Huele el aroma de la belleza
Espacio mindfulness

Es escritora –cuatro libros publicados y dos en camino–, periodista, cantautora –más de 160 canciones–, experta en respiración, yoga y meditación. Dirige el Yomu Institute, es mamá de tres hijos y pionera en el arte de materializar ideas innovadoras. Es la creadora y fundadora del sistema Enciende tu corazón para inspirar la alegría en el despertar de la conciencia. Instagram: @cynthiazakofficial

Huele el aroma de la belleza
Foto: Pixabay

¿A qué crees que huele la belleza? ¿Cuál es el aroma que llega a tu memoria cuando piensas en la belleza? ¿Puedes describir la experiencia que sientes cuando unes tu olfato a los recuerdos, las vueltas de la mente, las proyecciones de futuro o cuando te pregunto por el olor que tienen tus vivencias?

Cuántas expresiones usamos de manera mecánica en donde está incluido este sentido con total conexión con la intuición: “me huele que”, “tengo buen olfato para”, “olfato de cazador”, etc, etc, etc. Eso ocurre porque se relaciona con una inteligencia que sale de la mente y el cerebro para entrar en zonas fisiológicas poco exploradas y llenas de conocimiento.

En esta exploración semanal de los sentidos y la belleza, hoy le toca al turno al olfato. Esta vez mi invitación es a oler el paraíso que te rodea. Ahora mismo, comienza a meter tu nariz en todo lo que puedas, desde las partes de tu cuerpo hasta los aparentes objetos inanimados que te sostienen.

Cuando los huelas vas a desencadenar un proceso emocional desconocido con cientos de variaciones, matices, vueltas inesperadas, un destape instantáneo de la atención plena, tomada por un olor que es imposible de ocultar.

Podemos ir por el camino obvio y asociar lo bello con aromas placenteros, dulces, perfumados, florales, campestres o idílicos olores de comidas caseras o pan recién hecho. El apego a eso bonito que nos hace tan bien, pero que cuando no se adapta exactamente a nuestras expectativas resulta en un desastre emocional imposible de remontar

¿Qué tal otros olores? Los que nos recuerdan el nivel de toxicidad del medio ambiente, humo negro, bosques incendiados, pólvora y polvo, hospitales, ríos estancados, descomposición, sequía u olores artificiales llenos de químicos para tapar cualquier cosa que sea natural. 

Esos también están ahí mezclados con lo agradable y delicioso, viven juntos en una interacción constante porque sin estos contrastes estaríamos siempre dedicados al placer instantáneo, al momento de foto de Instagram en donde sobra aerosol ambientador que cubre por encima olores fuertes, pero que nunca llega al origen y fondo de la cuestión..

Es vital destaparse la nariz, hacerlo de manera física y emocional.

Entre estos gustos y rechazos, en todos los extremos siempre hay una opciones, alternativas, matices, bemoles como se dice en el idioma musical.

Conectar con los más de 10 mil aromas diferentes que nos llegan en un día, activar nuestras fosas nasales y la pituitaria amarilla (en la parte superior de la nariz), el único lugar del cuerpo que recibe los olores, en donde los 20 a 30 millones de células olfativas residen.

Al inhalar entran esos compuestos volátiles, entran por estos dos orificios en el frente de nuestra cara y suben convirtiéndose en señales nerviosas que llegan al cerebro.

Nos disponemos entonces a oler la belleza de todo en todo, despegando del juicio que nos hace salir del “mal olor” rápidamente sin darnos la oportunidad de entender de dónde viene eso y sobre todo nos desplaza de la posibilidad de olernos a nosotros mismos.

Huélete

Ahora vamos a la práctica con esta meditación de los olores, para que comencemos a honrar este poder poco desarrollado que tenemos los humanos y que los animales nos muestran tan contundentemente todo el tiempo. 

Si huelo entiendo mucho más sobre la belleza de todo:

-Toca tu nariz suavemente, sin miedo mete tus dedos en los orificios para descubrirlos.

-Ahora inhala y exhala y comienza a oler.

-Cierra los ojos si puedes y recuerda que al cerrar un sentido los otros se enaltecen y se expanden.

-Huele todo, partes de tu cuerpo, lo que tienes alrededor, comida, si estás con otra persona o animal aprovecha para oler.

-Registra lo que dice tu mente, las ideas, rótulos, juicios sobre los olores que te llegan.

-Celébralos a todos y vuelve a tu cuerpo.

-Empieza a reconocer cómo hueles y lo que te produce eso mientras sigues respirando.

-Para completar la meditación, elige un aroma, un olor mientras inhalas y llena tu organismo de eso que has elegido. Observa tu cuerpo cargado de esa calidad, cada célula, cada átomo.

-Repite lo mismo, pero ahora inunda tu mente con este aroma.

-Incorpora el mantra u oración: huelo la belleza de todo, mi comprensión se amplía.

-Que tu olfato te guíe a la par de tu intuición.

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