Compras por internet: ¿nos han sumido en una desesperada carrera hacia el abismo?
¿Está internet demasiado optimizado para las compras? Foto: Yuri Arcurs/Alamy

Este año, como suelen hacer los jubilados, mi padre se dedicó a un hobby muy concreto. En su caso, era sacar la cafetera exprés de su escondite en el entrepaño de la alacena más alejado y preparar cafés con leche para la familia. Se lamentaba de su incapacidad para hacer un remolino perfecto con la espuma tan frecuentemente que, anticipándome a la Navidad, me puse a buscar en internet plantillas para hacer café con leche.

El resultado de la búsqueda en Google no se parecía a nada que hubiera encontrado antes. En lugar de una lista de tiendas físicas que vendían productos de buena reputación y bien elaborados, se me ofrecía un abrumador enredo de minoristas en línea de los que nunca había oído hablar o contra los que me habían advertido alguna vez. Todas las aplicaciones, barras laterales y filtros se habían desplegado para ayudarme en la búsqueda, pero en realidad acababan abarrotando la pantalla con anuncios e imágenes patrocinados.

Hoy en día, parece como si todo en internet estuviera optimizado para la compra. El auge de las “tiendas de todo” de bajo costo y baja calidad, como Amazon, Temu y Shein, hace que parezca que comprar productos nunca ha sido tan fácil. De hecho, es demasiado fácil, como escribe Amanda Mull en un ensayo para The Atlantic sobre cómo internet permite las compras impulsivas. Los minoristas han reducido tanto la fricción de pasar por caja que, para cuando uno se cuestiona, por ejemplo, su pedido nocturno de juguetes para mascotas, el dinero ya ha salido de su cuenta y algo llamado “túnel en forma de dona para gatos” ya está en camino. Además, las cookies de los sitios web hacen que el artículo al que sólo echaste un vistazo una mañana acabe siguiéndote a través de internet y en las publicaciones patrocinadas de tu galería de Instagram.

El lanzamiento de TikTok Shop en septiembre introdujo otra “tienda de todo” en el mundo, y ahora todas luchan por captar tu atención mediante mensajes de marketing y descuentos. (Después de que Indonesia regulara las compras en plataformas de redes sociales, la semana pasada TikTok anunció que planea invertir mil 500 millones de dólares (25 mil 592 millones de pesos) en una empresa indonesia de comercio electrónico).

Comprar ya no es algo en lo que uno se toma su tiempo para hacer sino algo que internet quiere que estés haciendo en cualquier momento.

Compras por internet: ¿nos han sumido en una desesperada carrera hacia el abismo? - Compras-por-Internet-nos-han-sumido-en-una-desesperada-2-740x1280
Wang Lei, cantante de Getai, encontró una fama improbable vendiendo pescado por internet durante la pandemia de Covid. Foto: Wang Lei 王雷/Facebook

No es de extrañar, pues, que los consumidores estén cansados del marketing. Una encuesta realizada el pasado mes de enero por la plataforma de marketing Optimove reveló que dos tercios de los consumidores quieren menos mensajes de marketing, y el 27% se siente “bombardeado”. Además, el auge de las tácticas de personalización hace que las marcas no sólo aparezcan en sus galerías y bandejas de entrada, sino que también les envíen mensajes de texto con cupones y recomendaciones específicas, en un intento desesperado por retenerlos.

A pesar de los resultados de estas encuestas, las compras en sí no van a desaparecer, y gran parte de ese consumo se realiza en línea. Según la ONU, se calcula que el 12% de la población mundial que vive en Norteamérica y Europa Occidental es responsable del 60% del gasto mundial en consumo privado. TikTok, quizá la plataforma de redes sociales cuya cultura más se presta al consumo excesivo, es también la que más críticas recibe. Las excesivas e innecesarias colecciones de productos para el cuidado de la piel y los atroces sitios de moda rápida están siendo denunciados por considerarlos un despilfarro, y quieren provocar toda una tendencia para “desinfluenciarnos”.

Lo que subyace es el hecho de que los productos baratos que se envían rápidamente son, en el mejor de los casos, de mala calidad y, en el peor, el resultado de prácticas laborales injustas. La disposición de los consumidores a hacer caso omiso de estas cuestiones también va en detrimento de las pequeñas empresas que hacen todo lo posible por seguir siendo competitivas. Por ejemplo, para competir con plataformas de compra más tradicionales, Etsy anunció en 2019 que quitaría prioridad a los vendedores que no ofrecieran envío gratuito, lo que obligaba a los creadores a subir sus precios y arriesgarse a perder negocio, o a asumir un golpe financiero.

Todo esto nos deja en una carrera innecesaria hacia el fondo. El consumo excesivo es galopante, pero las empresas siguen recortando gastos y rebajando precios en busca de un crecimiento aún mayor. Pero puede que estemos llegando al límite. Debido a estas tácticas, comprar por internet es cada vez más sórdido y sombrío, y no merece la pena ni por su comodidad. Al final, para comprarle a mi padre sus plantillas de latte art, me di cuenta de que prefería tomar el autobús seis paradas hasta la tienda.

Kate Lindsay es redactora cultural y cofundadora de Embedded, un boletín sobre internet al que puedes suscribirte aquí.

Traducción: Ligia M. Oliver

No te pierdas: Un verdadero tesoro: iglesia parecida a Petra atrae multitudes a una ciudad española

Síguenos en

Google News
Flipboard