Comunidades en Chiapas, tan cerca del agua y lejos de su acceso
Mujeres de Chenalhó sacan agua del pozo de la comunidad. Foto: Sandra de los Santos / Aquínoticias.

La comunidad indígena de Tzabalhó, en Chenalhó, se encuentra en una de las partes más altas de ese municipio. En plena Sierra Madre de Chiapas. En este lugar viven 480 familias, pero 200 de ellas no tienen acceso a agua entubada y menos potable.

El municipio se encuentra dentro de la cuenca hidrológica Grijalva-Usumacinta, la de mayor precipitación en el país, es decir, por lluvia no paran, pero lo que hace falta es infraestructura para entubar y tratar esa agua y llevarla a los hogares.

El presidente de la comisión de recursos hidráulicos, agua potable y saneamiento del Congreso del Estado, Rubén Muñoz Álvarez, dijo hace unos días dentro del Encuentro Interestatal de Organizaciones Comunitarias de Servicios de Agua y Saneamiento, que el problema en Chiapas es paradójico.

“El agua la tenemos concentrada en el sureste, pero no podemos entender la paradoja que tres entidades del sureste (Campeche, Chiapas y Tabasco) que son los estados donde más agua hay, sea donde más agua falta en sus comunidades. Chiapas tiene agua, pero no infraestructura”, señaló el legislador.

Lo que dice el diputado se vive en Tzabalhó, en donde llueve a cántaros, pero no hay la infraestructura necesaria para almacenar, tratar y entubar esa agua y llevarla a las viviendas.

En una visita a Tzabalhó, las autoridades dieron conocer parte de su sistema de agua, integrado por lo que llaman una olla de agua, varios pozos y un kiosko, donde llevan a cabo el proceso de desinfección, instalado por la organización civil Cántaro Azul hace cuatro años.

Mariano Ruiz, quien es el promotor de la organización en la zona, cuenta que la intención de Cántaro Azul era instalar el kiosko en la escuela; pero las y los habitantes les pidieron que sirviera para toda la comunidad. En este sitio se almacenan 24 mil litros de agua que después se desinfectan y se llenan en garrafones de 19 litros. Por cada uno de ellos, las familias deben dar una cuota de cinco pesos que sirve para el mantenimiento del sitio.

Nadie de los que trabaja ahí recibe ningún tipo de remuneración por su labor. Cada persona en Tzalbahó tiene una tarea y de no cumplirla recibe sanciones que van desde no recibir los beneficios del trabajo común hasta multas económicas.

Comunidades en Chiapas, tan cerca del agua y lejos de su acceso - image-2-30
Kiosko de desinfección de agua. Foto: Sandra de los Santos / Aquínoticias.

La comunidad carece de obras vigentes de distribución de agua financiados por los gobiernos. El único resabio que queda de una obra del gobierno federal es una olla de agua que tiene unos 12 años y está casi inservible. Pero la comunidad la sigue cuidando porque es uno de los medios en los que se puede almacenar agua de lluvia. Aunque al final del día gran parte se filtra o evapora.

Comunidades en Chiapas, tan cerca del agua y lejos de su acceso - image-2-32
La construcción de estas ollas de agua se dio en diferentes partes del país, el problema es que no reciben mantenimiento. Foto: Sandra de los Santos /Aquínoticias.

Pedro Pérez Pérez, agente municipal de Tzabalhó dice que entre ellos se organizan para administrar tanto la olla como los pozos, y el kiosko de almacenamiento y desinfección de agua.

Comunidades en Chiapas, tan cerca del agua y lejos de su acceso - image-2-31
Los pozos son una especie de jaguey, que se llena con las precipitaciones a cielo abierto. El agua turbia es de uso común para la comunidad. Foto: Sandra de los Santos / Aquínoticias.

El agua que se almacena en los pozos, que más bien son una especie de jaguey, que se llena con las precipitaciones y se encuentra a cielo abierto, es la que usan para su uso diario. El agua es turbia, pero en la comunidad sirve para lavar ropa, los trastes, bañarse y algunas familias también la consumen. Dejan que se sedimente y después la hierven. Nadie se ha enfermado por tomarla, aseguran los encargados de salud de Tzabalhó.

Las mujeres son las principales usuarias y quienes acarrean el agua en cubetas que llevan del pozo a sus hogares y a pesar de que son ellas las que más les toca lidiar con la falta de agua en los hogares, no están dentro de la toma de decisiones sobre este tema.

En los meses de sequía el escenario es más adverso. Entre marzo y mayo, la olla y pozos suelen quedar secos. En una ocasión hasta el tinaco de almacenamiento del kiosko quedó vacío. En esos meses, las mujeres tienen que caminar más para conseguir agua, o bien, se tiene que ir en camiones a buscarla  en la cabecera municipal.

Lo que pasan las y los habitantes de Tzabalhó no es privativo de este lugar, las y los gestores comunitarios que hacen el recorrido pasan por cuestiones similares en sus lugares de origen, lo paradójico es que también son del sureste de la república, el lugar que más agua tiene, pero donde el acceso a ella se vuelve una tarea titánica para las y los gestores.

Esta nota publicada originalmente en Aquínoticias. Puedes consultarla aquí.

Síguenos en

Google News
Flipboard