La herencia de Eddie Palmieri

Domingo 10 de agosto de 2025

Arturo Ordaz
Arturo Ordaz

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

La herencia de Eddie Palmieri

Palmieri murió este miércoles 6 de agosto a los 88 años de edad.

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Eddie Palmieri demostró que la salsa está llena de pasión.

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Foto: flickr (@JorisMachielse)

Eddie Palmieri ante el piano era magnifico. No importaba si movía sus dedos con gran destreza para los tumbaos o aplastaba todas las teclas con sus antebrazos, la genialidad de este músico neoyorkino revolucionó lo que hoy conocemos como salsa. Su legando no sólo se limita a las bibliotecas de los intelectuales amantes del latin jazz, también permeó en los barrios donde se baila música grabada con bocinas y luces extravagantes sobre las calles.

Palmieri murió este miércoles 6 de agosto a los 88 años de edad. Aunque nació en Nueva York, tuvo ascendencia puertorriqueña y una gran habilidad para la música desde muy niño. En la década de los 60, cuando comenzaba ascenso de la música cubana en Estados Unidos, tuvo el tino de experimentar con el jazz. Lo anterior derivó en que a la charanga le sumara trompetas y trombones, algo que hoy en día es muy característico en la salsa.

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Eddie trabajó con Ismael Quintana, Lalo Rodríguez y Fania All Stars, sin embargo el peso en su trabajo era tal que siempre sobresalió por si solo. Su genialidad lo llevo a convertirse en ser el primer latino en ganar un Grammy, lo cual repitió en 7 ocasiones más.

Su música no sólo demostró que la salsa está llena de pasión y complejidad, también que este ritmo es mucho más amplio de lo que se toca en las fiestas comunes o que se escucha en la radio comercial. Con piezas de más de 7 minutos demostró cómo se puede conjugar la herencia afroantillana con el jazz neoyorkino, un desafío para los odios y aún más para los bailarines.

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Tras su muerte, hay una serie de notas periodísticas que hablan sobre su impacto en la música, mundo artístico e intelectual, pero muy poco se menciona del cariño y respeto que se le tiene en los barrios, donde los sonideros convirtieron sus descargas de 7 minutos en 10, mientras en una rueda los bailadores pasaban en parejas para demostrar sus mejores pasos.

Eddie le dio música de calidad a los trabajadores y comerciantes, a los sectores que desde años han sido duramente estigmatizados por sus gustos musicales y su forma de bailar. Las discotecas nómadas que sonorizan las calles también pregonan música dura como esta, forman melómanos que distan mucho del arquetipo intelectual que usualmente escucha jazz.

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Gracias maestro por demostrar que la salsa es democrática y la puede disfrutar una persona sin importar su raza, condición económica, preferencia sexual o cualquier otro motivo. Gracias por darles con qué bailen en el barrio y también para llenar las colecciones de los que se dicen conocedores pretenciosos.

¡Qué esa descarga se escuche hasta donde esté! Aquí la vamos a bailar.

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