En un mundo en el que la Inteligencia Artificial (IA) ha irrumpido de manera contundente en lo relativo a los cambios que está generando, hoy podemos ver que este fenómeno ha llegado para quedarse y para tener un impacto en una enorme cantidad de ámbitos de la vida no siendo el derecho y todo lo relacionado con él la excepción.
El número de voces que día a día se suman para hablar de la IA desde todos esos ámbitos crecen exponencialmente, por lo que se puede decir que en la actualidad la Humanidad está haciendo conciencia de la importancia que la IA tiene y va a llegar a tener y, afortunadamente, en todas las latitudes ya se está expresando el interés por hablar de ella.
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En el medio jurídico mexicano se ha comenzado a abordar este relevante tema en sus diversas materias, desde el gobierno, desde la academia, desde el sector privado y, en todos los casos, el papel que juega la abogacía en estas discusiones públicas adquirirá una especial relevancia ante la escasa regulación existente y frente a la carencia de una política institucional que procure obtener el consenso imprescindible en asuntos que cruzan una gran diversidad de sectores.
Por invitación de la Asociación Mexicana de Magistradas y Magistrados de Tribunales de Justicia Administrativa A.C. (AMTRIJA), acudí hace unos días a Mérida, Yucatán, al Congreso Nacional de la AMTRIJA que en esta ocasión se intituló “La Inteligencia Artificial aplicada a la Justicia Administrativa”, tema del cual tuve el privilegio de hablar ante más de 150 personas impartidoras de Justicia Administrativa de cada uno de los tribunales de este tipo en las entidades federativas y del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Desde luego, la impartición de justicia relacionada con las controversias en las que las partes son la administración pública y las personas particulares es fundamental en nuestro Estado de derecho y es por ello por lo que, el hecho de que los tribunales dedicados a resolverlas busquen hacerse de las herramientas para ser más eficientes, es una buena noticia.
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En los días actuales el mundo da los primeros pasos para regular a aquella tecnología capaz de realizar tareas que simula ser inteligencia humana a través del razonamiento, el aprendizaje, la percepción y la comprensión del lenguaje: la IA. La delantera tanto en su desarrollo como en su regulación la tienen los Estados Unidos, China y la Unión Europea; siendo que el primero de ellos privilegia a la innovación brindando amplios márgenes de libertad, el segundo busca una intervención estatal muy importante en busca de la seguridad y, la Unión Europea puede considerarse que está en un punto intermedio dando prioridad a la seguridad a partir de parámetros que miden el riesgo de usarla.
Por lo que hace a la impartición de justicia, la IA ya se está utilizando en diversos países y la experiencia vivida ha llevado a concluir que es una herramienta muy útil, aunque en momento alguno sustituye a las personas humanas al momento de dictar resoluciones, pues es precisamente la característica humana de éstas últimas la que las hace las idóneas para resolver controversias.
En lo relacionado con la justicia administrativa la realidad no es diferente, pues el factor humano resulta tan importante como el hecho de allegarse de las herramientas tecnológicas necesarias para que la justicia sea pronta y expedita. En este caso en particular, la utilización de la IA debe invariablemente garantizar el principio de igualdad procesal tan relevante en la materia administrativa (pues al ser una de las partes la administración pública, puede suceder que la persona particular se encuentre en una situación sustancialmente desventajosa).
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Felicidades a la AMTRIJA y al Tribunal de Justicia Administrativa de Yucatán por la excelente organización de un Congreso Nacional en el que se abordó con seriedad la eventual utilización de la IA en aras de mejorar a la justicia administrativa y a la administración pública.