Entregar medicamentos a la gente 
Diagnóstico Reservado

Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo. Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.

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Entregar medicamentos a la gente 
Foto: Alexa Herrera / La-Lista

México atraviesa por una de las peores crisis de su historia en materia de salud. A estas alturas de la actual administración, esto ya no es un secreto y los pretextos de asignar toda la culpa a los gobiernos anteriores o, peor, al “periodo neoliberal” rayan en lo infantil.

Uno de los primeros errores cometidos por la Cuarta Transformación fue el querer adueñarse, a través de la Oficialía Mayor de Hacienda, del sistema de compras de medicamentos e insumos para la salud, lo cual ocasionó el peor desabasto del que se tenga memoria.

Desde el lanzamiento de mi libro La Tragedia Del Desabasto (Planeta, 2022), he recibido diferentes preguntas, en diferentes sentidos, desde las mal intencionadas que cuestionan si “antes vivíamos en Suecia” (sic) hasta las verdaderamente honestas que preguntan cuál es la solución a futuro. Este es, seguramente, el tema que nos debe ocupar en el futuro.

Ante todo debo decir, como lo menciono en el libro, que el sistema de compra y abasto de medicamentos e insumos,distaba mucho de ser perfecto; sin embargo, al final, cumplía. Y no, no es mi apreciación personal. Los datos recabados sobre el abasto mediante la llamada “compra consolidada” hasta el 2018 son públicos (el mismo IMSS los presumió ya en este sexenio) y analistas expertos –como José Carlos Ferreyra y su equipo del Inefam– lo han corroborado: más el 90% de abasto en esos procesos.

En contraste, los datos del mismo Inefam y del colectivo Cero Desabasto muestran la precariedad actual no solo en el abasto, sino en la dispensación de recetas a los pacientes.

Es ahí donde está la clave de una eventual solución del problema. ¿Cómo hacemos para que los pacientes, sea como sea, obtengan sus medicamentos de una manera fácil, expedita y sin estar sujetos a una enorme cantidad de trámites en las instituciones, incluyendo horarios y la disposición de la única farmacia a donde pueden tener acceso, que es la de su clínica?

Y es que aquí es precisamente donde está la base del problema. México tiene más de 50 años dispensando medicamentos de la misma forma: entregando en la mano a los pacientes las medicinas compradas por el gobierno, pero únicamente en las farmacias de las unidades médicas correspondientes.

Si un paciente no encuentra su medicamento en ese local, no hay manera que lo obtenga en otra parte. No está autorizado, pero lo peor es que el sistema no está pensado para ello. De hecho, el sistema está diseñado exclusivamente para cumplir con los requerimientos del sistema, pero no para resolver la vida de los pacientes.

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¿Por qué un paciente debe de recibir sus medicamentos únicamente en una farmacia de una unidad médica a 10 o 15 kilómetros de donde vive, de lunes a viernes en horas hábiles?

¿Por qué no puede buscarlos en la farmacia más cercana o pedirlos para que se los lleven a su domicilio las 24 horas?

La solución a la gran crisis de abasto de medicamentos no solamente debe provenir de ajustes para que un sistema cumpla con objetivos políticos estadísticos, de ahorros o cifras. Un sistema de salud debe estar creado pensando en los pacientes y eso es, precisamente, de lo que la salud en México ha adolecido durante más de medio siglo.

Tal vez es tiempo de pensar fuera de la caja y comenzar a diseñar para un futuro mediato un mecanismo que beneficie a las personas, sean pacientes, familiares, cuidadores o, incluso, los profesionales de la salud que buscan ayudarles.

El sistema de salud en México ya dio de sí. Es momento de hacer cosas nuevas. El desabasto no se resolverá tratando de remendar un sistema incompetente. El tiempo corre, es momento de pensar en los pacientes.

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