Ya se vio.
El 6 de abril pasado pudo verse a Claudia Sheinbaum como centro de un mitin, mientras Andrés Manuel López Obrador (AMLO) jugaba béisbol.
Veamos a los asistentes, el discurso y la campaña.
Primero habla Miguel Torruco, hijo del actual secretario de Turismo.
Después, Epigmenio Ibarra, estratega clave del gobierno de AMLO.
Luego, la emoción: un fragmento del documental dirigido por Epigmenio, donde al principio AMLO dice: “a Palacio o a La chingada”. En referencia al rumbo que tenía su proyecto político que, de fracasar, él decía que se iría a su rancho, como ahora dice que lo hará en 2024.
Termina el video. “Un aplauso para nuestro presidente”, dice la oradora. En la pantalla, el hashtag #QueSigaAMLO para promover la consulta del 10 de abril en los últimos minutos antes de la veda.
Para entonces aún estaba por verse cuántos saldrían a votar en la revocación de mandato. Salieron en total más de 16 millones de mexicanos. Para los pro AMLO, un éxito. Para la oposición, un fracaso.
Regresando al mitin, veamos el templete.
Ahí están:
-El papá de Checo Pérez (que quiere competir por el gobierno de Jalisco)
-Dolores Padierna (que perdió la alcaldía frente a Sandra Cuevas y Ricardo Monreal)
-Martí Batres (el número dos de la jefatura de Gobierno)
-Luisa María Alcalde
-Clara Brugada
-Citlalli Hernández
-Leticia Quezada
-Francisco Chíguil
-Elizabeth Mateos
Y más.
Flanqueando a la jefa de Gobierno: Jesús Ramírez Cuevas y Mario Delgado. ¿Así o más claro?
Delgado, en su discurso, convoca a “la movilización permanente”. Es decir que la de este 6 de abril es la primera de muchas otras manifestaciones.
Comienzan a silbarle a Delgado desde el público y mejor termina su discurso. Aplausos.
Habla ahora la doctora Sheinbaum. Viste un huipil rojo, colorido.
Se escucha, poco, el grito ya escuchado anteriormente: “presidenta, presidenta”.
“Estoy aquí como ciudadana, pero también como jefa de Gobierno”, advierte.
“Fui electa de la mano de nuestro presidente”. Dos manos que cada vez se estrechan más.
Casi al final de su discurso, Sheinbaum pide que “levanten la mano” quienes estén de acuerdo con votar (¿o botar?) a los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE). Casi todos levantan la mano. Se afilan los cuchillos.
La campaña está en marcha, con una “cargada” parecida a la de sexenios priistas. Aún no se sabe qué pasará con Marcelo Ebrard o con Ricardo Monreal.
Por lo pronto, la fuerza de Sheinbaum intentan medirla con esta plaza casi llena, como se medía en su momento la popularidad de Andrés Manuel López Obrador. Pero su problema es justo ese: ella no es AMLO. Y se nota.
Más que de personalidades, hablemos de números:
En las elecciones de 2021, Morena obtuvo (en coalición con el PT) un total de un millón 542 mil 527 votos.
En la revocación de mandato, el partido en el poder sumó un millón 325 mil 503 votos a favor de que siga AMLO.
Al día siguiente de la consulta, Sheinbaum dijo que estos números probaban que la Ciudad de México era una ciudad obradorista.
Pero si vemos los números de las elecciones 2021, entenderemos que la ciudad –el mejor espejo del país– está profundamente dividida y polarizada.
Espejos rotos:
Se desmorona el gobierno de Samuel García en Nuevo León, al menos en imagen. Queda claro que no se puede gobernar seis años con una estrategia de Instagram.