Periodista por convicción y formación. Con una trayectoria de 30 años, desarrolló su carrera en distintos medios, entre estos, Worldwide Television News, United Press International y Notimex. Fue corresponsal en Centroamérica, Colombia y EU. Ha realizado coberturas en México y el mundo. Colaboró por 20 años en El Universal. Coautor del libro Haití, Isla Pánico. Twitter: @jlruiz10
La tregua
Una tregua es más que oportuna, necesaria, porque estamos a una rayita de que el país se vaya al barranco y se convierta en un Estado fallido del que nadie se salvaría.
Una tregua es más que oportuna, necesaria, porque estamos a una rayita de que el país se vaya al barranco y se convierta en un Estado fallido del que nadie se salvaría.
En estos tiempos de confrontación inédita nada mejor que un llamado a la paz o por lo menos, a una tregua que nos permita un respiro para encarar con inteligencia a ese monstruo de las mil cabezas llamado violencia. En todos los frentes y a todos los niveles, el fuego de ésta parece incinerar sociedades enteras y la de aquí arde profusamente, aunque se diga lo contrario.
Las cifras son contundentes, ya que decir que en México se registraron casi 46 mil homicidios de enero a noviembre de este agonizante 2022, revela el grado de descomposición por el que estamos atravesando. ¡Por favor!, hay que parar esta vorágine que está desangrando al país.
Solo el pensar que casi 28 mil 500 mexicanos fueron asesinados en 11 meses es para poner los pelos de punta, y si además, se suman 878 feminicidios, pues como dijimos al principio, la cosa está que arde. Y conste que estas son cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Sabemos que también se vive un estado de conmoción por las agresiones a periodistas en México, y es que el país, de acuerdo con la organización Artículo 19, concentra el 20 por ciento de los asesinatos a estos profesionales de la información a nivel mundial. En otras palabras, es el más peligroso para ejercer el periodismo en todo el planeta.
Si quieren el dato más claro, en todo lo que va de este gobierno, han asesinado a 37 periodistas en distintas regiones del territorio nacional por ejercer su trabajo. Ahí está otra tragedia: por tercer año consecutivo, México se sitúa en el lugar 179 de 180 en el indicador de seguridad para estos profesionales. Pues viéndolo así, ya no hay para donde hacerse.
Obviamente no se le puede pedir a un delincuente o a un criminal una tregua, porque la razón no es parte de su naturaleza, lo suyo es delinquir sin consideración alguna y ese es su estilo de vida. Pero sí le podemos exigir a nuestros gobernantes dejar la confrontación como una forma de hacer política pública.
Y si no, vámonos a los hechos. Desde Palacio Nacional se azuza a unos contra otros, lo que promueve y facilita la violencia, y en respuesta, el tono beligerante de los opositores, que con razón o no, también encienden el ambiente político y social.
¡Ya párenle!, desde chicos a grandes están listos para sacar el arma letal de las palabras cuando son mal utilizadas o cuando algo no les parece. Desde el púlpito o la tribuna las palabras adquieren mayor poder, ya lo vimos en un caso específico, cuando se insinuó que el ataque al periodista Ciro Gómez Leyva, pudo haber sido un autoatentado orquestado por los conservadores para afectar a quien gobierna este país. Si no lo hubiéramos escuchado creeríamos que se trataba de un mal chiste de borrachos de cantina.
¡Caray!, se termina el año y son momentos de recogimiento, de reflexión, de paz, de reconciliación, para dar paso a mejores tiempos y que México se encauce hacia un futuro más promisorio, el que se merece su gente.
Hagámoslo, una tregua es más que oportuna, necesaria, porque estamos a una rayita de que el país se vaya al barranco y se convierta en un Estado fallido del que nadie se salvaría. El momento está aquí, y si no actuamos cada quien desde su trinchera para serenar nuestro México no habrá un mañana, no digamos un futuro. Por eso más que nunca es bienvenida una tregua.