¿Por qué la boda de la princesa Mako de Japón todavía no se ha celebrado?
La princesa Mako (izq.) y la princesa Kako (der.) en una celebración de Año Nuevo en el Palacio Imperial de Tokio. Foto: Kounosu1/Wikimedia Commons

Justin McCurry/The Guardian

Han estado juntos desde la universidad, su vínculo emocional, aparentemente más fuerte que nunca a pesar de estar separados por un océano y un continente. Y ya cuentan con la bendición de un probable futuro emperador.

Pero para la princesa japonesa Mako, la hija mayor del primero en la línea al trono del Crisantemo, y su novio, Kei Komuro, el sonido de las campanas de boda se ha vuelto más distante en los tres años desde que hicieron pública su relación.

La pareja no está más cerca de jurar sus votos después de que sus planes de casarse hace dos años descarrilaron por las revelaciones de que la madre del futuro novio estaba involucrada en una disputa financiera. La saga no solo ha alimentado los medios de comunicación (inusualmente invasivos) y el interés público en la vida privada de la realeza japonesa; también ha puesto en relieve la crisis en la sucesión de la monarquía del país.

Japón celebró cuando en mayo de 2017 Mako y Komuro, un compañero de generación en la Universidad Cristiana Internacional en Tokio, que no proviene de la realeza, dijeron que planeaban comprometerse más adelante en el año y casarse en noviembre de 2018. Pero en febrero de 2018, la agencia de la casa imperial dijo que la boda se había pospuesto dos años después de que se informara que la madre de Komuro le debía dinero a un exprometido, incluidos los gastos de educación de su hijo. Aún no se ha fijado una fecha para la boda.

Esta semana, el padre de Mako, el príncipe heredero Akishino, dio su bendición al matrimonio, pero sugirió que la pareja, ambos de 29 años, aún no se había ganado a al escéptico público japonés, que tendrá que apoquinar la enorme suma que Mako recibirá cuando se case y salga de la casa imperial.

“Apruebo que se casen”, dijo en comentarios a los periodistas antes de su cumpleaños 55 el lunes. “La Constitución dice que el matrimonio debe basarse únicamente en la aceptación mutua de ambos sexos. Creo que yo, como padre, debería respetar sus intenciones si el matrimonio es lo que realmente quieren”.

Pero, añadió, la familia de Komuro necesita dar una respuesta “visible” a los problemas económicos de su madre, que, según medios japoneses, no han sido resueltos dos años después de que fueran revelados por una revista semanal.

Akishino, quien se convirtió en príncipe heredero después de que su hermano mayor, Naruhito, ascendiera al trono el año pasado, fue citado por la agencia de noticias Kyodo diciendo: “Desde mi punto de vista, no creo que estén en una situación en la que mucha gente está convencida y complacida acerca de su matrimonio propuesto”, y agregó que Mako era consciente de que el público no apoyaba completamente la unión.

Cuando Mako se case, perderá inmediatamente su estatus real y, al igual que la hija del emperador anterior, Sayako Kuroda, vivirá una vida comparativamente “ordinaria” con su marido plebeyo más allá de los muros del palacio imperial de Tokio.

La familia que abandona se encogerá nuevamente. Como ha señalado el periódico Asahi Shimbun, solo siete miembros de la familia imperial tienen menos de 40 años, y todos menos uno son mujeres. Según las leyes de sucesión de Japón, ninguna mujer miembro de la familia imperial, ni siquiera la hija de 19 años del emperador, Aiko, puede convertirse en monarca reinante.

Ningún gobierno japonés ha mostrado interés en revisar la ley de sucesión de 1947 desde que el nunca conforme conservador Junichiro Koizumi vio fracasar sus planes de reforma tras el nacimiento en 2006 del príncipe Hisahito, el hermano menor de Mako y el primer varón nacido en la familia imperial en 40 años.

Si bien el nacimiento de Hisahito, quien es el segundo en la línea del trono, le dio a la familia un respiro de una generación, si no llega a tener un hijo, algunos creen que una línea imperial que se remonta a 2,500 años llegará a su fin.

Una posible crisis constitucional es lo más alejado de los pensamientos de Mako y Komuro, que están estudiando para graduarse en derecho en la Universidad de Fordham en Nueva York, mientras consideran su próximo paso, incluida una sugerencia de su padre de que ofrezcan al público una explicación una vez que se haya acordado una fecha de boda.

Los dos se consideran “insustituibles” uno para la otra, dijo la princesa recientemente, y agregó que se consideraban “alguien en quien confiar, tanto en los momentos felices como en los infelices”.

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