El divorcio (temporal) entre el poder político y el poder económico

Sábado 14 de junio de 2025

Marco Antonio Zeind Chávez
Marco Antonio Zeind Chávez

Académico de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

X: @antoniozeind

El divorcio (temporal) entre el poder político y el poder económico

Este divorcio entre dos importantes representantes del poder político y del poder económico ha sido por demás traumático, aunque está por verse si será permanente.

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Elon Musk acusó al mandatario Donald Trump de ocultar la ‘lista de Jeffrey Epstein’ porque su nombre aparece en ese listado.

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Foto: EFE

En lo que se ha convertido en una historia digna de ser contada en algún blockbuster, la relación entre Donald Trump y Elon Musk pasa por una profunda crisis que puede haber significado el final de ésta.

Se han escrito muchas cosas sobre esta fórmula que planteaba una relación muy cercana entre el poder político y el poder económico (más de la habitual), entre algunas de ellas, en la opinión de muchas personas era perfectamente previsible este divorcio entre dos personas tan exitosas en los ámbitos en que se desempeñan, como polémicas por los métodos que emplean y muchas de los fines que persiguen.

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Desde un principio, incluir a un empresario de la talla de Musk en el gobierno de Trump, fue considerado algo extraordinario y riesgoso en muchos sentidos. De inicio, el hecho de que el primero haya aportado cantidades récord de dinero a la campaña presidencial del segundo, levantó grandes suspicacias.

Ya en el ejercicio de la función pública, la realidad demostró que esas suspicacias encontraban algún asidero en el estilo personal tanto de Trump como de Musk, encontrando que la línea entre los negocios de ambos y la función que ejercían en el gobierno pudo verse claramente difuminada en algunos momentos.

Por supuesto, la llegada de una persona como Musk al gobierno estadounidense planteó diversas inquietudes, pues fue precisamente como titular del conocido como Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus siglas en inglés), que comenzó a tropezar al toparse con la realidad, hallando que sería desde el propio gabinete de Trump que las reticencias se convertirían prácticamente en insuperables y altamente riesgosas para su permanencia en una dependencia que, en diversos momentos, rompió con las normas y lógicas de una administración pública que guarda profundas diferencias con la administración de cualquiera de las empresas dirigidas por Musk (por grandes que estas puedan ser).

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Desde que el pasado mes de marzo en este mismo espacio realicé un primer análisis sobre los primeros días de existencia del DOGE, nos podíamos percatar de la forma en que esta institución en ciernes estaba siendo utilizada y las serias afectaciones que esto podría traer para el gobierno estadounidense, pues un adelgazamiento de su estructura a esa velocidad y con criterios muy discrecionales, haría que aquel país se encontrara menos preparado para afrontar los retos internos y externos que los años venideros harán llegar.

El último y parece ser definitivo desencuentro entre Trump y Musk se debió a la matización por parte del primero y radicalización por parte del segundo de las acciones tendientes a generar ahorros en los costos de operación del gobierno federal estadounidense. Sin duda, estos vaivenes entre el intento de ahorrar y el choque realidad dejará saldos negativos que desembocarán en un aparato gubernamental más débil y en una pérdida de liderazgo de aquel país en el mundo (es de recordar que también se recortaron gastos relacionados con destinar fondos a diversas iniciativas a nivel mundial).

Así, este divorcio entre dos importantes representantes del poder político y del poder económico ha sido por demás traumático, aunque está por verse si será permanente.

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