Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo.
Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.
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Vacunación sin rumbo
México llega muy tarde a la vacunación para menores y no olvidemos que se han utilizado todos los recursos posibles para negarles el acceso a estos biológicos. Mientras no nos demuestren lo contrario, la vacunación de los menores será un periplo largo y tedioso.
México llega muy tarde a la vacunación para menores y no olvidemos que se han utilizado todos los recursos posibles para negarles el acceso a estos biológicos. Mientras no nos demuestren lo contrario, la vacunación de los menores será un periplo largo y tedioso.
A más de dos años de comenzada la pandemia de Covid-19 y a 16 meses de contar con diferentes vacunas en el mundo, México se encuentra otra vez en una situación absurda, producto de una falta de visión, malas decisiones y la ausencia completa de un plan.
Como lo he venido describiendo desde hace varios meses en esta columna, la política del gobierno mexicano, basada en una mayoría de decisiones tomadas por Hugo López-Gatell, ha sido reactiva y conservadora. La premisa básica de gastar solo lo indispensable para vacunar a la población se tradujo en negociaciones forzadas y apresuradas, decisiones tomadas por la cancillería en lugar de la Secretaría de Salud, un extraño portafolios de vacunas para administrar, un rudimentario sistema de monitoreo y control, cero trazabilidad y una enorme cantidad de improvisación.
A este punto ya no son un secreto las grandes diferencias entre la cancillería y el subsecretario de salud y como, en el caso de Sputnik V y Cansino, López-Gatell fue obligado a involucrarse en procesos de los que no en un inicio no le informaron y en los que no estaba de acuerdo.
Es importante recordar que, en todo este proceso, México se ha encontrado siempre a la zaga y al momento de escribir esta columna, solamente el 61% de la población tiene un esquema de vacunación “completo”. Quiero dejar claro que las comillas del enunciado anterior se deben al hecho de que un esquema de vacunación completo se considera hoy con tres dosis; sin embargo, como México no lleva un registro formal sobre la población que cuenta con refuerzos, nuestro país no aparece en listado en este capítulo en el sitio web de Our World in Data del Global Data Lab.
Con apenas dos puntos porcentuales arriba de la media internacional, el nivel de vacunación de México es, literalmente, mediocre. Es en ese contexto con el que llegamos a la segunda mitad del mes de abril, donde las autoridades han tomado un par de decisiones: un plan de vacunación acelerada que tiene por objeto deshacerse de más de 9 millones de dosis de vacunas de AstraZeneca que estarán caducando a finales de este mes, y el anuncio de un “próximo plan” para vacunar a los menores de edad a partir del mes de mayo. Analicemos cada uno de ellos.
La intempestiva vacunación exprés
Hace aproximadamente 11 días se dio a conocer que el gobierno buscaba poner en marcha un plan emergente para movilizar una gran cantidad de dosis de la vacuna de AstraZeneca. En un inicio se asignaron cerca de 400 mil dosis para vacunar al personal de las Fuerzas Armadas, muchos de ellos con lo que correspondería a una cuarta dosis de vacuna. El lunes pasado, el presidente anunció un plan en el que se incluirían a todas las instituciones de salud para que se vacunara en una gran cantidad de servicios médicos, a todos los adultos que acudieran, sin mayor requisito que presentar una identificación y el formulario de vacunación descargable de internet.
El objetivo era muy específico: vacunar a la mayor cantidad posible de personas antes de que terminara el mes de abril. De hecho, esta maniobra se anunció como “el fin del programa de vacunación”, sin dejar claro qué es lo que va a ocurrir en el futuro. Lo que quedan claras son dos cosas: por un lado, la enorme prisa por deshacerse de aparentemente 9 millones de dosis de esta vacuna y, en contraste, la falta absoluta de un plan para administrar cuartas dosis a la población de adultos mayores o pacientes inmunocomprometidos.
Respecto a las cuartas dosis, es importante hacer una aclaración: hasta el momento, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos solamente las ha recomendado a mayores de 50 años, utilizando vacunas de mRNA (Moderna o Pfizer), que el gobierno mexicano ya no adquiere. La administración de cuartas dosis con biológicos de AstraZeneca al personal de las Fuerzas Armadas o, como se les ha anunciado a algunos derechohabientes del ISSSTE, no tiene mayor fundamento científico en este momento.
