Frederick X: El inesperado
Frederick X es "el inesperado" por la forma sorpresiva y casi abrupta con la que se realizó su proclamación. Foto: EFE/EPA/BO AMSTRUP

Si los reyes del Siglo XXI tuvieran un mote como el que tenían los monarcas del medievo, encontraríamos a Frederick X, el nuevo rey de Dinamarca, como el “inesperado”. No porque no fuera a serlo -si era príncipe heredero-, sino por la forma sorpresiva y casi abrupta con la que se realizó su proclamación regia y el panorama al que se topa en medio de un gobierno de coalición.

Los reyes no abdican

Es “El inesperado” porque el 31 de diciembre, en su tradicional mensaje de Año Nuevo, Margrethe II anunció que abdicaría por motivos de salud y porque “era el momento”, tras 52 años en el trono (apenas celebró su Jubileo de Oro, en 2021), que la conservaban como la reina más longeva de Europa tras el deceso de su prima Isabel II –ahora es Carlos Gustaf XVI de Suecia– y como la segunda monarca danesa con más años en el puesto, luego de Christian IV, quien ascendió a los 19 años al trono entre 1577 y 1648, casi 60 años como rey.

“El inesperado” porque “la tía Daisy”, como la llamaban cariñosamente sus sobrinos príncipes de Suecia y Noruega, había dicho una y otra vez que ella dejaría el trono “hasta que se cayera muerta”, pues en la historia de los reyes daneses, y en general de los escandinavos, la abdicación no es una costumbre.

El último en hacerlo fue Erik el Tercer Lam, ¡en 1146! De hecho, los historiadores europeos coinciden en su mayoría en que la monarquía más antigua de Europa es la de Dinamarca, pues precede a los reyes cristianos y a los mismísimos romanos, quienes prefirieron abandonar Britania antes que lidiar con ellos.

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El rey Frederick X y la reina Margrethe en el Parlamento Danés en el Palacio Christiansborg en Copenhagen. Foto: EFE/EPA/IDA MARIE ODGAARD

Prisa hasta para proclamarse

Mientras la reina Margrethe II recorrió con calma en el Carruaje de las Bodas de Oro de Christian XIX y Luisa la procesión del castillo de Amalienborg hasta Christianborg, Frederick y Mary salieron en un Rolls Royce Silver Wraith de 1958 a toda velocidad, sin detenerse a saludar al público que los esperaba a las puertas de la casa real de los despachos de los Glücksburg.

La procesión fue de una hora y media entre Frederiksgate hasta el patio Prince Jorgen dentro de Christianborg, antes de la firma ante el Consejo de Estado. El rey inesperado salió en solitario al balcón de Christiansborg a los 58 años de edad con los ojos enrojecidos de emociones, que se volvieron a colmar de humedad cuando el pueblo congregado en la plaza central lo ovacionó y respondió con “vivas” a la poderosa proclamación de la primera ministra Mette Frederiksen.

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Federico X se convirtió en rey a sus 55 años de edad. Foto: Hasse Nielsen y Per Morten Abrahamsen / La Corte Danesa

Mary, la conciliadora

Nervioso y conmovido, unos minutos antes presenció la firma de abdicación de Margrethe II, su madre, y firmó su compromiso con una exultante sonrisa que solo creció al salir a acompañarlo su reina consorte, Mary de Dinamarca, ex Mary Donaldson, australiana de nacimiento y crianza e hija de dos escoceses expatriados a Tasmania.

Mary hizo explotar la plaza de gritos y aplausos, especialmente cuando Frederick buscó un inesperado beso, un mes después de la crisis de imagen pública más grave de la casa real, quizás, en su historia moderna.

Margrethe II gozó del 85 por ciento de popularidad, porcentaje similar al de su nuera Mary, con el 80 por ciento; un 70 apoya a la monarquía esté quien esté y haya habido crisis de imagen o no…

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El rey Frederick X y la reina Mary después de la proclamación de ascenso al trono. Foto: EFE/EPA/BO AMSTRUP

La crisis de Frederick

En diciembre, la revista española del corazón Lecturas reveló fotos y videos en los que se ve al entonces príncipe heredero visitando de forma privada el domicilio de la aristócrata mexico-hispana Genoveva Casanova, y de la que sale con maleta al día siguiente solo y sin escolta, esperando que lo recojan.

Algunas revistas del corazón de España, Inglaterra y Dinamarca especulan sobre esto como la causa del cambio de trono. “Mary amenazó a Margrethe de que o eran reyes o ella lo dejaba”, afirmó el director de la revista Lecturas.

Pero los medios políticos de la casa tienen algo distinto que decir. El analista Bent Whinter, del prestigiado diario Berlingske, afirma que el rey tiene la misión de hacer algo que la primera ministra “no ha podido y qué bueno: unir a la Mancomunidad escandinava que grita por cohesión”.

En su pieza dedicada a la transición, espera de Frederick X lo siguiente: “Que se comporte apropiadamente y lo mismo Mary, porque los picos de popularidad pueden bajar en cualquier momento y la unidad nacional comienza en casa”.

Esto nos lo confirma como ciudadano expatriado el profesionista mexicano José Cruz, quien ostenta un puesto gerencial desde hace varios años. “El momento político de Dinamarca es importante. Se necesita una estabilidad pronta y Mette Frederiksen tiene mucho poder ahora, hace mucho que un primer ministro no lo tiene de esta forma y para Margrethe era importante que ella proclamara a Frederick; pesa lo suficiente como para darle un espaldarazo al nuevo rey”.

El contexto político para Frederick

Mette Frederikson formó una coalición entre moderados, liberales y socialdemócratas, pero las políticas no parecen ser tan equilibradas, de acuerdo a Laura Kofod, analista del buró político Rosalux en Dinamarca.

“La crisis climática no es una prioridad, tampoco la educación que tuvo cortes de presupuesto, al igual que los impuestos pero para los ricos e inmobiliarios, pero quizás lo más grave sea la falta de incentivos para las familias más pobres ante una inflación post-Covid, en la que, por cierto, el manejo de la crisis no fue el mejor y al igual que en Gran Bretaña devino huelgas con las enfermeras. Dinamarca no es la maravilla que se cuentan afuera”.

El republicanismo también existe como en toda nación monárquica. Uno de sus rostros es Mads Rundstrøm, activista de Republik Nu, quien declaró a The Guardian que la abdicación por “una personalidad menor” como la de Frederick, podía ser el momento ideal para hacer a la gente abrir los ojos hacia un estado sin “personajes como este y la primera ministra, que favorece a los ricos como ellos y ataca a la sociedad que construye diariamente al país y que es desdeñada por el gobierno y su palacio”.

Mary, el bastión

Si en términos políticos las mujeres danesas han sido notables en el poder como lo es ahora Frederikson, en términos ceremoniales y simbólicos también como la ha sido la reina Margrethe II, que deja una Corona estable y aprobada. Ahora dicha responsabilidad caerá en manos de la reina Mary.

De carácter afable pero firme, digna y resiliente, su condición inherente de migrante, plebeya y multicultural la coloca como el epítome de la cultura danesa: cool, tolerante e incluyente. Mary es la reina que se espera, la que se sabe, la que está en dominio de su papel.

Frederick X tiene la oportunidad de andar el camino allanado por su madre con la seguridad que le aporta Mary. El trabajo que se espera de él es refrendar el por qué la Corona debe prevalecer como institución por encima de cualquier crisis personal y política para unir a la nación, a la región y de paso, a su familia. Vaya peso inesperado.

Con información de Gabriella Morales-Casas ( @elprincipado ) y Daniela Crespo, desde Copenhague.

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