Del ‘body-positive’ a la gordofobia

El actor Brendan Fraser reapareció recientemente para el estreno de su película The Whale en el Festival Internacional de Cine de Venecia, pero desde antes ya había logrado escandalizar al público con un drástico aumento de peso que alteró completamente la imagen que algunos conservaban de él en los años 90, cuando fue el protagonista joven de varias comedias y películas de acción, como La momia y George de la jungla, donde lució un físico muy atlético.

Esta reacción de sorpresa, incluso de morbo, que nos llevó a ver la fotografía de Fraser una y otra vez y después googlear fotos de su pasado, cuando él presumía un cuerpo escultural y una sonrisa millonaria, y que también nos hizo pensar en esto como un infortunio para el actor que alguna vez fue considerado un galán, no solamente es schadenfreude (alegrarnos de la desgracia ajena) sino también gordofobia.

¿Qué nos hizo pensar automáticamente que Brendan Fraser está mal? ¿Por qué asumimos que debe tener un problema de salud o de control en su alimentación? La gordofobia es el conjunto de estereotipos y actitudes negativas hacia las personas gordas, que incluye –pero que es importante diferenciar– a aquellas que tienen sobrepeso y a aquellas con un diagnóstico de obesidad. No todas las personas que son gordas tienen un problema de salud y confundir esto solo logra que el prejuicio crezca.

La gordofobia no es un tema nuevo, el concepto ya aparece en estudios que datan desde los años 80 (Fat Phobia Scale.JG Bacon, KE Scheltema, BE Robinson), donde se concluye que la percepción hacia las personas gordas es que son “indisciplinadas, inactivas y desagradables”. Pero a través de los años se han usado otros términos para referirse a estos temas, entre los que también están el fat shaming (la humillación pública) y el sizeism (la discriminación por tamaño).

Otros estudios han demostrado que el estigma social hacia las personas obesas y con sobrepeso deriva en situaciones como ser víctimas de bullying, tener pocos amigos y pretendientes, menos sexo y menor número de matrimonios que las personas delgadas, además de menores oportunidades de educación y de trabajo, y ganar menos.

En el caso de Brendan Fraser, lo que vemos en la fotografía de la película The Whale es una caracterización. El actor interpreta a un hombre con obesidad mórbida, por lo que la producción recurrió al uso de maquillaje y prostéticos, aunque varios medios de comunicación publicaron que el actor llegó a pesar los 300 kilos de su personaje, una información distorsionada y sensacionalista que se aprovechó de que el actor sí ha aumentado considerablemente de peso, aunque no en tal magnitud.

De hecho, su película también ha sido acusada de gordofobia. Y es que en los dos últimos años hemos visto un retroceso en la manera en que las personas de tallas grandes son representadas en el cine, la televisión y el espectáculo en general. A una década del éxito de Adele con su álbum 21, la cantante que antes fue un modelo a seguir para otros artistas plus size y que se convirtió en un estandarte para el movimiento body-positive, ahora luce una esbelta figura. 

Lo mismo ocurre con famosas como Rebel Wilson, que bajó más de 30 kilos; el actor Tom Hanks, quien aparentemente se puso a dieta tras un diagnóstico de diabetes tipo 2; o la actriz y modelo mexicana Eugenia Cauduro, que llegó a tener 25 kilos de sobrepeso, pero que recientemente publicó en su cuenta de Instagram que ya bajó 18. Por situaciones como estas es que algunos activistas por los derechos de los gordos (fat-activists) han sugerido dejar de usar el término gordofobia, ya que no ha logrado ayudar al cambio.

Al mismo tiempo, The Whale no es la única producción que ha vuelto a hacer uso de los llamados fat suits (trajes de gordo) una pieza de vestuario que imita la forma del cuerpo y que se utiliza para engrosar la apariencia de un actor, un recurso muy explotado por comedias donde se burlan de personajes gordos (Friends, El profesor chiflado, Amor ciego) y que ya era tan mal vistos que muchos pensamos que habían sido cancelados.

En lugar de esto, los años 2000 nos trajeron programas de televisión con actores y actrices plus size reales, en roles protagónicos como en Girls, Drop Dead Diva, This Is Us o Shrill; y cantantes como Adele y Lizzo, que desafiaron (y siguen desafiando) los estándares de belleza y de la moda. Lizzo lo acaba de volver a hacer en la alfombra roja de los premios MTV 2022 con un vestido de Jean Paul Gaultier.

Sin embargo, cuando apenas empezábamos a acostumbrarnos a la visibilización de estos cuerpos diversos, el fat suit regresó fuerte en series como American Crime Story: Impeachment, por lo que Sarah Paulson fue muy criticada; Gaslit, donde Julia Roberts y Sean Penn los usaron para darle “realismo” a sus personajes; o The Thing About Pam, que llevó a Renée Zellweger a ponérselo otra vez tras haberlo hecho en El diario de Bridget Jones hace varios años.

La batalla más reciente contra la gordofobia se está dando, previsiblemente, en la plataforma de TikTok, con diversas tendencias donde los usuarios se burlan o defienden el uso de la ropa baggy y las tallas grandes. Erradicar el prejuicio y la discriminación hacia las personas gordas y todas aquellas que no se ajustan a los estándares de belleza dominantes es una deuda pendiente que la sociedad tiene con la inclusión y la diversidad. ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo aceptar que la belleza no es solo una?

BREVES

Por fin llega a la plataforma de Star Plus la serie Pistol, del director Danny Boyle, sobre la influyente banda de punk Sex Pistols. Muy criticada por ser una producción de Disney que diluye la historia de esta banda para volverla accesible para todo público.

Una serie muy divertida que reúne a actrices británicas muy destacadas es Bad Sisters, una deliciosa comedia que ya se puede ver en Apple TV Plus.

En cines, el estreno de Where the Crawdads Sing (La chica salvaje), una película que ha recibido buenas críticas y que cuenta con la participación de la actriz del momento, Daisy Edgar-Jones.