El albergue de migrantes Tláhuac está cerca de su saturación, ya hay 800 personas

El albergue para recibir a las personas migrantes en la alcaldía Tláhuac, al sur de la Ciudad de México, pasó, en cuestión de semanas, de recibir a unos cuantos a tener cientos de personas en espera de que se resuelvan sus solicitudes de refugio o visa humanitaria, esto antes de continuar su camino al norte del país o decidir si se quedan a trabajar en México un tiempo para ganar dinero antes de seguir.

El albergue temporal comenzó a operar el 30 de marzo y en pocos días se convirtió en un lugar que está cerca de cubrir su capacidad. Al día siguiente de su apertura se reportaban 60 personas migrantes y hoy se encuentran 800 mujeres, hombres y menores de países como Haití, Venezuela, Ecuador, Honduras, Chile, República Dominicana, Brasil, Cuba y Nicaragua, incluso de países como Afganistán y el Congo. Y la demanda de albergue no se detiene.

En sus condiciones actuales, el albergue podría albergar hasta mil personas. El lugar acondicionado como albergue era el Centro de Capacitación y Educación Ambiental para Niños dentro del Bosque de Tláhuac. Ahora cuenta con tres dormitorios comunitarios, tres carpas y dos zonas para acampar y el personal apenas logran atender a cientos de migrantes.

“Todos los días hay salidas y entradas. Hay personas que están esperando solo a Comar o al INM y ya tienen alojamiento pero se quedan ahí para el trámite”, explica Jorge Omar García Hidalgo, subdirector de migrantes de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la Ciudad de México (Sibiso).

El 31 de marzo también comenzaron las operaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), institución federal que realiza el trámite de solicitudes para el reconocimiento en condiciones de refugiados.

El INM ayuda a tramitar la forma migratoria múltiple, un documento oficial de regularización migratoria por razones humanitarias con una vigencia de 45 días para su estancia en México sin que sean detenidos. El primer día se tramitaron mil 600 documentos de regularización y hasta hoy se han entregado más de 7 mil. Se cuenta con entre 20 y 25 personas del INM recibiendo las solicitudes de este trámite y puede tener una duración de 40 minutos.

Por su parte, Comar se encarga de tramitar las solicitudes de condición de refugiado. Ese trámite dura más tiempo porque se necesita un registro previo y pasar por dos entrevistas para evaluar el peligro que enfrentan las personas en sus países de origen. El trámite puede tardar hasta cinco días y quienes lo solicitan tienen que permanecer en el sitio. El trámite en Comar en sus oficinas de la colonia Juárez podía tardar hasta dos meses para tener su primera cita.

Con el documento que expide Comar, las personas migrantes tienen derecho a acreditarse como visitantes por razones humanitarias, explica el funcionario de Sibiso. Con ese trámite pueden presentarse en el INM y solicitar una tarjeta que les permitiría trabajar durante un año.

“Para la entrada al albergue, las personas indican si requieren quedarse al momento de registro para sus trámites”, agrega García Hidalgo, ya que no todas las personas que acuden a hacer sus trámites se quedan en el albergue.

En el Bosque de Tláhuac hay una especie de frontera dentro y fuera del albergue. Afuera se encuentran los módulos del INM y Comar y frente a estos se forman filas con decenas de personas en espera de su turno bajo el sol primaveral con sus mochilas y bolsas. Adentro del albergue, el tiempo transcurre distinto. Las personas pueden ocupar un lugar por diferentes situaciones, algunos esperan por los trámites, otros están en la espera de tomar una decisión, quedarse en México o emprender camino al norte del país; otros se han quedado varados y sin dinero para continuar con su travesía.

Llegar a México no ha sido sencillo, si tenían algún presupuesto, este se ha visto mermado por atracos y autoridades migratorias que han abusado de su posición en países como Guatemala, según sus testimonios. Si alguien puede contar la experiencia en el albergue de la Ciudad de México son los migrantes que llevan varios días ahí.

