Los perros amenazados por el crimen organizado
Zona de silencio

Periodista especializado en crimen organizado y seguridad pública. Ganador del Premio Periodismo Judicial y el Premio Género y Justicia. Guionista del documental "Una Jauría Llamada Ernesto" y convencido de que la paz de las calles se consigue pacificando las prisiones.

X: @oscarbalmen

Los perros amenazados por el crimen organizado Los perros amenazados por el crimen organizado
En México, ni los perros están seguros con el crimen organizado. Foto: Gobierno de México/Guardia Nacional

La amenaza de muerte para uno de los agentes antinarcóticos más efectivos de la Guardia Nacional desplegado en Chiapas llegó por una llamada anónima. Eran las 16:28 horas de un miércoles de julio pasado cuando una voz cavernosa anunció al personal del cuartel de Tapachula, situado en el camino a La Pita, que la cabeza de uno de sus compañeros más queridos ya tenía precio en el mercado negro.

El informante aseguró que un grupo de pistoleros habían recibido 300 mil pesos para matar al agente Pe —su nombre real ha sido omitido a petición de la fuente— en las próximas semanas. Le tirarían a distancia, en plena vía pública, y con un calibre tan robusto para su cuerpo que nadie podría salvarlo, aunque corrieran al hospital.

“No está bien, porque él es inocente. Mejor sáquenlo a la chingada de Tapachula o lo van a tener que hacer polvo”, dijo, antes de colgar, con una mezcla de culpa y miedo en la voz.

Quien recibió la llamada —la fuente de esta historia contada por correo electrónico— alertó de inmediato al compañero más cercano a Pe, el que lo conoce como nadie. Y él, al recibir la noticia, no podía creerlo. Debía ser una broma de mal gusto, pensó. Pero tras el pasmo entendió la gravedad de esa llamada y pidió hablar con su inspector para pedirle un consejo: ¿cómo se le explica a un perro que el crimen organizado lo quiere matar?

Pe es uno de los binomios caninos de la Guardia Nacional desplegados actualmente en Tapachula, entrenado para detectar paquetes con droga que están ocultos en compartimentos secretos de autobuses que diario cruzan la frontera sur. Un belga malinois de cinco años que desde cachorro ha sido entrenado para indicar con la cola cuando encuentra narcóticos. Un juego para él es un descalabro para las células del Cártel de Sinaloa y Cártel Jalisco Nueva Generación que operan en Chiapas.

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Una amenaza de muerte llegó al cuartel de la Guardia Nacional en Tapachula: “La cabeza de uno de sus agentes más queridos ya tiene precio”. ¿Cómo se le explica a un perro que el crimen organizado quiere asesinarlo? Foto: Envato Elements

Pe es un problema para esos narcotraficantes. No sabe de sobornos, de acuerdos políticos o del miedo a una AK-47. Es incorruptible, incansable e intrépido. No lo motiva el dinero, el prestigio o el poder, sino un pequeño trozo de carnaza, una caricia en la cabeza y el tono dulzón en la voz de su binomio humano cada vez que hace un hallazgo que enfurece al crimen organizado.

Desde hace un mes, Pe tiene medidas cautelares. Nadie más que su mejor amigo de dos patas puede darle de comer para evitar que sea envenenado. Nadie más puede servirle agua fresca. Duermen juntos, comen juntos, descansan juntos. Si Pe sale a trabajar, lo hace con un chaleco táctico hecho a la medida y se le transporta hasta el retén en un vehículo blindado con agentes armados que lo cuidan como si fuera uno de ellos. Cuando olfatea, dos agentes lo escoltan cuidándole el lomo.

Hasta 2023, la Compañía Canina de la Guardia Nacional contabilizó a 177 perros —126 en las listas nacionales y 51 en las coordinaciones estatales— como sus agentes listos para tareas complejas como la detección de armas, droga o dinero en efectivo. Algunos están tan entrenados que también pueden detectar cadáveres, explosivos y hasta balas.

Al menos un tercio, dice la fuente, están en territorios rojos, donde el crimen organizado “halconea” a agentes humanos y caninos. Pe no es el único amenazado: saben de, al menos, otros 60 que están en la mira de sicarios de Baja California, Zacatecas, Guanajuato, Tamaulipas, Guerrero y Chiapas.

En México, ni los perros están seguros.

GRITO. “Los perros son víctimas y soldados de una locura planetaria que para ellos sigue siendo lo que ha sido siempre: una prueba de fidelidad a modo de juego”, escribió el periodista Roberto Saviano.

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