173 muertes y contando: así vive la Iglesia católica la pandemia de Covid-19
©Foto: Anna Portella/La-lista.

Su primer contagio llegó en abril de 2020, cuando apenas terminaba la Semana Santa. A diferencia de los pacientes que ignoran dónde se contagiaron, él sí lo sabe: fue en su parroquia en la colonia Juárez de la Ciudad de México. Uno de los músicos de la iglesia laboraba también en la Central de Abastos, donde contrajo el virus. “Aunque estábamos a puerta cerrada, todos los que trabajábamos en la parroquia nos enfermamos”, recuerda Horacio Palacios, sacerdote de 45 años. 

Todos: desde el vicario hasta el secretario. El sacristán fue asintomático, otros –como Palacios– tuvieron síntomas leves y algunos más fuertes. Uno a uno dejaron atrás la enfermedad y continuaron con el trabajo habitual, hasta que el semáforo rojo en la capital del país les impidió abrir la Parroquia del Santo Niño de la Paz. Pero Palacios no paró sus actividades. “Seguí yendo a los velatorios a ver a mi gente, porque son personas a las que les debo mucho y seguí viendo enfermos”. En diciembre llegó el segundo contagio. ¿Dónde ocurrió? Ahora sí lo desconoce: pudo haber sido en la calle, en un Uber, en los velatorios o con algún enfermo. “Muchos de mis hermanos sacerdotes y yo nos hemos enfermado porque hemos seguido en la batalla con el pueblo de Dios, es decir, hemos estado presentes con la gente”.

Esto ha traído consecuencias. En México, 154 sacerdotes, nueve diáconos, cinco obispos y cinco religiosas de la iglesia católica han fallecido por Covid-19. La radiografía es del Centro Católico Multimedial, que de mayo al 18 de enero pasado ha rastreado el impacto de la pandemia. “En los últimos meses, por desgracia, han aumentado los contagios y las incidencias muy fuerte en los miembros de la iglesia, en sacerdotes, religiosos y religiosas, que se han visto totalmente perjudicados por esta situación, muchos de ellos con grandes problemas de salud que los ha dejado orillados para ejercer su actividad”, explica Omar Sotero Aguilar, director del centro. 

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El efecto es visible en todo el país. La iglesia está dividida en 19 provincias eclesiásticas y casi todas han sido afectadas: 14 han reportado fallecimientos. De las 73 diócesis, 42 registran muertes. Y de las 19 arquidiócesis, la de Puebla es la que más defunciones ha tenido (15), le siguen la Arquidiócesis Primada de México (10), la de Morelia (9), la de Guadalajara (9) y la de San Luis Potosí (8). “Poco a poco –dice Sotero Aguilar–, van disminuyendo los casos en las Arquidiócesis de Tlalnepantla y de Toluca, pero las incidencias a nivel nacional son muy claras”.

Para Roberto Blancarte, sociólogo especializado en religión, las cifras son una muestra del comportamiento nacional y global de la pandemia. Y de la cual, la iglesia católica no podía quedar exenta. “Un sacerdote no se puede quedar encerrado en su casa, sino que generalmente es solicitado y es difícil para él decir: ‘no salgo de mi casa porque me voy a contagiar’”, añade el investigador del Colegio de México. “Generalmente acude a donde le piden, más allá de que no haya ceremonias litúrgicas como tal. Independientemente de eso, me imagino muy bien que muchos sacerdotes están en sus comunidades y ahí conviven con la gente, no se aíslan totalmente como otras personas podrían hacerlo”.

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Las causas de los contagios

En Italia se calcula que son más de 200. En España, la cifra supera los 70. En Países Bajos, alcanza los 180. Los conteos de sacerdotes católicos fallecidos por Covid-19 no paran de sumar víctimas. La mayoría seguían activos en sus comunidades. 

“(Las causas de los contagios) muchísimas veces son las prácticas y el servicio pastoral”, reconoce Sotero Aguilar. Esto pese a que en México y otros países las actividades quedaron en pausa o se adoptaron medidas para evitar contagios. La Encuesta Iglesia y Covid-19, realizada por el Centro Católico Multimedial en 43 diócesis del territorio mexicano, revela que las principales actividades de los sacerdotes durante el confinamiento han sido orar, atender de forma virtual a fieles, preparar sermones, visitar enfermos y atender comunidades vulnerables. Las últimas dos involucran salir de casa.