Colaboran con la limpieza, aunque a veces el agua que se queda encharcada provoca mosquitos en los espacios abiertos. Están agradecidos con la comida que se les otorga, pero lo sufren a cada bocado porque dicen que no estaban acostumbrados a las verduras, las tortillas y los frijoles.

Las colchonetas donde pasan gran parte del tiempo son espacios de convivencia en los que charlan con nostalgia de sus países y también comparten el estrés de su condición. Se plantean preguntas y elaboran planes. Están agradecidos, pero algo no se les pasa, si los han tratado bien recuerdan los nombres de las personas a cargo, si los han tratado mal, se guardan la imagen de los rostros.

Cuando han llegado a hacer alguna observación, les han contestado cosas como que “si a mí no me gustaba me podía largar de aquí”.

Otro testimonio denuncia que el albergue es un lugar de mucha injusticia y cuenta que recibió una humillación: “O te acoplas o te largas porque ya estamos cansados de ustedes“.

En el albergue hay presencia también de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y de organizaciones como del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El albergue cuenta con servicio médico y dental, también tiene espacios de recreación como una cancha de futbol para menores de edad y un área del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, donde los niños y niñas hacen actividades de juego. Tienen baños y áreas para lavar y tender mientras el sol pega duro.

Todo esto sucede en un contexto donde una caravana con cerca de 5 mil personas se acerca a la Ciudad de México desde la frontera sur del país.

La plaza Giordano Bruno queda como punto de encuentro

Muy cerca de las oficinas de la Comar, en la turística colonia Juárez en la Ciudad de México, las personas migrantes habían convertido la plaza Giordano Bruno, en la alcaldía Cuauhtémoc, en su sitio para pasar la noche mientras eran atendidas sus solicitudes de refugio, que podían tardar hasta dos meses en iniciar.

Pero llegaron quejas de los vecinos de la colonia por las condiciones que enfrentaban y presencia de menores sin los mínimos servicios para una estancia segura.

El gobierno de la Ciudad de México comenzó las acciones para habilitar el albergue en la alcaldía Tláhuac, a 40 km de la sede de la Comar, donde se instaló un módulo para atender las solicitudes de refugio sin tener que hacer ese recorrido.

Actualmente, la Plaza Giordano Bruno es un punto de encuentro para los migrantes, una especie de centro de una brújula. Cerca de ahí se encuentra una iglesia que brinda ayuda a migrantes y la recién inaugurada Casa del Migrante Cuauhtémoc.

El 13 de abril hubo un enfrentamiento entre autoridades del gobierno de la Ciudad de México y de la alcaldía Cuauhtémoc, que intentaba poner unas vallas alrededor de la plaza, como si tratara de ocultar la presencia de las personas migrantes.

A partir de entonces, personal de la Sibiso comenzó a hacer guardias para invitar a los migrantes a trasladarse al albergue temporal habilitado hace apenas tres semanas en la alcaldía Tláhuac, en el sur de la ciudad.

La invitación fue para evitar que duerman en la plaza Giordano Bruno y fueran trasladados en camiones al albergue. Algunos decidieron aceptar la invitación, otros han preferido quedarse. Los migrantes se pasan la información de boca en boca o por WhatsApp sobre a qué lugar llegar, dónde pueden tramitar los apoyos y los papeles. Pasarse la voz es poner el dedo en el lugar del siguiente destino.

Algunos días esperan los transportes que dispone el gobierno de la Ciudad de México, pero algunas otras deciden trasladarse por sus propios medios. El costo de un taxi al albergue de Tláhuac puede oscilar entre los 300 y 400 pesos mexicanos.

En unos días, ante la inminente llegada de miles de migrantes desde la frontera sur, la plaza Giordano Bruno se llenará de nuevo y las filas para los trámites volverán a dibujar líneas eternas para conseguir la regularización migratoria o la condición de refugiados