Víctor es doctor en ciencias, es un liberal apasionado del sector energético y de la lucha contra el cambio climático, es vocero de la Plataforma México Clima y Energía y socio de la consultoría especializada Perceptia21 Energía. Twitter: @vicfc7
La transición frenada
Mientras el mundo moderno invierte en eólicas en el mar, en robustecer las líneas de transmisión, en solar fotovoltaico, en parques térmicos para tener energía solar las 24 horas, en desarrollo de hidrógeno para generar electricidad y movilidad, México invierte recursos económicos en comprar una refinería y construir otra.
Mientras el mundo moderno invierte en eólicas en el mar, en robustecer las líneas de transmisión, en solar fotovoltaico, en parques térmicos para tener energía solar las 24 horas, en desarrollo de hidrógeno para generar electricidad y movilidad, México invierte recursos económicos en comprar una refinería y construir otra.
La transición energética es un proceso largo, que la humanidad busca acortar y en el cual se busca disminuir los gases de efecto invernadero (GEI) generados en su mayor parte por la actividad humana libera a la atmósfera. ¿Qué actividades específicas liberan GEI?
Por lo menos en México, y de acuerdo con el inventario nacional de emisiones, las actividades que más GEI generan son el transporte y la industria energética, con el 24 y 25% de las emisiones respectivamente. Entonces, mitigar las emisiones del sector transporte es tan importante como la transición en el sector eléctrico.
Lo del sector eléctrico parece obvio. Se trata de ir supliendo las formas de generación eléctrica por fuentes de energía renovable aunque, temporalmente, se pueden usar combustibles con menos emisiones de GEI y, también tecnologías más eficientes.
Ahora, ¿cómo se pueden mitigar las emisiones del sector trasporte?
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Dejando de usar combustibles fósiles para llevar a cabo el transporte de personas y de mercancías. Se pueden tomar acciones como el uso de medios no motorizados como la bicicleta y los viajes a pie, o fomentar el cambio tecnológico por tecnologías que o generan GEI, como los motores eléctricos o de hidrógeno, que no producen emisiones directas a la atmósfera. Esto deberá ir acompañado de transporte público masivo y limpio para disminuir las emisiones de forma importante, optimización de la logística urbana, asuntos que requieren también de la planeación de las ciudades.
A diferencia del sector eléctrico, que es de rectoría federal, el asunto de movilidad es de competencia estatal, por lo cual la transición en el sector transporte parece ser un asunto de los gobiernos estatales. ¿Por qué digo “parece”? Porque la fuente de energía sigue siendo la misma, el sistema eléctrico nacional, dominado por el gobierno federal.
¿Qué opciones hay para evitar depender del gobierno federal y poder transitar hacia sistemas de transporte limpio?
En el mediano plazo puede hacerse mediante hidrógeno, con la limitante de tener hidrógeno verde (obtenido mediante energía renovable o limpia) como recurso de donde se obtiene. Se puede hacer con sistemas de generación distribuida, que no requieran permisos ni puedan ser bloqueados por la federación, al menos no con bloqueos desde el regulador.
Sin embargo en proyectos más grandes, tendrás problemas regulatorios para llevarse a cabo. Y es que la federación sigue apostando por el pasado y no por el futuro que todos necesitamos.
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Mientras el mundo moderno invierte en eólicas en el mar, en robustecer las líneas de transmisión, en solar fotovoltaico, en parques térmicos para tener energía solar las 24 horas, en desarrollo de hidrógeno para generar electricidad y movilidad, México invierte recursos económicos en comprar una refinería y construir otra e invierte sus recursos legales en evitar que se agregue nueva capacidad de energía limpia y renovable al país y bloquear las inversiones que pueden contribuir a que los mexicanos tengamos energía más limpia y a mejor precio.
México está apostando todo a construir un sistema energético como el de hace 50 años, con lo que ya estamos llegando tarde a la revolución energética que vive el mundo, lo cual significará retrasarnos en competitividad y en generar bienestar para los mexicanos. Porque frenaremos la transición en los dos sectores que más GEI generan. ¿A cambio de qué?
De nada, porque este atraso no generará empleo, no generará riqueza, no mejorará la calidad de vida de los mexicanos, sino que afectará nuestra salud y tampoco no dará mayor seguridad a los mexicanos pues al contrario nos hace vulnerables al cambio climático.
Tal vez lo único a cambio es hacer creer a un retrovisionario y sus corifeos que estamos avanzando hacia el pasado que añoran pero que nunca existió. Y tendremos que pagar por eso el resto de mexicanos y las siguiente generaciones.