El feminismo también es privilegio
Poder Prieto

Actriz, bailarina y artista multidisciplinaria. Cuenta con una licenciatura en Ciencias de la Comunicación por parte del Tec de Monterrey. Ha participado en teatro, tv y cine. Su trabajo se ha desarrollado principalmente en las artes escénicas. Es directora de su propia compañía de danza, teatro y multidisciplina MARTEscénico. Melómana, amante del café y los gatos.

IG: @syrenna

El feminismo también es privilegio
Foto: Pixabay

Me determino feminista. Me determino feminista bajo la conciencia de los años que me ha tomado labrar una práctica que se sustente, me sostenga, amplíe el espectro del término y me permita una continua reflexión constructiva y nutritiva. Este es el sabor del feminismo que me representa.

Hoy más que nunca, el feminismo, creo, ha sorteado varias olas y se encuentra atrapado en un huracán que busca un camino aún incierto. Por un lado, provoca división y lo vuelve hostil, al mismo tiempo que potencia. Por otro, la oportunidad de cuestionar sus propias estructuras, de incluir, de involucrar a toda persona. Creo fielmente que el feminismo para todas, todos y todes existe. Sin embargo, es una individual y colectiva responsabilidad social cuestionar y deliberar en torno a las condiciones en que las realidades, de acuerdo con el contexto en que cada persona se desenvuelve, permean el sentido del movimiento. Con base en esa reflexión, se decide cómo es que se construye. Decía “bell hooks” que existen tipos de feminismo como mujeres en el mundo.

Es justamente aquí donde me quiero quedar. Apetezco recalcar, exponer, abrir el diálogo centrándonos en dos cosas. Primero y principalmente, en el hecho de que tener la posibilidad de tomar la teoría feminista, de acercarse a algún tipo de feminismo, de crear el propio, de desarrollar una capacidad reflexiva: es un privilegio. Segundo, que un feminismo que ignore el racismo como un fenómeno estructural, parte de un sistema de opresión que pone en desventaja a mujeres racializadas, no podría tener cabida en este espacio.

En Poder Prieto hablamos de racismo, abrimos la conversación incómoda que debe abarcar todo sistema de opresión. Como toda sociedad, no solo nos atraviesa un sistema raciclasista, nos atraviesa también el patriarcado. Por tanto, la importancia de hablar sobre ellos. Ahora bien, el hecho de denunciar el racismo –automáticamente– podría decir, nos inclina hacia un feminismo interseccional, postcolonial (en el entendido de que dialoguemos sobre un amplio espectro del feminismo). Es imposible para nosotras, nosotros y nosotres, dentro del colectivo, hablar de una teoría o movimiento que no considere que la raza, la clase, la casta, el lugar de origen, el fenotipo, el género y la educación son factores que hacen, de diversos tipos de feminismo, una visión limitada, transgresora e indiferente.

Ustedes, que me leen, yo, que escribo, ostentamos este privilegio. Nuestra interseccionalidad incluye este rasgo favorecedor. Nosotras, nosotros y nosotres tenemos la posibilidad de reflexionar sobre cuáles deberían ser las medidas de combate hacia un sistema patriarcal y raciclasista, pero ¿qué hay de los sectores más vulnerados, más violentados, más rezagados? ¿Es o no un privilegio hablar sobre feminismo?

Comparto este cierre hasta que nos volvamos a encontrar: el feminismo, en su profunda esencia, es la práctica por generar justicia social. Es un medio a través del cual buscamos desmantelar estructuras de opresión, ideologías de dominación y supremacía blanca. Hablar de la posibilidad de hacer justicia evidencia un privilegio que poseemos. ¿Qué podemos hacer con él? ¿Dónde y cómo cabe el feminismo o el antipatriarcado en tu quehacer? ¿Cuáles son las raíces de tu percepción?

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