Presidenta

México está por vivir un hecho histórico. El próximo dos de junio dos mujeres compiten por la presidencia en una misma jornada electoral. Quien gane tendrá el enorme compromiso no sólo de orientar a México hacia un mejor futuro sino también de, finalmente, romper el techo de cristal más complejo y difícil para cualquier mujer mexicana: ser la primera presidenta de la república.

Atendiendo el honor de la invitación que recibí por parte de la periodista Yuriria Sierra, redacté para el libro Presidenta: Más de 100 mujeres te escriben mis expectativas que, desde la trinchera como mujer en el sector de las telecomunicaciones y las tecnologías de información y la comunicación (TIC), son requeridas como prioridades de la agenda de gobierno de nuestra próxima jefa de estado.

Aquí te comparto mis propuestas en el texto que titulé: Estamos listos (y la tecnología también):

México está preparado para ser dirigido por una mujer, lo está desde hace décadas, desde el instante en que la sociedad aclamaba ser gobernado por la empatía, la sensibilidad social, la ética, la adaptabilidad, y la fortaleza; desde el minuto en que urgía que sus riendas fueran tomadas por una mujer que calmara la incertidumbre, la violencia, y regresara a México a un estado de derecho.

Nuestra elección por la primera mujer presidenta marca un hito no sólo en términos de igualdad de género, sino también desde una perspectiva tecnológica, ámbito crucial para el progreso y el bienestar de todos desde lo social, lo académico, lo laboral y lo emocional. La presidenta de México debe demostrar una comprensión profunda y en constante actualización sobre las tecnologías emergentes, incluyendo la inteligencia artificial y la digitalización, para su integración en políticas públicas que impulsen la innovación y la competitividad.

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La inclusión digital de todos los mexicanos es prioridad, independientemente del nivel socioeconómico, género, y ubicación geográfica de sus habitantes. La agenda política debe promover de manera decisiva la educación tecnológica, la inclusión de la sociedad en la economía digital, y el fortalecimiento de la democracia, preparando también a las futuras generaciones a vivir en la plenitud de la conectividad, y libres del analfabetismo digital.

La implementación de tecnologías de vigilancia y recolección de datos para la seguridad y el bienestar público, con el respeto a la privacidad y libertades individuales, asegurará que ningún ciudadano vuelva a ser vulnerado ni en la calle, ni en ecosistemas digitales debido a amenazas cibernéticas que ponen en riesgo su salud física y emocional, sobre todo en el caso de las mujeres.

Los programas políticos deben fundamentar la importancia de la educación en ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) para las niñas, desencadenando un efecto dominó que podría reconfigurar el futuro tecnológico del país al garantizar una fuerza laboral más diversa y competente, que conduzca a México a la vanguardia de la revolución digital fomentando el uso de la tecnología desde una perspectiva ética, centrada en la privacidad de datos y el uso responsable de la inteligencia artificial.

México necesita ser encaminado por líderes que entiendan y abracen la tecnología, promoviendo la digitalización de los servicios gubernamentales para mejorar su eficiencia, transparencia y el acceso de todos los ciudadanos a los servicios públicos, creando así un marco legal que además establezca un estándar global en la gestión tecnológica.

Llegó el momento, el liderazgo femenino desde el gobierno va mucho más allá de un cambio político; es una promesa de frescura, construcción de consenso y fortaleza para un México equitativo y sostenible. Una visión que va desde la lucha contra el cambio climático, la mejora de la atención sanitaria y la reducción de la desigualdad para la construcción de una sociedad de alto desarrollo.

Estamos listos. Hoy una mujer promete ser el comienzo de una era en la que la tecnología y la humanidad converjan para crear un México más inclusivo, seguro y próspero.

México espera que así sea.

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