Un largo camino al 2024

Muchos quisiéramos tener hoy la certeza de que Morena no va a repetir la Presidencia de la República en 2024. Otros ya dieron por hecho que eso es imposible, desalentados aún más por los resultados electorales del pasado domingo. Quedamos unos cuantos que aún creemos que no hay nada escrito. Nunca hay nada escrito en política.

No me engaño, es una tarea titánica. Literalmente titánica. No solo por el número de triunfos electorales que ha conseguido el partido en el poder en los últimos dos años, sino por la manera sucia y completamente desleal con la que los obtuvo. El aparato completo del gobierno federal y los gobiernos locales de ese partido están volcados a conseguir triunfos, a costa de lo que sea, cueste el dinero que cueste, violando las leyes que tengan que violar y aliándose con quien se tengan que aliar. Han convertido la violencia, la inseguridad, el miedo y la compra del voto en su modo normal de operar. 

Pero ese, entonces, es ya uno de los elementos concretos que debemos contemplar y que debemos superar. Ya es parte del contexto, y así, 2024 dejó de ser una elección más en la que estarán en juego distintas alternativas políticas. Ya no es solo plantear una mejor alternativa y convencer a más personas. El camino es más largo y más complejo. Me permito sugerir algunos pasos necesarios:

Primero. Aunque me digan romántico, es necesario tener un para qué claro y bien articulado, una causa grande y plural, un motivo diferente y más atractivo que los motivos del partido en el poder. No veo cómo podemos generar un movimiento ciudadano sin una gran causa que unifique a personas de distintas regiones, sectores socioeconómicos, religiones, comunidades y preferencias electorales.

Segundo. Esa gran causa debe estar contenida en una agenda ciudadana desarrollada por los más grandes expertos del país, expresada de una forma que no solo todos puedan comprender, sino explicada con peras y manzanas, para que todos puedan hacerla suya y sumarse a ella.

Tercero. Es imprescindible seguir explicando puntualmente, con datos duros, argumentos claros y evidencias contundentes, los motivos del desastre en cada uno de los temas de gobierno. Sacando al señor del Palacio de la ecuación, sin convertir este paso en una batalla permanente y personal, es muy importante que millones de personas comprendan por qué las recetas actuales, que se repetirían en un nuevo sexenio con los mismos de antes, son un fracaso hoy, y serían un peor fracaso en manos de un heredero sin carisma. Solo podemos hacer una campaña alternativa si la mayoría de las personas comprenden, y pueden explicar a otros, las razones concretas del fracaso de este gobierno.

Cuarto. Esa agenda debe ser respaldada por las diversas organizaciones de la sociedad civil que encuentren en ella los motivos de su vocación y el camino para empujar sus causas. Miles de estas organizaciones sufrieron la traición a sus causas por parte del gobierno actual, y necesitan un camino real para cumplir con su misión. Este es el inicio de una gran coalición de ciudadanos organizados que se convierten en activistas de temas concretos, y hacen política desde la calle. 

Quinto. Se requiere identificar nuevas caras, nuevas voces, nuevos liderazgos que puedan encabezar estas causas de manera legítima y creíble. No podemos llegar a 2024 con los mismos candidatos reciclados de siempre, solo porque muchos los conocen y están “avanzados” en las encuestas. Y digo candidatos en plural, porque en dos años no solo está en juego la Presidencia de la República, sino el Congreso federal en su conjunto, los Congresos estatales, miles de presidencias municipales y varias gubernaturas. Nos tenemos que ocupar de todos.

Sexto. Con una agenda clara, integral, plural y completa, y con liderazgos nuevos, se requerirá una gran alianza ciudadana con varios partidos que se abran a la ciudadanía, de manera real y concreta, para incorporar personas y sustancia a sus candidaturas. Esta es la única manera de que trasciendan los pobres resultados que han tenido a la fecha, y ganen legitimidad y fondo, que hoy no tienen. 

Séptimo. Se requiere de una campaña que promueva la mayor participación ciudadana de la historia, no en torno a un “caudillo”, sino en torno a una gran agenda de todos, liderada por miles de mujeres y hombres con integridad y legitimidad, que generen interés y movilización.

Octavo. Se requiere de un enorme aparato de despachos, empresas, universidades, organismos nacionales e internacionales que presten sus capacidades para cuidar la elección durante la campaña, la jornada y los conteos distritales. Ya vimos que el gobierno en el poder y su partido están dispuestos a lo que sea para ganar. 

Noveno. Necesitamos mucha creatividad e ingenio joven para hacer una campaña que sea muy atractiva, motivante, disruptiva y apasionante, para superar al aparato multimillonario del gobierno que está dispuesto a comprar voluntades con dinero público.

Décimo. La responsabilidad ciudadana. Nada de esto sirve si no podemos activarnos uno por uno, no solo para ir a votar en su momento, sino para hacer activismo y movilización entre todos y convencer consciencias desde este momento. Desde hoy hacer el compromiso claro y concreto de convencer a 10 personas de salir a votar, y de hacerlo por una agenda ciudadana.

¿Es una fórmula segura? No. ¿Te puedo asegurar su éxito? No. ¿Tengo pruebas de que va a funcionar si la utilizamos? No. Lo que sí te puedo decir es que ya probamos las fórmulas tradicionales, y los resultados están a la vista. ¿Ves algún daño en probar estos 10 pasos? Yo no, y creo firmemente en que puede funcionar.