Se va la Suprema Corte, llega la de cuarta

Jueves 26 de junio de 2025

Enrique Rodríguez
Enrique Rodríguez

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

X: @jenroma27

Se va la Suprema Corte, llega la de cuarta

Viene un tribunal de destogados carente de juristas que no entiende la naturaleza del Poder que representa.

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Foto: SCJN.

Nuestro país vuelve a una era oscura para la impartición de justicia, en pleno siglo XXI está de regreso la hegemonía del régimen político dominante sobre el Poder Judicial de la Federación que transitó durante muchas décadas en las sombras del presidencialismo que todo lo controlaba. Esa Corte en la que participaron algunos grandes juristas de otras épocas hacia un trabajo profesional, sin embargo nunca tuvo la jerarquía de un Tribunal Constitucional y tampoco fue para la República un contrapeso real ante el régimen dominante encabezado por el partido único, en esos años el PRI.

Vale la pena recordar esa etapa, porque sólo así es posible reconocer lo que se logró en 1995 y lo que perdimos 30 años después.

Se va una Corte Suprema, que pierde ese apellido para dar paso a un tribunal de incondicionales de cuarta, en el que no hay juristas que reconocer o admirar. Quienes llegan y algunas que se mantienen, ya dibujan el panorama que vendrá en septiembre con el inicio de esta etapa de opacidad y docilidad ante el presidencialismo más populista que haya visto México desde los tiempos de Luis Echeverría o José López Portillo. Ha quedado destruida la democracia constitucional labrada en 30 años con las luces que aportaron personajes emblemáticos de esa época como Juan Díaz Romero, José de Jesús Gudiño Pelayo, Humberto Román Palacios, Juventino Castro y Castro, Guillermo Ortiz Mayagoitia, Juan Silva Meza, Margarita Luna Ramos, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Mariano Azuela, José Ramón Cossío, Javier Laynez, Margarita Ríos Farjat, Alfredo Gutierrez Ortiz Mena o Juan Luis González Alcántara Carrancá.

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Ministros que con perfiles distintos e incluso antagónicos, fueron dignos portadores de la toga al privilegiar la construcción de una institución que con pluralidad se erigió como auténtico eje de contraste ante el Ejecutivo para hacer respetar la Constitución. Tres décadas en las que se apostó por la transparencia, la creación de un canal de televisión que fue referente mundial de vanguardia para hacer más accesibles las resoluciones de los juzgadores federales.

Eso quedó atrás, viene el experimento de un tribunal designado por quienes fraguaron la reforma que los hace llegar bajo la apariencia de una elección que no cubrió esa formalidad, conforme a los criterios de claridad, imparcialidad y veracidad frente a la ciudadanía que vio cómo circularon acordeones con un histórico abstencionismo del 87%.

En estas circunstancias ¿quiénes podrían esperar independencia y autonomía? Eso se acabó, junto con la carrera judicial y el profesionalismo que tanto distinguió a la justicia federal sobre los tribunales de justicia estatales dominados por los gobernadores en turno, dónde la objetividad judicial ya ni siquiera alcanza a ser una lejana aspiración.

Los que llegan preparan el abordaje para encabezar un Poder que no entienden y tampoco asumirán con dignidad al ser parte del problema y jamás de las soluciones que se requieren para un sistema de justicia debilitado que no hará del nuestro un mejor país.

Con previas grillas entre Lenia Batres y Hugo Aguilar Ortiz en su disputa por la presidencia de esta etapa, llegaron a su primera reunión los integrantes de la Corte “del bienestar”. En un hotel por los rumbos de la avenida más bella de la Ciudad de México, el lunes 23 de junio los 9 tuvieron su primera plenaria no formal antes de la protesta al cargo y de abolir el uso de la investidura negra que distinguió a sus antecesores.

Acordaron que uno de sus actos iniciales después de asumir será la designación de los 3 integrantes del órgano de administración que reemplazará al Consejo de la Judicatura Federal, una estructura que tendrá a cargo el ejercicio del presupuesto para todos los órganos jurisdiccionales en el territorio nacional, el auténtico poder tras el trono en la Corte. Se sabe que el grupo afín a Arturo Zaldívar dará la batalla para intentar colocar en esas posiciones a sus incondicionales, ya veremos si don Hugo Aguilar admite recomendaciones de viejos conocidos que despacharon abusivamente en el piso 14 de lo que fue la Judicatura en la presidencia del queretano.

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Otro aspectos tocados en la junta de los destogados fueron los relativos a la transición, las cuotas de nombramientos en las áreas administrativas de Pino Suárez 2, oficinas a desaparecer, liquidación de personal que no corresponde a sus grupos incondicionales y funcionamiento del pleno ya sin las 2 salas que vinieron trabajando en los últimos 30 años. Muchos temas previos para resolver antes del 1 de septiembre que ameritarán varias reuniones en lo oscurito en los meses de julio y agosto.

Se viene el último periodo de receso de la Suprema Corte, durante la segunda quincena de julio y la recta final del mes previo al cambio de estafeta en la que los salientes se limitarán a revisar las entregas de sus oficinas y cuidar los últimos detalles del fin anticipado de su encomienda.

Triste final para ese Tribunal Constitucional que dio luces a la justicia profesional y que con los claroscuros naturales a toda actividad humana, dejó pendiente siempre, una mayor cercanía nunca consolidada para atender con mayor eficacia a los justiciables que buscaron su amparo con inmediatez. Justo el punto de partida de ese populismo que ahora ofrece transformaciones mágicas que no llegarán y vulneran el corazón de esta República que se nos fue de las manos.

EDICTOS

Vaya berrinche que propició el abucheo sufrido por el senil consejero Bernardo Bátiz, ungido ahora como cabeza del tribunal inquisidor que aplicará disciplina a los juzgadores federales desvestidos de autonomía. Aquí les va una cronología de eventos curiosos: Tras las recriminaciones a Batiz con el calificativo de traidor del 10 de junio en un evento con juzgadores salientes, al día siguiente en la sesión de pleno del Consejo de la Judicatura Federal, todavía encabezado por Norma Piña, una enfurecida Verónica de Gyvés reclamó a la ministra no haber llamado al orden a los inconformes, ni tampoco regañarlos por las expresiones de justificado enfado. La señora esposa del emproblemado magistrado Rafael Guerra, que sigue sin resolver el paro de 1 mes en su coto del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, puso un dardo de veneno en esa sesión con su negativa a votar los asuntos enlistados a pesar de estar presente. Cuando le recordaron que era su obligación expresarse en la decisión del pleno, anticipó de mala gana que votaría todo en contra. Así me lo confió alguien que presenció el desplante infantil. Sólo una probadita de lo que vendrá en el tribunal de disciplina cuando alguien se atreva a disentir en el regreso de Torquemada.

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