¡Paren el mundo, me quiero bajar!

Siempre esperamos las condiciones perfectas para estar en calma, anhelamos una situación idílica en donde no haya conflictos internos o externos que nos abrumen. Ponemos en el afuera o en los demás la llave de nuestro propio equilibrio. La buena noticia es que nosotros tenemos dentro nuestro todas las claves para hacerlo, sin necesidad de recursos exteriores, de comprar nada especial o de crear un momento ideal. Estamos sentados sobre el tesoro, tenemos en las manos  la punta del ovillo que nos saca del laberinto en que nos metemos esperando que las soluciones vengan de afuera.

Aquí y ahora, sin preámbulos podemos conectar con nuestras anclas y balancear los niveles de homeostasis (capacidad de los seres vivos de mantener en equilibrio el medio interno de su cuerpo), empezar con mucha paciencia y amor propio el proceso de recuperación de nuestra atención en conciencia plena.. 

¿Nuestras herramientas más contundentes? El latido del corazón y la respiración que nos acompañan silenciosamente y están esperando que los reconectemos y los honremos.

Antes que sea demasiado tarde y nos toque un susto de esos que da la vida inesperadamente podemos accionar sin muchas vueltas y con inmediatos beneficios  bajar los niveles de drama y subir los niveles de calma.

Los porcentajes de niveles de ansiedad son alarmantes, la tercera parte de la población en los Estados Unidos por ejemplo vive en un estado de ansiedad extremo, mientras que cerca de la mitad (48 por ciento) considera que su estrés ha aumentado en los últimos cinco años. El miedo y las confusiones sumado a la situación de pandemia y aislamiento están afectando enormemente a las personas, contribuyendo al surgimiento de problemas de salud, relaciones deficientes y pérdida de productividad laboral, según los resultados de una nueva encuesta dada a conocer  por la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés).

¿Por donde empiezo?

Busca tu ancla,  es algo que puedes hacer en cualquier momento y compartirlo con la gente que te rodea (es espectacular para hacer con niños de todas las edades).

Estos cuatro puntos que te muestro son espacios en tu cuerpo que corresponden a inteligencias superiores que viven en ti y que no solo tienen que ver con la cabeza y  el cerebro. Al activar el ancla estás en el momento presente, para salir de la reacción agresiva, pensar antes de actuar o hablar, retirarte de conflictos que no son tuyos y en definitiva volver a tu eje de equilibrio. V

as a activar la inteligencia  del intestino (entérica), la del corazón, la de tu respiración y la de tu intuición localizada entre las cejas. Cierra los ojos por unos instantes para conectar en profundidad con esta experiencia:

• Respira profundamente con una mano en el estómago, tres veces

• Luego lleva la mano al centro del pecho, a la altura de tu corazón y respira tres veces

• Ahora sube tu mano a la altura de tu nariz pero no la toques, déjala cerca para que sientas el aire entrando y saliendo mientras respiras tres veces

• Por último toca con tu dedo índice el punto entre las cejas haciendo una leve presión y respira tres veces.

¿Con cuál de estos puntos te sientes más identificado? No hay uno mejor o más efectivo que el otro sino que son lugares claves para volver al momento presente siempre que lo necesites. Puedes usar uno o todos, los puedes combinar y explorar porque muchas veces diferentes estados anímicos requieren distintos puntos de ancla.

Lo importante es que cuando sientas que las cosas te superan o el miedo te vence sepas que tienes estos recursos poderosos dentro tuyo y que puedes activar en cualquier momento.

Para completar la experiencia te recomiendo la meditación y la canción El Ancla que puedes encontrar en Yomu.love, eso te ayudará a centrarte y seguir los cuatro puntos sin dificultades.