Teuchitlán

Viernes 21 de marzo de 2025

Marco Antonio Zeind Chávez
Marco Antonio Zeind Chávez

Académico de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

X: @antoniozeind

Teuchitlán

El hoy tristemente célebre rancho Izaguirre, ha sido conocido a nivel internacional en los últimos días por haberse tratado durante varios años de un campo de adiestramiento y exterminio.

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Teuchitlán es en este momento lo que un día fue San Fernando y lo que en otro momento fue Ayotzinapa.

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EFE.

De acuerdo con el gobierno de Jalisco, Teuchitlán es un municipio de la región valles cuyo nombre su interpreta como “lugar dedicado a la divinidad”, “lugar del dios Tenoch” o “lugar dedicado al Dios reverenciado”. Este municipio que colinda con algunos de los más importantes y turísticos de este estado se caracteriza por dedicarse a las actividades primarias, contar con un sitio arqueológico denominado “Los Guachimontones” y, lamentablemente, por ser el epicentro de una de las páginas más vergonzantes y atroces en la historia de nuestro país.

El hoy tristemente célebre rancho Izaguirre, ha sido conocido a nivel internacional en los últimos días por haberse tratado durante varios años de un campo de adiestramiento y exterminio de la delincuencia organizada. Ahí han sido halladas de manera reciente diversas pruebas del imperio que algunas de estas organizaciones han establecido en partes importantes del territorio nacional en donde no solo han desafiado a las autoridades, sino a toda la sociedad.

A pesar de que el rancho Izaguirre fue allanado por la Guardia Nacional hace aproximadamente 6 meses y de que a partir de esos días la Fiscalía del Estado de Jalisco siguió investigando y señaló no haber encontrado más nada, pudimos conocer hace apenas unos días lo que en realidad era ese lugar. Fue la insistencia por parte de grupos de buscadores lo que llevó a toda la sociedad mexicana a saberlo, pues ninguna autoridad de ningún orden de gobierno lo dio a conocer durante prácticamente medio año.

Son diversas las escalofriantes imágenes que se han difundido sobre este lugar y lo que pudo haber sucedido ahí, así como también son varios los testimonios por parte de personas que de alguna manera tenían conocimiento de ello. Sin embargo, seguramente lo que podamos imaginar es en realidad una parte de todo.

Teuchitlán es en este momento lo que un día fue San Fernando y lo que en otro momento fue Ayotzinapa: el lugar donde padres, madres, hijos e hijas de una gran cantidad de personas desaparecidas alimentan la esperanza de encontrarlas con o sin vida, y una prueba más de la incapacidad del Estado mexicano de establecerse e imponerse en esa porción territorial sobre la que se encuentra asentado. En los días actuales es claro que el monopolio del uso de la fuerza que tradicionalmente atribuimos al Estado no es una realidad en nuestro país y, ciertamente, ese uso de la fuerza es ejercido por verdaderos factores reales de poder que a través de los años se han vuelto más influyentes.

Resulta inaudito que en un país con las atrocidades de las que es núcleo el nuestro, no exista ni en las personas gobernantes ni en las personas gobernadas una reflexión profunda sobre lo que estamos haciendo con él y, en cambio, cuestiones cosméticas sean las que generen álgidos debates y que se siga privilegiando desde todos los ámbitos la polarización que en los días actuales padecemos y gracias a la cual seguimos distrayendo atención y recursos en cuestiones más bien banales.

Las alarmas internas y las que vienen desde el exterior siguen sonando, mientras nosotros seguimos pensando que nuestro país puede seguir siendo viable a pesar de nosotros mismos.