¿Qué hacen los países que compran vacunas de más como Estados Unidos?
Estados Unidos tiene compradas 1,110 millones de dosis para una población de 330 millones de habitantes. Una de las opciones sería la donación a otros países, ¿estaremos en su generosa lista?
Estados Unidos tiene compradas 1,110 millones de dosis para una población de 330 millones de habitantes. Una de las opciones sería la donación a otros países, ¿estaremos en su generosa lista?
“A ver, véndame 300 millones de dosis de la vacuna de Moderna, más otras 300 millones de la Pfizer; agregue 300 millones de aquella otra, de la de AstraZeneca; ya que está le encargo 110 millones de dosis de la vacuna de Novavax y, porqué no, unas 100 millones de la de Johnson & Johnson”. Así podría haber sido el pedido de compra de vacunas contra Covid-19 del cliente Estados Unidos. A la fecha el país (mucho más transparente en el volumen y marcas en las que han invertido) tiene reservas por 1,110 millones de dosis de vacunas.
Teniendo en cuenta que en muchos de estos productos la inoculación requiere de dos dosis, alcanzarían de sobra para vacunar a los 350 millones de habitantes del país. Pero en realidad solo pueden ser vacunados los mayores de 16 años, con lo cual el número se reduce a 250 millones de personas y muchos de ellos (el porcentaje más alto entre los países desarrollados) además elegirán no vacunarse.
Mucho de este enorme volumen de vacunas formaron parte del Operation Warp Speed de Donald Trump donde su gobierno soltó fuertes sumas de dinero a la mayoría de los laboratorios y sus proveedores para acelerar el desarrollo y producción de los productos.
Pero, como sea, a EU le sobran casi dos terceras partes de las vacunas reservadas hasta la fecha.
Según el Dave Lawler del sitio de análisis AXIOS, ahora que EU también controla una gran parte del suministro mundial de vacunas (sin ir más lejos concentra 48% del total de las ventas de Moderna), La Casa Blanca eventualmente donará dosis que le sobren a otros países. Una especie de geopolítica de la salud.
Mientras trata de convencer a las comunidades ‘anti vacunas’ de que sí deben inmunizarse por el bien general, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, declaró ayer que “desarrollará un marco para suministrar dosis excedentes, incluso a través de la organización COVAX“.
Prácticamente todos los países del mundo suscribieron al proyecto a COVAX, una plataforma donde todos aportan para apoyar con compras masivas que sirvan para entregar vacunas sin costo a países en vías de desarrollo y alta vulnerabilidad. Prácticamente todos menos Estados Unidos y Rusia, ya que al ser un proyecto de la Organización Mundial de la Salud (OSM), Donald Trump no quiso sumarse. Pero Joe Biden, en su cruzada de ‘ir al revés del ex presidente’ sí dejó entrever que se sumaría a esta plataforma.
De hecho hay muchos países en vías de desarrollo que solo tienen esperanzas o cuentan con las vacunas que le done este mecanismo.
Si bien es cierto que de todas las compras que EU ha hecho a diferentes marcas, hasta ahora solo la FDA ha aprobado a dos vacunas, esperan que en pocas semanas todas hayan pasado el filtro de su agencia de seguridad.
Mientras EU hace cuentas y revisa con cuántas vacunas se queda de reserva en su territorio y cuantas dona (y a quienes) ya, tanto India como China están haciendo donaciones bilaterales a otros países (¿Les suena el embarque que recibimos este fin de semana en México?). Y en el caso de Rusia (con su famosa Sputnik V) está vendiendo grandes dotaciones a países con pocos recursos con financiamiento del propio gobierno de Vladimir Putin.
La semana pasada, el famoso Dr. Anthony Fauci dijo que las variantes emergentes de COVID-19 obligan a distribuir las vacunas de manera eficiente en todo el mundo para realmente controlar la pandemia y Estados Unidos “será parte de ese proceso”, dijo. Pero aún no está claro cuál será su verdadero papel y la lógica detrás de esta nueva geopolítica de agujas y jeringas.