El paro histórico en la UAM es el primero llevado por mujeres en Latam
Encabezado por mujeres, el paro exhibió las fallas de las autoridades en las cinco unidades.
Encabezado por mujeres, el paro exhibió las fallas de las autoridades en las cinco unidades.
A la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), una de las más importantes en México, la detuvo por casi dos meses un paro feminista, organizado por mujeres en demanda del fin de la violencia de género en su casa de estudios.
Mujeres de las cinco unidades: Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco inauguraron el primer paro de sus vidas después del 10 de marzo de 2023.
Quienes encabezaron esta lucha se cubrieron los rostros para proteger sus identidades por temor a represalias, pero también para representarse como cualquier mujer estudiante de la UAM, sin importar el nombre, apellido, programa o trimestre.
Denunciaron a profesores que suelen hacer comentarios misóginos, el acoso de maestros y alumnos, abusos sexuales en las instalaciones, indiferencia de las autoridades ante sus reclamos y exigieron la expulsión de maestros con historial de agresiones sexuales en otras escuelas.
Ellas, las que sostuvieron el paro, se sentaron frente a las autoridades en actitud de exigencia para mejorar las condiciones en las que estudian y que las mantienen en riesgo por el simple hecho de ser mujeres.
Sororidad UAM Lerma, como se reconocen las paristas de la unidad ubicada en Estado de México y la única colectiva separatista del paro universitario, han revisado los registros y declaran orgullosas: “Podríamos ser el primer paro estudiantil llevado exclusivamente por mujeres en México y Latinoamérica”. El paro de la Universidad Autónoma Metropolitana ya es histórico.
El paro histórico de la UAM se levantó el 8 de mayo después de la decisión de definir el regreso a clases de forma virtual y presencial por parte del Colegio Académico, algo que ellas ven como una imposición de las autoridades. El final del paro no es más que el inicio de la responsabilidad y la gestión de los compromisos adquiridos por parte de la institución en sus unidades.
El caso cero
El 8 de marzo de 2023, una alumna de la UAM Cuajimalpa leyó el dictamen recibido tras denunciar ante la Comisión de faltas que sufrió una violación por parte de uno de sus compañeros que era su pareja sentimental. El dictamen la revictimizó al señalar que la comisión “no encontró los elementos suficientes sobre la responsabilidad directa del alumno en las condiciones de vulnerabilidad psicoemocional de la alumna en situación de víctima” y que “no detectó que la alumna corra ningún riesgo inminente”. Además, la Comisión le negó la petición de no convivencia con su agresor, es decir, tenía que enfrentar el riesgo de verlo a diario en la escuela.
Su denuncia hecha frente a la rectoría de Cuajimalpa y difundida en redes sociales indignó al cuerpo estudiantil y las instalaciones fueron tomadas por cuatro mujeres durante la madrugada del 9 de marzo. En el transcurso de la mañana, empezaron a congregarse los estudiantes que apoyaban el paro estudiantil en contra de la violencia de género.
Para el 10 de marzo, las unidades Azcapotzalco, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco se sumaron al paro. La raíz fue los hechos conocidos como el caso cero; sin embargo, la indignación colectiva reconocería que no era un caso aislado, la violencia contra las mujeres era un elemento presente y constante en la casa de estudios.
“Decidimos alzar la voz las cinco unidades y decir ‘No más violencia de género, no más violencia en contra de las estudiantes’ y vamos a levantar un paro total indefinido hasta que se escuchen nuestras demandas”, narra una integrante de UAM-X Asamblea Estudiantil.
Un paro que no fue efímero
Las expectativas eran que el paro se extendiera por un fin de semana, pero se extendió por cerca de dos meses. En ese tiempo, las mujeres paristas exigieron cartas de no represalias, entregaron pliegos petitorios, se llevaron a cabo mesas de trabajo y se presentaron contrapropuestas a las presentadas por las autoridades.
El fin del paro se vislumbraría institucionalmente tras la sesión 523 urgente, convocada por el Colegio Académico el 17 de abril, donde se discutiría una fecha para retomar las actividades docentes.
Las estudiantes organizadas de la UAM Cuajimalpa, relatan que el problema de la violencia de género en la casa de estudios es sistemática. El 9 de marzo, en el primer encuentro con las autoridades y cuando fue entregado su primer pliego petitorio, las autoridades reconocieron la existencia del problema y también asumieron que no podían resolverlo de la forma que se les exigía en ese momento, con cambios estructurales.
La UAM creó en 2018 la Unidad Especializada en Igualdad y Equidad de Género, pero las alumnas cuestionan la forma en la que fue dada la atención y seguimiento a los casos de violencia de género y expresan que en dos meses hicieron trabajar a las autoridades educativas “lo que en cinco años no habían trabajado”.
