Gonzalo Moratorio dice que para combatir el virus, lo perfecto es enemigo de lo bueno
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Periodista, catalana, emigrada a México hace tres años. Aquí inició su carrera como periodista. Ha trabajado de corresponsal para medios en Estados Unidos, España y Brasil, y medios nacionales. Le apasiona el mundo, entenderlo y explicarlo. Instagram: @annaportella__

Gonzalo Moratorio dice que para combatir el virus, lo perfecto es enemigo de lo bueno
Foto: Gonzalo Moratorio.

No hace ni un año que logró que Uruguay fuera soberano en diagnosticar el Covid que ya está pensando en el día que lo será fabricando vacunas. 

El virólogo uruguayo Gonzalo Moratorio tiene prisa porque sabe que los patógenos siempre van un paso por delante.

La pandemia lo puso al frente de combate. Él y su equipo desarrollaron pruebas moleculares de detección del Sars-Cov-2 100% “Made in Uruguay”. Y lo más importante: lo hicieron antes de que oficialmente el virus estuviera en el país. 

Ello le valió un sitio en la lista de los diez personajes más influyentes en la ciencia de 2020 de la revista Nature, junto con nombres como el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom. Él era el único latinoamericano. 

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Moratorio hizo un hueco en su agenda para atender a La-Lista des del laboratorio del prestigioso Instituto Pasteur en Montevideo. Tiene de 37 años, es surfista y un influencer en las redes. Se dedica a crear conocimiento pero se expresa de forma llana — se le entiende.  

Trabajó años y años para que le publicaran en revistas científicas; sus artículos tienen lustros de investigación en su bibliografía, y cuando ve todo lo que le ha sucedido en meses, no lo puede evitar: se le escapa la sonrisa. 

La-Lista: A usted le pusieron en el mismo nivel que a Tedros Adhanom.

Gonzalo Moratorio: Eso no me lo creo ni yo, fue una suerte del destino apoyada en mucho trabajo.

L-L: ¿Un científico cree en la suerte?

GM: Creo que a la suerte hay que ayudarla, hay que hacer cosas para tener suerte. Me fui a París con una mano atrás y otra delante.

L-L: Y algo de dinerito, para pagar el depa.

GM: Dormí durante un año en un colchón que vi cómo lo tiraron en la calle y lo puse en mi piso de 20 metros cuadrados. La mitad del salario se me iba en la renta. Los científicos no ganan bien, yo soy académico. 

L-L: El único de América Latina incluído en los 10 de Nature.

Si hubiese cobrado un centavo de todo lo que di gratis para que todo el testeo sea público para que la gente que esta en salud publica, hoy seria millonario.

L-L: Y a mí, ¿cuánto me cobrarían para una PCR en su país?

GM: Andan entorno a los 100 dólares estadounidenses, el testeo molecular. Lo que hicimos con mi equipo de investigación fue lograr que antes de que entrara el virus, en el congelador de mi laboratorio hubieran dos mil tests, cuando el gobierno tenía cien.

L-L: ¿Cómo lo lograron?

GM: Fuimos tiempistas. Hablaba con amigos de distintas partes y me decían: “No puedo creer la cantidad de máquinas ociosas que tenemos y la academia está cerrada cuando pega la pandemia”. En poco tiempo, montamos una red pública de laboratorios, capacitamos a la gente y en los tres primeros meses, el 50% de los tests eran hechos por nosotros. 

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L-L: La mala comparación con la industria de guerra.

GM: Hay que ser práctico y en guerra, lo perfecto es enemigo de lo bueno. Lo importante era testear, eso fue clave para que el Uruguay no tenga ni 400 muertos.

L-L: Pero sí tienen una segunda ola de contagios, como el resto del mundo.

GM: Somos víctimas de nuestro propio éxito. Después de nueve o diez meses viendo que acumulábamos 20 o 30 casos al día, llega el buen clima, el verano, con las fiestas de Navidad y año nuevo, todo el mundo le pierde el respeto. El cambio del comportamiento de la población explica esto, el virus es el mismo.

L-L: Les dieron soberanía médica al país, vamos.

GM: Suena muy bien. Creo que fuimos un componente más.

L-L: Tuvieron las autoridades a favor.

GM: Me reuní con el ministro y políticos para sembrar la idea de redireccionar el potencial de la academia y utilizar científicos básicos para hacer diagnóstico molecular. 

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L-L: ¿Cuándo no han hecho caso de sus recomendaciones?

GM: Cuando en redes manifesté que tal vez había que tomar medidas un poco más duras en diciembre. 

L-L: ¿Cuál es el último Whatsapp que le mandó el ministro?

GM: [El lunes 25], me dijo que era muy buena la vacuna rusa y que iba a recibir al embajador ruso al día siguiente.

L-L: ¿Consulta con usted estas cosas?

GM: No es que lo consulte, pero le interesaba decirlo porque yo defendí la vacuna rusa. 

L-L: Usted se ha vuelto un influencer.

GM: Lo único que me gustaría influenciar a la gente en este momento es que las vacunas funcionan e influenciar en hacer cosas que le hagan a uno feliz.

L-L: Usted dejó París para regresar a Uruguay a investigar cómo mutan los virus. Y ahora resulta que le necesitan allá…

GM: Son proyectos que quedaron en un cajón por todo el trabajo en pandemia. Ahora estoy con un equipo detectando el virus en superficies, en teclados, buscando el virus en la red de saneamiento en toda la ciudad para encontrarlo y predecir focos, lo que se llama virología ambiental, porque el virus también se excreta.

L-L: Cambio de rumbo por la pandemia.

GM: ¿Quién iba a pensar que estando en el departamento de virología del Institute Pasteur de País, donde podía charlar con la premio Nobel por haber descubierto el VIH, Françoise Barré-Sinoussi, iba a venir al Uruguay e iba a catapultar mi carrera científica? Ni el más iluso. Y eso pasó.

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