¿Cuál es el origen del conflicto entre Ucrania y Rusia?
Política consciente

Licenciada en Relaciones Internacionales. Consultora en imagen pública y estratega en comunicación. Actualmente produce y conduce el programa The White Table para MMoodtv. Cofundadora del colectivo TÚ x México. Twitter: @anapatam_mx

¿Cuál es el origen del conflicto entre Ucrania y Rusia?
24 de febrero, 2022. Militares ucranianos se preparan para contratacar un ataque en la región ucraniana de Lugansk. Foto: Anatolii Stepanov / AFP

¿Por qué Ucrania está en el centro de la creciente tensión entre Rusia y el bloque occidental liderado por Estados Unidos? Para entender las causas del conflicto actual, es necesario analizar su historia para conocer las particularidades de este país.

Entre los siglos IX y XIII, la actual Ucrania formó parte de la Rus de Kiev, una enorme y poderosa federación de tribus eslavas que se extendía desde el mar báltico en el norte hasta el Mar Negro en el sur. Desde entonces, su historia se ha caracterizado por la dominación de potencias extranjeras, pasando por manos polacas, otomanas, austriacas y sobre todo rusas.

Durante la primera mitad del siglo XX, el territorio ucraniano seguía repartido: la zona oriental de Ucrania, que antes de la revolución de 1917 formaba parte del Imperio Ruso, pasó a llamarse República Socialista Soviética de Ucrania cuando se estableció la Unión Soviética en 1922. La zona occidental se encontraba entonces en manos polacas. Fue durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con la repartición de territorios, que la zona que estaba bajo dominio polaco y otras regiones colindantes pasaron a formar parte de la República Socialista Soviética de Ucrania. Esta república no incluía en un principio la Península de Crimea, estratégica región situada al norte del Mar Negro que había sido anexada por el Imperio Ruso en el siglo XVIII y era una histórica reclamación ucraniana.

Sin embargo, sorprendió en 1954 que el entonces líder de la Unión Soviética, Nikita Jrushchov, hiciera caso a esta reclamación y decidiera que Crimea pasara de manos rusas a ucranianas, todo esto bajo el manto común soviético.

Recordemos que en 1991 se produce el colapso de la Unión Soviética, Ucrania se consolida como país independiente y mantiene una buena relación inicial con Rusia, que había sido la república Soviética más grande e influyente. Sin embargo, más tarde se fue dando un acercamiento hacia Occidente, hasta el punto de elaborarse en 2012 un acuerdo de asociación entre Ucrania y la Unión Europea (UE). Algo que incomodó a Rusia, al grado de ejercer tanta presión que orilló a Viktor Yanukóvich, expresidente de Ucrania en noviembre del 2013, a suspender el acuerdo pese a que todo ya estaba listo.

Esta decisión provocó que cientos de miles de personas se agolparan en la Plaza de la Independencia de Kiev pidiendo que se retomara el diálogo con la UE. Comenzaba así el llamado Euromaidán, una serie de protestas y disturbios de índole europeísta y nacionalista, aunque con apoyo también de sectores ultraderechistas que se extendieron por gran parte del país durante varios meses. Estas revueltas dejaron más de 100 muertos y continuaron hasta que el 22 de febrero de 2014, el expresidente Yanukóvich huyó de Ucrania. Cinco días más tarde esta crisis fue aprovechada por Rusia, grupos armados prorrusos, apoyados por Moscú, tomaron las principales instituciones de la Península de Crimea, izaron la bandera Rusa y convocaron a un referéndum de independencia. En tan solo unos días Ucrania vio cómo Crimea pasaba a ser dirigida de facto por Rusia. Más tarde, el presidente ruso Vladimir Putin reconoció que muchos miembros de estos grupos armados pertenecían realmente al ejército ruso, incluso el Ministro de defensa ruso les galardonó con medallas por lograr lo que calificaron como “el regreso de Crimea”. Este movimiento marcó un punto crítico de las relaciones entre Rusia y Occidente, provocó la expulsión de Rusia del G8, y la Unión Europea le impuso varias sanciones económicas contra Moscú que aún siguen vigentes.

Hay que destacar que la Península de Crimea tiene un atractivo especial para Rusia, en la comunidad de Sebastopol se encuentra la principal base naval rusa en el Mar Negro. Desde la independencia de Ucrania, Moscú pagaba una tasa anual al Kiev por el uso de esta base, algo que ya no necesita hacer con su anexión. Con esto, para el presidente Vladimir Putin, recuperaba un territorio que les pertenecía.

Un mes después, fuerzas prorrusas tomaron también varias localidades en la zona del este de Ucrania, se dieron varios enfrentamientos armados con el ejército ucraniano. Tal fue el empuje prorruso en esta región conocida como el Dombás, que el 11 de mayo se declararon independientes las repúblicas populares de Donestsk y Lugansk.

Desde que empezó la llamada guera del Dombás entre ucranianos y fuerzas prorrusas, la OTAN acusó a Rusia de apoyar militarmente a los separatistas, algo que niegan desde Moscú. Desde entonces, las negociaciones de paz como el protocolo de Minsk han intentado sin éxito alcanzar un alto al fuego.

Ucrania, Rusia, Alemania, Francia, representantes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa han participado en estas conversaciones, pero el conflicto sigue azotando al sudeste de Ucrania dejando miles de víctimas.

La ONU ha denunciado los crímenes de guerra que han sucedido desde 2014 en esta región, así como del alarmante deterioro de los derechos humanos.

¿Qué implicaciones geopolíticas y económicas tiene este conflicto?

Para empezar, Rusia y Ucrania comparten lazos históricos, étnicos y culturales. Precisamente en las regiones del conflicto, la mayoría de la población habla ruso en lugar de ucraniano.

Por su parte, la Unión Europea y Estados Unidos ven en Ucrania un potencial aliado a nivel estratégico y militar justo a las puertas de Rusia, por lo que varios analistas aseguran que esto es lo que precisamente quiere evitar Putin.

En 2008, la OTAN con Estados Unidos a la cabeza prometió que Ucrania y Georgia, otra exrrepública soviética, serían admitidos en la Alianza Atlántica. Y esta es una de las líneas rojas marcadas por Rusia: Putin ha repetido que quiere evitar que la OTAN extienda su influencia a países de Europa del Este y Asia Central.

Además, la industria energética es clave para entender la trascendencia de esta disputa. Rusia ha construido un enorme gasoducto entre su territorio y Alemania llamado Nord Stream 2. Sin embargo, actualmente el proyecto se encuentra bloqueado por Alemania y la Unión Europea, que temen que Rusia pueda usar este gasoducto para presionar a Ucrania.

Actualmente la mayor parte del gas ruso que llega a Europa pasa a través de Ucrania, pero con la apertura de Nord Stream 2 Moscú podría hacer llegar todo el gas directamente a Alemania. Esto privaría a Ucrania del ingreso de alrededor de 2 mil millones de dólares al año. Según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, este proyecto es una arma geopolítica peligrosa del kremlin, pues hay analistas que piensan que en el momento en que no hubiera gas pasando por Ucrania, ya no existiría un impedimento para un potencial ataque ruso. Pero el bloqueo del Nord Stream 2 no supone solo un perjuicio para Rusia, sino también para Europa que necesita el gas ruso y que ha visto cómo los precios del gas se han disparado.

Este conflicto va mucho más allá de lo territorial, resuena y tiene consecuencias a nivel global.

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