Vale la pena recordar que “el más amplio portafolios de vacunas” que tanto presumió el gobierno federal solamente ocasionó complicaciones para los ciudadanos que fueron inmunizados con Sputnik V o Cansino. Hasta que no ocurra otra cosa, los vacunados con estas marcas no entrarán a Estados Unidos y, en este momento, la vacuna de Sputnik V se encuentra prácticamente inutilizada en el mundo al carecer de autorización y validación de sus procesos, todo esto como producto de la guerra. Por otro lado, no es claro que México vaya a seguir adquiriendo Cansino. La gente protegida con estos biológicos se encuentra sin opciones, ya que es claro que México nunca tuvo intenciones de revacunarlos y así ajustar sus certificados, con algún biológico reconocido por nuestro vecino.
La elusiva vacunación infantil
A principios del mes de abril se generó un escándalo derivado del descubrimiento de la autorización para uso de emergencia de la vacuna de Pfizer en menores de cinco a 11 años, la cual se llevó a cabo en absoluto secreto desde un mes antes. La presión mediática y social fue tal que el presidente prometió que Hugo López-Gatell daría a conocer cómo se tomó esta decisión, porqué se mantuvo en secreto y cuál sería el plan consecuente. Durante casi tres semanas, no hubo mayores explicaciones y fue la semana pasada cuando el presidente anunció que se daría conocer un plan para inmunizar a los menores de edad, pero que esto sucedería a partir del mes de mayo cuando hubiera terminado (sí, terminado) la vacunación para los adultos.
El pasado 11 de abril, en la sesión de trabajo que tuvo con los gobernadores, y aparentemente por la presión de estos, el presidente prometió que se adquirirían las vacunas para los menores a través del mecanismo Covax y supuestamente reclamándolas a partir de un pago anticipado que se había hecho a este organismo y que, extraoficialmente, pudiera ser de 78 millones de dólares.
Hasta aquí la noticia. Hasta aquí las intenciones. Aparentemente, el gobierno ha logrado “patear el balón” hasta el mes de mayo en lugar de mostrar un plan, que ya debería existir para comenzar esta vacunación. Una vez más, esperamos que, en la conferencia de mañana,Hugo López-Gatell sea capaz de aclarar varias cosas, aunque lo más probable es que, como ya es costumbre, no aclare absolutamente nada.
De cualquier modo, aquí enlisto tres dudas:
- La única vacuna que cuenta con autorización de uso de emergencia para administrarse en menores de edad es la vacuna de Pfizer. ¿Cómo es que se adquirirán estas vacunas mediante Covax si este mecanismo no cuenta con ellas? Apenas este 4 de abril, una nota en el Financial Times comentaba que el gobierno de Estados Unidos donará (sí, en futuro) 100 millones de dosis pediátricas para países pobres. México no es un país pobre, ya que es considerado de ingreso medio, por eso no cuenta con el beneficio de donativo por Covax; sin embargo, puede aplicar para precios preferenciales. Aun así no queda claro cómo se comprarían vacunas a alguien que no las tiene disponibles.
- En el hipotético caso de que lograron adquirirse así, ¿cuál sería el cronograma de suministro de estas? Dependiendo del inventario actual de vacunas de Pfizer, México necesita de 18 a 36 millones de dosis de vacunas para proteger a los menores de edad. En un escenario normal y basándonos en las entregas de los meses pasados, nuestro país no recibiría más de un millón y medio de dosis mensuales, es decir, para recibir todas las vacunas para estos grupos de edad, necesitaríamos más de un año.
- ¿Hemos intentado siquiera contactar al fabricante? No es una pregunta menor. La última noticia oficial que se tuvo, en el mes de noviembre pasado, es que México no volvería a renovar un contrato con Pfizer. Si es esta la intención y lo que se busca es adquirirlas a través de Covax con el único fin de ahorrar dinero, vamos a estar en serias dificultades.
Es obvio que esperaríamos conocer un plan terriblemente detallado para la vacunación de los menores; sin embargo, estamos acostumbrados a que esto no suceda. Al final, si algo sale mal, siempre será fácil… culpar a Covax.
Vacunar a millones de niños no es una tarea fácil y la decisión, planeación y puesta en marcha no puede venir de una ocurrencia y mucho menos de decisiones forzadas y basadas en la mentalidad de hacer lo menos posible, gastando lo mínimo indispensable.
México llega muy tarde a la vacunación para menores y no olvidemos que se han utilizado todos los recursos posibles para negarles el acceso a estos biológicos. Mientras no nos demuestren lo contrario, la vacunación de los menores será un periplo largo y tedioso.