Con funciones de ministerio público, la Fiscalía General de la República (FGR) se trata de una de las cinco instituciones con autonomía constitucional que actualmente se encuentran establecidas y configuradas por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), a saber: el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el Banco de México, el Instituto Nacional Electoral, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la propia FGR.
Es de subrayar que de esos cinco entes públicos, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la FGR comparten como rasgo característico que ambas se encuentran encabezadas de manera unipersonal. Desde la academia se ha observado que dicho esquema sujeta a las instituciones correspondientes a mayores riesgos derivados de las presiones políticas y de otros tipos que pueden sufrir las personas que ocupan su titularidad.
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En los últimos días, la FGR ha sido en centro de muchos reflectores en razón de la renuncia presentada por el Dr. Alejandro Gertz Manero, misma que al menos se dio de una manera poco común y en la que, la “causa grave” que dio lugar a la misma, fue poco clara.
El modelo que dio lugar al nacimiento de los Organismos Constitucionales Autónomos como es la FGR, es uno con cuyo diseño se persigue alejar a estas instituciones de los vaivenes políticos que puedan tener un impacto en la esencia técnica que se busca que tengan. Además, los mecanismos indirectos creados para elegir a las personas que los encabezan pretenden privilegiar en todo momento la idoneidad de estas.
Con la renuncia de quien fue el primer titular de esta institución cuya autonomía constitucional fue otorgada en el año 2014, se ha activado un procedimiento detallado por la propia Carta Magna en el que la participación de la Presidencia de la República y de la Cámara de Senadores se encuentra previsto. Al momento de la elaboración del presente texto la presidenta Sheinbaum había enviado una terna integrada por tres mujeres, lo que traerá como consecuencia que por primera vez en la historia de la FGR ésta se encontrará dirigida por una mujer.
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En un entorno en el que los problemas relacionados con la seguridad pública en el país son quizás los que más preocupan a nuestra sociedad, una FGR fortalecida y actuando en una estrecha coordinación con las demás autoridades encargadas de estos temas en los distintos órdenes de gobierno es fundamental.
A propósito de lo anterior, próximamente será publicada en una coedición realizada por la Facultad de Derecho de la UNAM y por la editorial Tirant lo Blanch la obra colectiva intitulada “Fiscalías Autónomas”, misma que fue auspiciada por el Observatorio de Organismos Constitucionales Autónomos y en la que, se puede adelantar, puede comprobarse algunas de las razones por las que el otorgamiento de la autonomía constitucional tanto a la FGR como a diversas fiscalías de entidades federativas, no desembocó invariablemente en un mejoramiento en su desempeño. Entre otras cosas, el mantener intocada su estructura al comparársele con las que generalmente contaban las otrora procuradurías, ha llevado a que el cambio de modelo no haya mejorado la procuración de justicia en diversas latitudes. Asimismo y coincidiendo con lo señalado por la presidenta Sheinbaum, la falta de coordinación entre fiscalías ha sido un obstáculo claro para que los índices de impunidad se mantengan en niveles muy altos y con ello nuestro Estado de derecho en una clara crisis.
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Se precisa de diversas reformas para que, las fiscalías autónomas, verdaderamente lo sean en todo lugar además de la creación de un Sistema Nacional de Procuración de Justicia por virtud del cual la comunicación y coordinación entre fiscalías sea fluida y la conjunción de esfuerzos una realidad en momentos en los que urge.