La cultura del reel y el periodismo
Historias peregrinas

Periodista, escritor y editor. Autor de los libros Norte-Sur y El viaje romántico. Director editorial de purgante. Viajero pop.

X: @ricardo_losi

La cultura del reel y el periodismo
La cultura del reel y el periodismo. Foto: Envato Elements

El Instituto Reuters y la Universidad de Oxford publicaron hace unos días el Digital News Report de 2024, un informe que profundiza sobre cómo la brecha entre el consumo de noticias en TikTok, Instagram y YouTube respecto a las plataformas tradicionales y la preeminencia de los influencers y los creadores de contenido en relación a los periodistas y comunicadores convencionales se hace cada vez más evidente.

Me gustaría reflexionar sobre varios puntos importantes derivados en torno a esto. Para bien y para mal, estamos en una época que enaltece la cultura del reel para intentar comprender fenómenos complejos a nivel político, económico, social y cultural. ¿Es posible explicar una guerra o la gestión de un presidente durante un sexenio en un reel de Instagram o de TikTok? ¿Por qué esa obsesión por sintetizar fenómenos que son imposibles de sintetizar? Tampoco me interesa demonizar los formatos breves sino buscar entenderlos como lo que son: píldoras de información sin el contexto suficiente para sacar conclusiones. El problema es que nos estamos volviendo una sociedad que se informa y documenta a través de reels. De modo que el problema no son las plataformas per se sino los hábitos de consumo.

Ahora bien, sería muy ingenuo obviar los motivos que propiciaron la mudanza de las audiencias de los medios tradicionales a las plataformas de formatos breves. La ruina de los medios tradicionales es una cuestión que se explica por tres cosas: una crisis editorial irreversible, la nula independencia provocada por la irrupción del periodismo corporativo y la superioridad moral con la que se suele desdeñar cualquier posibilidad de comunicación alternativa. Conviene recordar que un medio tradicional no es más legítimo que una plataforma breve per se ni garantiza mayor profundidad en la presentación de la información por decreto. Hay medios tradicionales con métodos rigurosos de verificación de fuentes y contrastación de información y hay medios tradicionales que promueven, consciente o inconscientemente, la desinformación. En el mismo sentido: no todo el contenido de TikTok es desechable ni superficial. Lo que no podemos ignorar es el sesgo inherente e la naturaleza de determinadas a plataformas a la hora de presentar el contenido. Ni tampoco, desde luego, las fuentes de financiamiento de un medio tradicional o las motivaciones de un periodista que está emitiendo una crítica. Todo influye a la hora de interactuar con un contenido. Entre más rigurosos seamos con lo que consumimos y más herramientas tengamos para interpretar todo lo que está circulando, mucho mejor.

Siempre me ha gustado pensar que el contenido no se pervierte. El mensaje se puede adaptar a diversos formatos, pero nunca pervertirse. No podemos soltar medias verdades por miedo a la irrelevancia. Esto no quiere decir, bajo ningún contexto, que promueva la idea anquilosada de que el periodista se mantenga desde una atalaya intelectual y moral mirando con recelo y suspicacia a los influencers y los formatos breves sino que seamos más responsables a la hora de diversificar nuestro trabajo.

Si contar mejores historias significa plantarle cara al algoritmo, dejemos de eludir y postergar la confrontación. El periodismo está en juego.

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