La legitimidad del paro
Institucionalmente, la Rectoría General de la UAM reconoció desde los primeros días la legitimidad del paro estudiantil en sus comunicaciones oficiales y en redes sociales, sin embargo, las mujeres organizadas de la UAM-X Asamblea Estudiantil se cuestionan si necesitaban realmente que se legitimara su movimiento institucionalmente.
“Desde el momento en el que tomamos las instalaciones eso ya legitima el paro, eso ya legitima el movimiento, porque lo que está sucediendo es algo histórico”, afirma una de ellas.
Ellas denuncian que en las negociaciones con las autoridades otorgaron un trato adultocéntrico, vertical, lleno de presiones y que parecía que tenían un guion para responder a sus exigencias al decir cuáles sí se podían atender, cuáles definitivamente no y cuáles estaban bajo revisión. Además, en sus diferentes respuestas a la diferentes colectivas, parecía que hacían un copy-paste (copiar y pegar) de la forma en que respondían por escrito a sus exigencias.
Las mismas integrantes del paro de la UAM Xochimilco relatan que en las negociaciones con el rector de su unidad, Francisco Javier Soria López, este les decía que el paro era legítimo, pero tenía “límites”.
“¿Qué límites y cuáles son esos límites? ¿Los límites son que nos violen dentro de las aulas? ¿Los límites son que los profesores se mezclen en las fiestas de las alumnas para llevárselas a la cama una vez que ya las emborracharon? ¿Estos son los límites? ¿Dónde están los límites en contra de la violencia de género, señor rector?”, cuestionan las paristas.
La primera invitación de las autoridades fue negociar “con las puertas abiertas, teniendo clases”, pero ninguna unidad aceptó esa condición. De la misma manera, cuando se llevaron a cabo las mesas de trabajo y los acuerdos, las fechas estimadas para iniciar el trabajo sobre los puntos de acuerdo eran condicionados al levantamiento del paro. Las cinco unidades de la UAM respondieron juntas en sus decisiones.
Ninguna levantaría el paro hasta que lo hicieran en conjunto y no dejarían de lado situaciones particulares como la condición específica de la UAM Lerma, por estar en la periferia, o la entrega de instalaciones en la UAM Azcapotzalco por amenazas de grupos porriles.
Las mujeres en paro de la UAM Iztapalapa también denuncian que si hubo alguna participación de parte de la rectora, Verónica Medina Bañuelos, fue por la intervención de las paristas en las otras unidades, ya que tuvo muy poca disposición al diálogo.
El 29 de marzo fueron convocados en la unidad Lerma el rector general de la UAM, José Antonio de los Reyes Heredia, y los cinco rectores de las diferentes unidades: Oscar Lozano Carrillo, de Azcapotzalco; Octavio Mercado González, de Cuajimalpa; Verónica Medina Bañuelos, de Iztapalapa; Gabriel Soto Cortés, de Lerma, y Francisco Javier Soria López, de Xochimilco. Después de ese día, no hubo presencia del rector general en las mesas de trabajo y diálogo durante el paro feminista.
“Fue evidente la actitud del rector general, fue evidente su falta de empatía, su falta de interés”, expresaron integrantes de la UAM-X Asamblea Estudiantil.
Las mujeres en paro de la unidad Cuajimalpa, que responden al nombre de Basta UAM-C, compartieron que tenían conocimiento que cuando José Antonio de los Reyes Heredia, rector general de la UAM, tenía reuniones con personal administrativo, decía: “del otro tema no se habla”. Ella responden ahora: “no es el otro tema, es el paro estudiantil” y denuncian que el rector general siempre invisibilizó el movimiento y minimizó la lucha.
La recalendarización del reinicio de las actividades docentes se dio en el contexto de la Sesión 523 Urgente del Colegio Académico, donde después de una extensa sesión, que duró varios días, se votó por la recalendarización. Así se impusieron institucionalmente las fechas para el levantamiento del paro estudiantil en cada unidad.
Los puntos sobre las ies
Cada unidad de la Universidad Autónoma Metropolitana llevó un proceso de mesas de trabajo, negociación y acuerdos. El ritmo de cada una ha sido diferente y eso las ha mantenido en la disparidad. Mientras los acuerdos fluían con mayor velocidad en Cuajimalpa o Xochimilco, unidades como Lerma e Iztapalapa se mantenían bajo la presión de resolver para hacer entrega de los planteles e iniciar las clases presenciales.
En la unidad Cuajimalpa se negociaron 13 acuerdos. El único punto que no se cumplió fue la destitución de Esther Morales, secretaria académica de la unidad. Cuajimalpa inició clases virtuales el 8 de mayo, fueron entregadas las instalaciones el 9 de mayo y su regreso a clases presenciales tiene fecha del 16 de mayo del año en curso. Los puntos del pliego petitorio que ya han sido cumplidos incluyen reconsiderar e investigar las tres últimas resoluciones emitidas por la Comisión de faltas, la rendición de cuentas de la Unidad de género, medidas cautelares contundentes y la revisión de los casos de violencia anteriores.
