En memoria de Toni Espadas
Historias peregrinas

Periodista, escritor y editor. Autor de los libros Norte-Sur y El viaje romántico. Director editorial de purgante. Viajero pop.

X: @ricardo_losi

En memoria de Toni Espadas
Toni fue el encargado de introducirnos al fascinante microcosmos de los pueblos ancestrales del valle del río Omo, al sur de Etiopía. Foto: Cortesía del autor/Rift Valley

En estos días convulsos recibí la devastadora noticia de la muerte del gran Toni Espadas, fotógrafo, fixer y guía de viajes catalán, con quien tuve el privilegio de explorar el año pasado Etiopía, la antigua Abisinia, como parte de la expedición Tahina-Can, una iniciativa del Gabinete de Comunicación y Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Toni fue el encargado de introducirnos al fascinante microcosmos de los pueblos ancestrales del valle del río Omo, al sur de Etiopía. Su carisma, paciencia y generosidad intelectual permitieron que le tomáramos el pulso a una de las regiones étnicamente más diversas del mundo y visitaremos el territorio de tribus legendarias como los hamer, los mursi, los dorze, los konso y los dassanech para efectos pedagógicos y periodísticos.

En ese mismo viaje sostuve una charla con él que quedó inmortalizada en la web de revista purgante, donde me habló con entusiasmo juvenil sobre su viaje iniciático por Senegal y Mali y donde, también, se lamentó sobre el hecho de que el discurso occidental en torno a África se mantuviera tan inmóvil y el paternalismo, ignorancia y superioridad moral con las que se siguen interpretando los códigos culturales de las tribus del Omo.

Luego de que se esparcieran toda clase de rumores en torno a su muerte, la colega Clàudia Mas, también expedicionaria, publicó en El Periódico un texto riguroso en donde la viuda de Toni, la egiptóloga y viajera Irene Cordón, desestimó la teoría de la emboscada y aclaró que se había tratado de un “accidente” provocado por un “disparo fortuito” en una disputa tribal entre miembros de las etnias ari y mursi, mientras ejercía de fixer para una producción chilena.

El trabajo periodístico de Clàudia y el testimonio de Irene sirvieron para disipar los rumores que sugerían un ataque concertado y evitar que se criminalizara a las tribus, algo contra lo que Toni luchó incansablemente durante su estancia en el país que no solo fungió como su campamento base a nivel profesional, sino también como segunda casa. En todo caso, como matizó el divulgador catalán David Rull, si hay algo que criminalizar es el tráfico ilegal de armas desde Kenia, una circunstancia que ha puesto en riesgo la estabilidad, la convivencia y la coexistencia de las etnias del sur de Etiopía.

Se nos ha ido uno de los grandes referentes de la fotografía antropológica en África Oriental, un luchador social inclaudicable y un promotor del viaje lento, profundo y responsable.

Vuela alto, Toni.

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