La cara femenina de la pobreza
Con lupa de género

Estudió Economía y Ciencia Política en el ITAM. Actualmente trabaja en el área de Sociedad Incluyente donde investiga los factores que influyen en la participación de las mujeres mexicanas en el mercado laboral.

@imcomx

La cara femenina de la pobreza
Foto: EFE

¿Has escuchado que el 70% de las personas que viven en pobreza extrema en el mundo son mujeres? A pesar de que investigadoras del Banco Mundial han desmentido esa cifra, esta se usa para reforzar la idea de que las mujeres están más expuestas a sufrir pobreza en comparación con los hombres.

En el caso de México, la tasa de pobreza extrema en 2020 fue de 8.6% para los hombres y 8.5% para las mujeres, una cifra muy similar entre sexos. ¿Esto significa que no es importante analizar la pobreza desde una perspectiva de género? En mi opinión, no solo es importante sino necesario para generar mayor evidencia.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la institución encargada de medir la pobreza en México, hizo un esfuerzo por incluir la perspectiva de género en la medición multidimensional de la pobreza de 2020 para conocer los niveles de pobreza y carencias sociales por sexo en relación con el tiempo dedicado a los quehaceres domésticos y al cuidado de los integrantes del hogar. En el caso de las mujeres que dedicaron más de cuatro horas al día al quehacer del hogar, 47.4% vivieron en situación de pobreza, mientras que para los hombres que dedicaron el mismo tiempo la tasa fue de 36.9%.

El punto clave es que aunque no haya una gran diferencia en la proporción de mujeres y hombres en situación de pobreza extrema, esta sí los afecta de forma diferente en función de los roles y estereotipos de género. Por ejemplo, 24.6% de las mujeres que dedicaron más de cuatro horas al cuidado de los integrantes del hogar tuvieron al menos tres de las seis carencias sociales (como rezago educativo o falta de acceso a la seguridad social) evaluadas por el Coneval en comparación con 18.5% de los hombres.

En el estudio de la pobreza con perspectiva de género es importante tener en cuenta que las jefas del hogar y sus familias son más vulnerables a cambios en las políticas públicas diseñadas para combatir la pobreza. Según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020, en los hogares con jefatura femenina las transferencias representaron 23% de su ingreso corriente trimestral a diferencia de los hogares con jefatura masculina, donde estas integraron 15% del ingreso.

Aunque se reconoce que las mujeres enfrentan distintas desigualdades, para analizar la pobreza con perspectiva de género no basta con desagregar la información por sexo. En este sentido, es muy importante poder comparar el nivel de pobreza y carencias sociales con el estado civil, el número de hijos, el nivel de ingreso y otras variables que tomen en cuenta las diferencias económicas y sociales a las que se enfrentan las mujeres.

Poner fin a la pobreza en todas sus formas en el mundo es el primero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Para lograrlo, debemos considerar que este fenómeno no afecta a todos los individuos por igual y que las desigualdades de género a las que se enfrentan las mujeres las pone en una situación de vulnerabilidad. Ante esto, todo aquel que quiera combatir la pobreza no debe olvidar que también tiene un rostro femenino.

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