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Por la cifra de fallecimientos, la Arquidiócesis de Puebla destaca a nivel nacional. Su vocero, el sacerdote Francisco Javier Martínez Castillo, asegura que han atendido con prontitud y apego las recomendaciones de las autoridades del estado, donde hay más de 6,700 muertes por Covid-19. “En los momentos que nos han dicho que se tiene que cerrar, se ha cerrado, se ha respetado el aforo permitido, se ha respetado el protocolo tanto para el ingreso de los feligreses como para los sacerdotes”, asegura. “La razón principal por la que los sacerdotes se han contagiado es su humanidad, y que son susceptibles a este virus”.

En la Arquidiócesis Primada de México –la segunda en cantidad de muertes– también se han mantenido protocolos: sanitización constante, uso obligatorio de cubrebocas en las celebraciones, toma de temperatura, aforo reducido, horario restringido y eliminación del contacto físico en las ceremonias (como comulgar con la mano), dice Javier Rodríguez Labastida, director de Comunicación. Porque aunque la Ciudad de México está en semáforo rojo por la cantidad de contagios y la saturación de hospitales, el 8 de enero las autoridades permitieron la reapertura de templos.

“En la Basílica de Guadalupe, la situación es más estricta”, destaca Rodríguez Labastida. “Hay espacio para 5,000 personas sentadas y 5,000 personas paradas. Actualmente las restricciones solamente permiten la entrada de 500 personas, estamos hablando de un 5% del aforo que normalmente tendría. No puede haber personas paradas y los horarios están restringidos hasta las 5 de la tarde”.

Múltiples causas inciden en la cantidad de contagios. Sin embargo, los especialistas coinciden en que la cercanía entre miembros de la iglesia católica y los fieles debe ser una de las principales. 

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¿Y la atención médica?

A mediados de enero, el nombre del cardenal Norberto Rivera fue tendencia. No sólo por confirmarse su hospitalización por Covid-19, sino también por la polémica que se generó alrededor de quién debía pagar los gastos médicos que se generaban en un hospital privado. 

El sacerdote Hugo Valdemar afirmó que la Arquidiócesis de México debía hacerlo. Y la arquidiócesis respondió, en un comunicado, que sus sacerdotes se atienden en hospitales públicos. “Todo eso tiene que ver con los conflictos internos, con la manera en que se han comportado algunos arzobispos, en particular Sandoval Íñiguez y Norberto Rivera. Esto es una cosecha de lo que ellos sembraron”, indica Blancarte. “La arquidiócesis les dice: ‘yo te ofrezco lo que les ofrezco a todos los sacerdotes, no tienes porque tener un trato preferencial’, y yo diría que tiene razón”. 

Cada diócesis decide qué tipo de seguridad social ofrece a sus miembros. “Tenemos una mutual sacerdotal: de lo que nosotros aportamos al arzobispado, ellos cubren esta parte de nuestro servicio médico. Sólo que ahorita el Covid no está contemplado en las enfermedades, porque esto tronaría nuestra mutual”, explica Palacios.

En el caso de la Arquidiócesis de Puebla es distinto. “Hay un seguro que ayuda a los sacerdotes y se va viendo favorecido con los ingresos que tienen de un sorteo que se realiza cada año que se llama ‘El Sorteo de la Fraternidad’, y la mayoría de los fondos de ese sorteo están destinados para la atención de los sacerdotes. Ciertamente, no son suficientes, entonces los sacerdotes mismos han cubierto parte de sus tratamientos, y también la ayuda generosa de los feligreses que no los dejan solos”, agrega Martínez Castillo.

Las fuentes consultadas por La-Lista aseguran que la situación económica también se ha visto afectada por la pandemia de Covid-19. “La dimensión por diferentes lados ha sido bastante difícil, bastante caótica para miembros de la Iglesia católica”, señala Sotero Aguilar. 

Hoy, la atención de los miembros está puesta en acceder de forma oportuna a la vacuna y no contagiarse, para frenar la lista de fallecimientos. “La verdad es que hoy pienso que un tercer contagio ya no lo aguantaría”, sentencia Horacio Palacios.

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