La moderna batalla por las audiencias
Gran Angular

Periodista interesado en medios, contenidos, periodismo y cultura. Colaborador, reportero y editor con experiencia en medios impresos, electrónicos y digitales. Maestro en Periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE. Beca Gabo en Periodismo Cultural y Cine 2014 y 2020. También habla mucho de cine. 

La moderna batalla por las audiencias
Foto: Pixabay

El Instituto Reuters junto a la Universidad de Oxford publicaron, hace unas semanas, la más reciente entrega del anual Reuters Report. Se trata de un trabajo que recopila y estudia las tendencias y patrones de consumo de información y noticias en distintas partes y regiones del mundo. También presenta una valiosa radiografía y panorama general de la industria de los medios frente a audiencias digitales. 

En general no hay buenas noticias. No del lado de los medios, en crisis financiera y de audiencias desde hace ya un buen tiempo, incapaces de saberse adaptar a nuevas dinámicas y de recuperar una imagen positiva o de relevancia y valorada función social en un ambiente de desconfianza y polarización. Tampoco del lado de consumidores, quienes manifiestan desde cansancio y desgaste al consumo informativo en los últimos años, como preferencia por el uso de nuevas vías y dinámicas para acceder a noticias e información, con las ventajas y riesgos naturalmente asociados.  

Sobre la situación de los medios hay mucho para explorar y reflexionar. Como un punto de partida, de muchos posibles a analizar, los invito a leer Las tendencias del periodismo en México: sobre las “máquinas de fango” y la falta de coordenadas informativas en El País

También habría que señalar el problema de la burbuja periodística y Twitter. Tanto datos del Reuters Report como un estudio reciente del Pew Research Center confirman que periodistas priorizan esta red social como la referencia de dinámicas y/o conversaciones digitales, en buena parte por estar ellos ahí, de ahí sacar notas/artículos/clics, pero que lejos está de ser la red social más popular o preferida por una amplia audiencia digital. No es la que prefieren ni millennials ni Gen Z (están entre Instagram, YouTube y TikTok) ni sus padres y abuelos (muchos siguen priorizando Facebook o utilizan plataformas como WhatsApp para informarse. De nuevo, con todos los riesgos que ya se saben sobre la distribución de desinformación en estas aplicaciones de mensajería que también funcionan como plataformas/redes sociales.  

Las dinámicas en redes sociales han llevado a plataformas como Twitter a preguntar a sus usuarios si quieren leer los artículos o links antes de compartirlos. La información que muchos usuarios digitales acumulan o reciben y comentan viene de titulares y fotografías, de lo que se dice de la nota o lo que previamente se puede inferir o pensar de la nota (el famoso sesgo de confirmación) y no de leer las notas.  

Por otro lado, el Reporte de Tendencias y Cultura de YouTube permite observar lo que sucede en uno de los ecosistemas/plataformas más relevantes del consumo de información y entretenimiento digital. Y entender mejor la migración de atención de la que habla el Reuters Report en las audiencias más jóvenes, yendo de los medios tradicionales hacia los creadores de contenido en ciertos grupos demográficos con todo tipo de temas. Aunque priorizando una necesidad de entretenimiento, distracción y de participación colectiva de la era de la fan y de conversaciones sobre cultura popular. 

Ahí se pueden ver los formatos y dinámicas que también hacen al contenido noticioso en dicha plataforma una real opción a considerar antes que medios tradicionales, como se dio con casos en Francia, y en donde el rigor o ética periodística no queda olvidada y que deja de manifiesto por un lado la incapacidad de la mayoría de los medios de adaptarse y encontrar cómo conectar y dónde con nuevas audiencias, y la capacidad de jóvenes creadores y periodistas de saber incorporar seriedad, profesionalismo, verificación o servicio al contenido que ofrecen. Claro que estos no son todos los casos.  

Ambos reportes alimentan un entendimiento más integral del fenómeno de consumo de información y/o entretenimiento en el entorno digital y exhiben cruces interesantes (o complementarios) entre ambos. 

Por ejemplo, que 15% de los encuestados de entre 18 y 24 años utiliza TikTok como fuente de noticias. Y es ahí donde se da una menor regulación/verificación de la información y donde, por lo mismo, prolifera la desinformación. Los jóvenes “no hacen absolutamente ninguna distinción entre un youtubero de opinión y uno de noticias”, afirmó la coordinadora de un programa de alfabetización mediática en Francia. En esta columna hemos ya hablado de cómo creadores de contenido/youtubers como Ibai y varios más han trastocado por completo las dinámicas de información, contenido y periodismo deportivo en español.

En la próxima entrega de esta columna quiero sumergirme en el mundo de los creadores de contenido y cómo, desde la sociología, es posible distinguir, en esa gran diversidad y oferta, entre genuinos especialistas y simples opinadores de un tema. Una distinción que podría parecer mínima pero que no lo es, y que guarda una profunda relación con la forma en que nos estamos informando y estamos participando y consumiendo contenido de X o Y tema y que los reportes hoy señalados son un buen punto de partida para comprender mejor. 

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