Las leyes no son magia
La presencia de su ausencia

Coordina la Red Eslabones por los Derechos Humanos, que atiende asuntos de justicia, principalmente personas desaparecidas. Es consejera ciudadana de búsqueda en la Ciudad de México, Estado de México y a nivel federal. Con estudios de periodismo, derechos humanos, derecho y otros. Facebook: Red Eslabones por los Derechos Humanos Nacional.

Las leyes no son magia

En cualquier momento, en cualquier lugar y cualquier persona puede ser desaparecida en México, las 100 mil personas desaparecidas en nuestro país provienen de toda la diversidad de sus habitantes: nacionales, extranjeros; de todas las clases socioeconómicas, desde las más vulnerables, hasta quienes tienen mucho dinero; recién nacidos e incluso antes de nacer hasta personas de más de 90 años, aunque la mayoría de las personas que no se encuentran están entre los 15 y los 35 años de edad.

En general, la población es indiferente ante este fenómeno atroz… hasta que les pasa.

Entonces se dan cuenta que tener un ser amado desaparecido pulveriza en un instante la vida de toda la familia y se requiere de muchos procesos para que puedan sobreponerse, sobre todo si de las autoridades no hay respuestas, ni verdad, ni justicia, la impotencia consume cuando se comprueba que ni se investiga, ni se busca, ni se encuentra.

Ante esta realidad es incomprensible comprobar que los esfuerzos que se han empezado realizar para investigar y buscar desde la encomienda de las instituciones federales son, en muchos casos ,saboteados por la inercia, por la ignorancia, pero sobre todo por la indolencia de las autoridades, en su mayoría de las entidades federativas, afortunadamente no de todas, pero “se cuentan con los dedos de una mano” las instituciones locales que actúan con compromiso para enfrentar esta tragedia.

Todas las personas dadas por desaparecidas desaparecen en algún lugar y están con o sin vida en algún lugar dentro del territorio político-geográfico de alguna entidad federativa, donde la seguridad de sus habitantes debe ser garantizada por el gobierno local directamente bajo las órdenes del gobernador, la procuración de justicia tiene que administrarla la fiscalía general de justicia del estado bajo la responsabilidad de su titular. Por lo tanto, las autoridades responsables de investigar y buscar son las y los gobernadores y fiscales generales de justicia locales y los principales culpables de no hacerlo.

Cuando las familias acuden a pedir ayuda para la búsqueda de sus familiares, se encuentran con puertas cerradas, que cuando se llegan a abrir las conducen por un sinfín de laberintos burocráticos y técnicos que son agotadores física, mental y emocionalmente, porque la mayoría de la población desconoce lo que deben hacer las autoridades para investigar y buscar. Entonces ante el evidente desconocimiento de las familias respecto de los procedimientos y protocolos es cuando las personas servidoras públicas las rechazan, con sinrazones, pretextos e incluso mentiras.

Es imprescindible que todas las personas que habitan en México consulten la página de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNB), ahí encontrarán los datos de las Comisiones Locales de Búsqueda de cada entidad federativa, también hallarán los documentos básicos pero indispensables para que ninguna autoridad “los batee”, como el Protocolo Homologado de Búsqueda (PHB), publicado en 2020, que establece los distintos tipos de búsqueda que se deben realizar; los Principios Rectores para la Búsqueda de Personas Desaparecidas aprobados por la ONU en 2019; la ley general en materia de desaparición forzada de personas, desaparición cometida por particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, publicada a fines de 2017.

Como vemos, casi toda la normativa específica y sustantiva para enfrentar el fenómeno de la desaparición en México es muy reciente, sabemos que las leyes no son magia, que no por el hecho de estar publicadas ya son aplicables, que la ley nos dice qué hay que hacer, pero no cómo ni con qué.

Por eso estamos apenas en la etapa de implementación, que significa trasladar lo que ordena la norma a la vida real, a lo cotidiano, para encontrar el cómo. Se trata de que las autoridades de los tres órdenes y niveles de gobierno relacionados con la investigación y búsqueda se capaciten, primero conociendo y entendiendo la ley, después que tengan la disposición de desaprender sus malas prácticas para que la inercia de la costumbre no afecte la aplicación de los nuevos principios y disposiciones que la ley establece, pero sobre todo y lo más importante de las acciones de gobierno es que tengan la fortaleza, integridad y humanidad para aprender a trabajar en equipo, coordinándose con las demás instituciones, dejando atrás sus egos intestinos que impiden la investigación y búsqueda eficiente y eficaz, que solamente será posible con el flujo de los datos y acciones a nivel nacional, pero que hasta la fecha no existe esa disposición articulada ni esa red informativa habilitada para que se interconecte y se pueda saber que las personas que son desparecidas y buscadas en alguna entidad federativa, se encuentran en otra, con o sin vida.

La contraparte para complementar la eficacia de las leyes es que la gente común en la sociedad tomemos la decisión de conocer y comprender los documentos normativos, que establecen las obligaciones de las autoridades y también nuestros derechos, como una herramienta preventiva, por si en algún aciago momento nos toca cruzar la línea y tener un ser amado desaparecido podamos exigir con fundamentos su búsqueda. Cuando una autoridad nota que tenemos información sobre sus obligaciones, muy seguramente las realizará sin excusas ni pretextos.

Al gozar a nuestros hijos, a nuestros seres que más amamos, tengamos siempre presente que podemos no verlos nunca más y en un instante pasar a formar parte de esa legión de seres que buscan, dejando jirones de sus vidas y a veces su vida misma en el camino. Hay 100 mil seres humanos desaparecidos que nos hacen falta a todos y hay más de 50 mil personas sin vida no identificadas, sepultadas en el olvido de las fosas comunes de los gobiernos, donde han sido arrojadas y están ahí, clamando desde la eternidad por que las rescatemos… escuchemos sus voces antes de dormir, que la presencia de su ausencia que nos cubra y acompañe en la vigilia… ¡hasta encontrarlos!

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