Durante su visita sorpresa Xi pide trabajar más para controlar las actividades religiosas ilegales en Sinkiang
Xi Jinping en Urumqi, la capital de la región china de Sinkiang, donde pronunció un discurso ante funcionarios del gobierno y del Partido Comunista. Fotografía: Xinhua/Shutterstock

El presidente chino, Xi Jinping, realizó una visita sorpresa a Sinkiang, instando a los funcionarios de la región a conservar la “estabilidad social conseguida con tanto esfuerzo” y a profundizar los esfuerzos para controlar las “actividades religiosas ilegales”. Fue apenas su segunda visita desde que lanzó una represión extrema contra la población musulmana uigur y turca de la zona hace casi una década.

Xi llegó a la ciudad de Urumqi el sábado, según los medios estatales chinos, donde escuchó un informe sobre la labor del gobierno y pronunció un discurso ante el Partido Comunista y funcionarios del gobierno. Durante su visita, Xi instó a los funcionarios a “promover más profundamente la sinización del islam y controlar eficazmente las actividades religiosas ilegales”.

La represión de Xi contra la región y su población uigur ha sido calificada como intento de genocidio por algunos gobiernos, grupos de derechos humanos y organismos legales.

Las autoridades chinas han recluido al menos a un millón de personas en centros de detención y reeducación y han implementado vigilancia masiva y opresión sistemática de las expresiones religiosas y culturales. Según grupos de investigación, los sitios religiosos y culturales han sido destruidos o en gran medida cerrados a los observadores religiosos. El año pasado, la ONU encontró pruebas creíbles de tortura y otros abusos contra los derechos humanos del pueblo uigur, mientras que Human Rights Watch y organismos de vigilancia legal dicen que se han cometido crímenes contra la humanidad.

Xi y otros altos funcionarios rechazan categóricamente las acusaciones, que dicen que son parte de un complot occidental para desprestigiar a China. En cambio, dicen que la política es un programa contra el extremismo y el alivio de la pobreza. Sin embargo, hay pruebas abrumadoras de que las políticas de Beijing con frecuencia apuntan a actos benignos y cotidianos de observancia religiosa, incluido el uso de barba o el estudio del Corán.

Subrayó que siempre hay que priorizar la “estabilidad social” y utilizarla para garantizar el desarrollo. Dijo que la región “ya no era un área remota” sino un centro neurálgico para la Iniciativa de Desarrollo de la Franja y la Ruta, y que debería abrirse más al turismo nacional y extranjero, informaron los medios estatales.

Los funcionarios locales deben “fortalecer la publicidad positiva y mostrar la nueva atmósfera de apertura y confianza de Sinkiang… (mientras) refutan todas las formas de opinión pública falsa y discurso negativo o dañino”, dijo.

“En el proceso de modernización al estilo chino, construiremos mejor un hermoso Sinkiang, unido y armonioso, rico y próspero”.

Según un informe sobre la visita publicado por el medio de comunicación Xinhua, Xi dijo a los funcionarios que el “problema de la identidad cultural” tenía que resolverse para consolidar la nación china, el PCC y el “socialismo con características chinas”.

Kenneth Roth, exdirector ejecutivo de Human Rights Watch, dijo que la visita de Xi era una “duplicación de sus crímenes contra la humanidad”.

Xi hizo escala en Sinkiang después de asistir al foro de los Brics en Sudáfrica. Su primera visita a la región fue en junio del año pasado.

La Agencia France-Presse contribuyó a este informe.

Traducción: Ligia M. Oliver

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