie de calle

De hecho, podríamos interpretar el estreno de Guerra Civil como una continuación de ese universo que vimos apenas el año pasado en la película de Julia Roberts, Leave the World Behind (2023), una historia que no les gustó a muchos pero que a todos nos dejó con la sensación de que había una mejor película allá en el horizonte que nos mostraron al final, donde una ciudad colapsa entre tiroteos y explosiones como resultado de la llamada Guerra Cultural, esa otra forma de enfrentamiento ideológico… Pues bien, Guerra Civil es esa película.

BREVES

Del 25 al 28 de abril, Cinépolis presenta la primera edición del Sundance Film Festival CDMX. Se exhibirán 12 títulos internacionales de reciente lanzamiento y te recomendamos que vayas comprando tus boletos.

La plataforma de Max ya tiene disponible en México desde esta semana el tan comentado documental Quiet on Set, que trata sobre los abusos que vivieron varias estrellas infantiles durante su participación en programas de televisión.

*Para más información sobre las películas y series comentadas cada semana, visita mi perfil en Letterboxd.

Síguenos en

Google News
Flipboard