Las razones para abstenerse de votar

Jueves 22 de mayo de 2025

Enrique Rodríguez
Enrique Rodríguez

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

X: @jenroma27

Las razones para abstenerse de votar

La elección que viene es todo menos un ejercicio democrático, se nos invita a participar en la aniquilación del equilibrio entre poderes y a escribir el epitafio de la Suprema Corte.

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La elección que viene es todo menos un ejercicio democrático.

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Ilustración: Majito Vázquez/La-Lista.

A pesar del título del texto, no pretendo que el tema se sume a la tendencia del maniqueísmo. Sólo expresaré diversos elementos que considero indispensables para una mejor decisión frente a una situación de vital trascendencia que impactará negativamente no sólo a esta generación, sino también a la de nuestros hijos.

Hace algunas semanas externé a través de esta columna la elección judicial tiene como antecedente la destrucción de la autonomía, profesionalización e independencia del Poder Judicial de la Federación. Había resuelto ir a la casilla para anular las boletas con leyendas de protesta y dar cuenta de esto en redes sociales. He cambiado de opinión, doy las razones en la víspera teniendo claro que mi escenario personal es irrelevante, pero coincide con el dilema que enfrentan en estos días algunas personas a las que agradezco la deferencia de leerme.

Considero que la abstención es la mejor forma de expresar solidaridad con los jueces, magistrados y ministros honestos que han sido congruentes con la institución y son víctimas del exterminio profesional. Es el recurso más honorable para visibilizar el atropello que representa la conclusión anticipada de cientos de carreras valiosas que garantizaban profesionalismo en la impartición de justicia. Las condiciones bajo las que se realizará el proceso no permiten establecer, ni siquiera que los votos anulados dejen de considerarse para abultar un ficticio resultado.

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“El nuevo Poder Judicial” como le llaman sus promotores, es la validación de la calumnia para destruir al único contrapeso que fijaba límites contra el abuso del régimen político que no está dispuesto a que se cuestionen sus imposiciones. Les urge legitimar un golpe más contra la democracia, para eso necesitan votos, hasta los de protesta que serían tergiversados para una elección cuyo resultado ya se decidió en en los escritorios del régimen que avasalla antes de escuchar, razonar y tolerar el disenso.

El tema merece diversas reflexiones, con mayor razón cuando los mensajes en campaña se basan en trivialidades y premisas falsas. Cada ciudadano que acuda a votar enfrentará un laberinto bizarro que es imposible decantar responsablemente, no hay elementos para propiciar un voto informado en un proceso dominado por la opacidad y el populismo judicial.

Se les pide a los electores que convaliden en 6 boletas confusas a los aspirantes impuestos por los autores de la falacia. Es todo, menos un ejercicio democrático, se pretende encubrir la aniquilación del equilibrio entre poderes con la apariencia de una jornada cívica, se nos invita a escribir el epitafio de la Suprema Corte de Justicia.

Un juzgador no debe ser un quedabien, tampoco el bufón que busca popularidad donde lo indispensable es un riguroso perfil jurídico, imparcial y ajeno a los intereses que contaminan el criterio autónomo. Los jueces sólo deberían obedecer las premisas democráticas de nuestra Constitución, pero hasta esa aspiración nos han arrebatado. Este INE devaluado nos ofrece un galimatías que lleva implícita la desorientación, se invita a votar por cientos de personajes oscuros guiados por sus ocurrencias en un degradante espectáculo que lleva la intención de difuminar la obediencia que deberán a sus patrocinadores.

El dilema principal no son propiamente los candidatos, sino quienes los impusieron en las boletas para burlar la coherencia. Dentro de 10 días nuestro país estará dando un salto al precipicio de la incertidumbre jurídica, un despropósito catastrófico que tardaremos décadas en revertir, razones contundentes para esquivar el artificio que tendrá verificativo el primer domingo de junio. En México hasta lo que era un deber cívico ha sido desfigurado por la reforma judicial.

Con afán sintético les ofrezco 6 puntos que no se dicen en la intensa campaña desplegada en radio y televisión por quienes convocan a validar el atropello institucional más grave del primer cuarto del siglo XXI en México.

  1. La premisa original que impulsó la reforma judicial no se elaboró con un diagnóstico serio, exhaustivo y real. Sólo se descalificó el trabajo del Poder Judicial a través de las difamaciones de Andrés Manuel López Obrador.
  1. La reforma planteada por el obradorato y avalada por Claudia Sheinbaum que pasa por la elección de juzgadores federales no resuelve los retos del sistema de impartición de justicia. Es decir, la situación no mejorará, sólo se agravará.
  2. Estamos frente al proceso electoral que marcará el principio del fin de la autoridad electoral independiente y confiable, lo que significa una regresión de 3 décadas.
  1. La mecánica de la elección carece de garantías de imparcialidad y credibilidad. No se inutilizarán las boletas sobrantes (la gran mayoría, previendo una jornada con participación marginal). La cadena de custodia de los resultados en las urnas estará rota, ya que no existen los controles elementales de transparencia y vigilancia de los paquetes. El resultado será el nos quieran anunciar desde la oficina de Guadalupe Taddei.
  1. Será un proceso sin garantías judiciales con una Sala Superior del Tribunal Electoral que tiene la consigna de avalar el engaño a través del mayoriteo de Felipe de la Mata, Mónica Soto y Felipe Fuentes Barrera. Este trío ha sido consistente en su actitud tendenciosa a favor del régimen gobernante que les garantizó permanencia en ese órgano jurisdiccional.
  1. El más grave en sus efectos destructivos es el propósito consumado de liquidar a la Corte autónoma, despedir a los ministros coherentes e imponer en su presidencia a una togada títere. El Tribunal Constitucional de México habrá desaparecido.

Termino con esta cita de John Locke que nos recuerda la magnitud del colapso institucional que se avecina para deteriorar nuestras alternativas de defensa ante la arbitrariedad. “El fin de la ley, no es abolir o restringir, sino conservar y extender la libertad”.
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EDICTOS

La ejecución de los 2 funcionarios más cercanos a la jefa de gobierno de la Ciudad de México es una coyuntura inédita que estremece al gobierno federal antes que a la propia oficina de Clara Brugada. La planificación del crimen lleva cálculo político y mediático porque es una auténtica carambola fríamente diseñada. La selección de las víctimas, el modo, la hora y el día del cobarde doble homicidio provocan un efecto imposible de no politizar a la luz de los antecedentes de complacencia del sexenio anterior en que se apapachó al crimen organizado desde la presidencia. El cinismo irresponsable de AMLO alimentó al monstruo, ahora Claudia Sheinbaum y Morena enfrentan un “boomerang” que los rebasa, amenaza y acorrala. ¿Tras la brutal sacudida seguirán asumiendo que el remedio son los abrazos que para efectos significan complicidad? Ximena Guzmán Cuevas y José Muñoz merecen algo más que condolencias para sus deudos, las promesas de justicia al bote pronto son insuficientes ante la necesidad de un golpe de timón que permita rectificar el rumbo. “No se puede razonar con un tigre cuando tienes la cabeza en sus fauces” refiere aquella frase que se atribuyó a Churchill para justificar su resistencia contra Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

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