El INE ayudaría a la democracia interna en partidos
Medios Políticos

Es un periodista especializado en el análisis de medios y elecciones. Tiene posgrado en Derecho y TIC, obtuvo el premio alemán de periodismo Walter Reuter en 2007, fue conductor en IMER y durante 12 años asesor electoral en el IFE e INE, editor, articulista y comentarista invitado en diversos diarios, revistas y espacios informativos. Twitter: @lmcarriedo

El INE ayudaría a la democracia interna en partidos
Foto: INE

La elección interna que celebró Morena hace una semana registró denuncias y videos vergonzosos de acarreo, compra de voto, “papelitos” con el nombre de candidaturas a manera de acordeón para personas que se suponía ya las conocían y respaldaban, urnas quemadas, otras volando por los aires, golpes e insultos.

Aunque no sean hechos generalizados en todo el proceso y asumiendo que también se presentan en contiendas de partidos opositores, lo peor de estas prácticas es asumirlas inevitables, normalizar la trampa diciendo que es muy poquita o molestándose porque se da a conocer más que porque ocurran. Al contrario, que todos tengan estos episodios deberían implicar una búsqueda conjunta, seria, de caminos para que todos los partidos, de todos colores, reivindiquen la obligación de abrirse a sus bases sin simulación poca o mucha y sin consolarse diciendo que no son los únicos, que el adversario tiene también sus casos de trampas electorales cuando celebra disputas intestinas.

Cada vez que hay elecciones partidarias abiertas a militancia, el desgaste por este tipo de episodios fraudulentos incentiva evitar las urnas. Con esa lógica no habría tampoco elecciones de gobiernos o presidenciales y no, hay que atajar las trampas, no evitar los procesos de democracia para que no se exhiban o afecten la percepción. Cuando hay partidos grandes es complicado que no exista un solo incidente, pero si los protocolos técnicos para organizar comicios se relajan mucho pues hay más incidentes y contaminan en mayor medida las contiendas.

Los incidentes (trampas), sean pocos o muchos, no debieran ser vacuna para ya mejor no abrir las urnas o hacerlo lo menos posible, aunque en realidad eso es lo que se ha provocado en muchos casos. En 2007 se regularon procesos internos de partidos para definir sus candidaturas (precampañas), pero empiezan extinguirse, a ser poco frecuentes en modalidad de voto directo. Ahora cuando empieza un periodo de precampaña ya está definida la candidatura por encuesta o algún método alternativo menos conflictivo, pero a veces también menos democrático.

El periodo de esas contiendas tiene incluso minutos en radio y televisión listos para que compitan militantes de un mismo partido que aspiran a una candidatura, pero ya no se usan para eso evitando desgastes.

La vida interna de partidos tiene obligación constitucional de ser democrática, requiere entonces organización profesional de sus elecciones y garantías para que su base social activa tenga alternativas reales de participación, sin que la utilicen líderes solo de vez en vez para cumplir su requisito de respaldo comprado o acarreado en busca de candidaturas o espacios de incidencia.

Desde 2014 se incluyó en el artículo 41 constitucional la posibilidad para que partidos soliciten al INE organizar sus contiendas internas “de sus dirigentes”, con cargo a prerrogativas del instituto político correspondiente. Hay algunas formalidades que deben observar para ello (la voluntad de entrada). Dice el artículo 44 de la ley electoral que la solicitud debe hacerse con al menos cuatro meses de anticipación, tener actualizado el padrón de afiliados –algo que de manera inexplicable no le pareció relevante en este proceso de Morena al tribunal electoral– y que no haya proceso electoral en curso. La única elección interna que ha organizado el INE con voto abierto (no encuesta) usando esa regla fue del PRD, que venía de anulaciones y acusaciones de fraude en sus procesos previos y en ese caso funcionó bien el método. La que organizó el instituto no se anuló y tuvo mejores condiciones técnicas para evitar o inhibir trampas.

El INE no son solo sus consejerías, hay rutinas muy profesionales entre su personal de carrera y métodos ya probados que pueden contener eventuales trampas o fallas de procesos internos. ¿Nunca hay acarreos, papelitos o incidentes lamentables cuando abre las urnas el instituto? Pues sí hay, pero es autoridad diseñada con antídotos para múltiples trampas. Optar por un árbitro profesional y rutinas ya probadas es gran alternativa técnica para mejorar la democracia interna de partidos.

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