Las mujeres organizadas de la UAM Azcapotzalco entregaron las instalaciones de su unidad el 13 de abril, un día después de recibir las amenazas de grupos porriles y decidir salvaguardar su seguridad y su integridad. En sus mesas de negociación se firmaron 10 acuerdos. Azcapotzalco negoció una jornada presencial de sensibilización acerca del movimiento feminista y estudiantil antes de iniciar las clases presenciales el 16 de mayo.
En la unidad Lerma, en resultado de los Círculos de transformación sensible y paradigmática se firmaron 10 puntos con diferentes numerales. Las mujeres de la periferia exigieron que se reconozca la violencia estructural en la que estudian, la falta de una barda perimetral en el campus, las situaciones de crimen organizado en sus alrededores y las malas condiciones para el acceso al transporte público. La unidad Lerma es la más joven de la UAM, apenas se abrió en 2009, y se encuentra en el Estado de México, el lugar con mayor violencia contra las mujeres en el país. La entrega de sus instalaciones se dio el 12 de mayo. Iniciaron clases virtuales el 8 de mayo y las presenciales, el pasado martes 16 de mayo.
La unidad Xochimilco firmó 80 acuerdos que se gestaron en 8 mesas de trabajo. Las paristas hicieron entrega de sus instalaciones el 11 de mayo. UAM-X Asamblea Estudiantil llamó a manifestarse si estaban en contra de las clases virtuales, iniciadas el 8 de mayo. Las clases presenciales iniciaron el 16 del mismo mes.
En la unidad Iztapalapa se presentaron 17 acuerdos, de los cuales, al cierre de esta edición sólo estaban firmados 14. Desde el 8 de mayo iniciaron también las clases en línea. El 17 de mayo se llevó a cabo la onceava mesa de negociación. A la resolución del pliego petitorio, se prevé la entrega de las instalaciones el próximo viernes 19 de mayo. Después de la entrega del plantel, se determinará la fecha para iniciar clases presenciales.
Los compromisos no se agotan con una firma, cada una de las unidades de la UAM ha organizado comisiones para la supervisión y rendición de cuentas para que los acuerdos se lleven a cabo.
Las colectivas paristas no piensan que el regreso a clases signifique el final del paro, por el contrario, expresan que tienen mucho trabajo por delante y que es momento que la demás comunidad universitaria se abra y se incorpore ante el trabajo y los cambios por venir.
“Estamos dispuestas a seguir trabajando por una universidad libre de violencia sexual, libre de acosadores, segura, donde no haya violencia contra las mujeres y violencia de género”, puntualizó una voz entre las mujeres paristas.
El estado emocional de las mujeres
Resistir es lo que definiría el estado emocional del estudiantado que sostuvo el paro por casi dos meses. Expresan que se sienten exhaustas, desgastadas y desbordadas emocionalmente. En este proceso, algunas de las mujeres en paro compartieron que han bajado de peso y que presentan sintomatologías de agotamiento o migraña. También se declaran como un paro feminista neurodivergente, debido a la presencia de estrés, ansiedad y pánico en los diferentes momentos del movimiento.
Las mujeres recibieron amenazas más de una vez. No sólo fue el evento contra las paristas de la UAM Azcapotzalco. Las estudiantes de Iztapalapa denuncian acoso telefónico y por redes sociales. Recibieron mensajes como “nos vamos a meter a violarlas, quemarlas”, “ya sabemos dónde viven” y las señalaban con sus nombres y carreras, aunque cuidaron sus identidades mientras sostuvieron el paro.
Con la vuelta a la escuela presencial, denuncian que han sido señaladas y reconocidas como miembras activas del paro y han recibido cuestionamientos y reclamos. Una profesora en Azcapotzalco expresó el primer día de regreso a clases presenciales: “No sé si el paro sirvió de algo”.
Una de las voces de Xochimilco enuncia: “Este paro fue sumamente exitoso porque, primero, logramos visibilizar un problema que la sociedad no reconoce, logramos que se debatiera el tema en sesiones de colegio y de consejo, más allá de cómo lo hayan hecho. Más allá de que hayan impuesto al final su forma de pensar, su patriarcado y su misoginia, se habló del tema en esas sesiones que duraron horas y se puso sobre la mesa la discusión y eso ya es un éxito”.
“La principal ganancia de este movimiento fueron los lazos y los tejidos de sororidad y de amistad que hemos logrado construir a lo largo de todo el proceso”, dijo otra de ellas.
Las mujeres paristas hablaron también de la esperanza por lo que viene y compartieron una frase que las acompañó, les hizo sentido y las representó: “Si la herida es sistemática, la sanación es colectiva”.