Claudia Sheinbaum necesita la unidad de los mexicanos y ha hecho todo lo posible para no lograrla. La imposición de aranceles es una medida unilateral del gobierno de Donald Trump hacia México y curiosamente en el fondo tiene la misma naturaleza que el golpe al Poder Judicial de la Federación propinado por el Ejecutivo.
Se amenaza y usa la fuerza para embestir, no hay diagnóstico objetivo, tampoco análisis deliberativo serio sobre las consecuencias destructivas del impacto inmediato, simplemente se aplica el garrote para imponer condiciones cargadas de rencor. Se hace porque se puede y ejerce el poder bruto para aplicar una medida radical.
El gobierno morenista tiene una clara doble moral y ahora por necesidad extrema convoca a la unidad nacional ante el vecino que nos agrede. Contra la aplicación de los aranceles convocan al Zócalo para cantarles el himno nacional y exaltar ese patrioterismo inservible que provocará risas en la oficina oval en Washington donde se pretende mover el tablero del mundo con un salvaje a cargo.
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Se promueve el odio para convencer que el enemigo debe ser sometido porque hay intereses superiores. La revisión del T-MEC que regula el libre comercio entre nuestros país, Estados Unidos y Canadá es irrelevante a la luz de lo que tenemos enfrente. ¿No es obvio que la guerra comercial planteada por Trump será contraproducente para los consumidores en aquel país?
Lo de hoy es humillar. Ahora señora Sheinbaum usted siente en carne propia que le apliquen la doctrina del más fuerte, sin embargo no es personal, sólo son negocios como dice el clásico. Lamentablemente no se trata sólo de usted, ya que todo el país y sus vulneradas instituciones van en el paquete. Igual que su antecesor, pierde la oportunidad de convertirse en estadista. Cuando el resentimiento gobierna, se desvirtúa el anhelo de unidad porque no hay autoridad moral para apelar a ella. ¿Qué sigue? ¿Tras su mitin populachero del domingo 9 de marzo un grupo de activistas arengados por su narrativa “en defensa de la soberanía” arremeterá contra los muros de la embajada norteamericana en la Ciudad de México? Luego la clase gobernante amplificará en sus cámaras de resonancia que la defensa ha sido valerosa.
Hasta ahora, el cargo le ha quedado muy grande señora presidenta. Usted misma ha debilitado al Estado mexicano al vulnerar la separación de poderes y traicionar el espíritu republicano de la Constitución. El oficio diplomático está en manos de improvisados, nuestras cartas de negociación son débiles frente a la extorsión que plantea un gobierno dominado por oligarcas radicales de ultraderecha. Se decidió una expulsión de 29 capos del crimen carente de sustento legal para satisfacer el reclamo de un evidente encubrimiento gubernamental hacia el narcotráfico, que ahora es el pretexto perfecto para someternos con represalias comerciales que violan un tratado de libre comercio vigente. El órden jurídico es lo que menos importa allá y aquí.
Se pasó por encima del Poder Judicial de la Federación y bajo el mismo criterio arbitrario ahora el gobierno mexicano padece el karma de su propio modus operandi. Lo que dieron vuelve y los define.
La doctrina del odio marca la agenda, de aquel lado se persiguen trabajadores mexicanos para deportarlos en un festín autoritario, se prohíbe el uso del idioma español como si se tratara de una infección en el espíritu de un país construido por migrantes que ahora los desprecia aunque los necesita. Acá se calumnia al sistema de impartición de justicia, se criminaliza a juzgadores federales con señalamientos generalizados para justificar el despojo de su carrera. Claudia Sheinbaum se queja del mismo patrón de conducta externa que su gobierno ha mostrado para destruir la autonomía judicial en el contexto interno.
El victimario se convierte en víctima bajo la premisa de la fuerza. Trata como quieres que traten, el respeto al Estado de derecho no es un favor sino una convicción democrática progresiva.
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En el mítin del próximo domingo veremos al régimen y sus incondicionales hablándose al espejo, no tienen el apoyo orgánico de diversos sectores del país profundamente lastimados. Hay decenas de millones de mexicanos que no se sienten representados por esa camarilla morenista abusiva, ignorante y corrupta que ahora pide unidad ante un reto que los rebasa. México está dividido y eso no es bueno para nadie.
Un gobierno sin estatura pide comprensión y llama al diálogo que ha sido incapaz de otorgar. Falta inteligencia, generosidad y visión de Estado para entender que la doctrina del odio ha sido el camino equivocado.
EDICTOS
Omar García Harfuch ha tirado a la basura el poco prestigio que le quedaba como uno de los rescatables secretarios del gabinete federal. El 28 de febrero el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana con lujo de cobardía intentó justificar el envío a Estados Unidos de 29 líderes criminales bajo el mentiroso argumento de que se hizo para que juzgadores federales no los liberaran. Así se trató de maquillar lo que fue una evidente ofrenda a Donald Trump para satisfacer su rabia arancelaria. García Harfuch se envolvió en la narrativa falaz, destruyó su credibilidad y avaló la violación de las reglas jurídicas de la extradición. El dislate verbal fue una carambola negativa de varias bandas para el animoso secretario y lo peor es que el espectacular operativo tampoco logró el objetivo de mitigar los efectos de la guerra comercial que nos sacude. Es decir, se inmoló políticamente en vano. Su recriminación fue rechazada por la ministra Norma Piña a través de un pronunciamiento desde el Consejo de la Judicatura Federal y se le emplazó para que en el caso de que tenga pruebas de lo afirmado proceda a presentarlas conforme a derecho. La indignación llegó también hasta la Asociación Mexicana de Juzgadoras que respondió de forma contundente “Ante la denostación de la función jurisdiccional, mediante afirmaciones sin sustento, que en el mejor de los casos consideramos sesgadas, exigimos que se realicen las denuncias correspondientes ante las autoridades competentes a fin de deslindar responsabilidades” señalaron las juezas, magistradas y ministras que la integran. Don Omar exhibió su pequeñez.