Camino al relevo

Es abogado, maestro en Derecho, Economía y Políticas Públicas por la Complutense de Madrid. Con dos décadas de experiencia en el servicio público, fue diputado de la Ciudad de México y alcalde de Cuauhtémoc. Fundador de Morena. Comprometido con la justicia y el trabajo para la transformación de México. Futbolero. Twitter: @nenulo

Camino al relevo
Foto: Madla Hartz / EFE

Hace un par de semanas, el colectivo de Chilangos con AMLO me invitó a dar una charla sobre el camino para el relevo en la Ciudad de México (CDMX). Además de resultar una muy buena oportunidad para dialogar con muchos compañeros del movimiento y debatir sobre diversos temas, me llevó a reflexionar sobre lo que sigue en la capital, que ha sido siempre la punta de lanza de la transformación de nuestro país.

Lo primero que pensé es que en la Ciudad de México, antes Distrito Federal, el modelo de gobierno y administración pública que promueve la Cuarta Transformación llegó desde el año 2000 con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como jefe de Gobierno. 

Los principios de austeridad republicana, de combate a la corrupción, de que por el bien de todos primero los pobres y la separación del poder político del económico han sido estandartes que, en diversa medida e intensidad, han conducido los destinos de la capital de la República desde el año 2000 y hasta la actual administración. Sin lugar a duda podemos hablar de algunas deficiencias en el período 2012-2018, principalmente en el gobierno central, pero el modelo ha permanecido y probado su eficacia.

La Ciudad de México ha permanecido bajo la conducción de gobiernos progresistas y de izquierda debido a los buenos resultados que ha generado el modelo que hace 22 años llegó a la capital de la mano de AMLO. Hoy, la Cuarta Transformación avanza en toda la República Mexicana, fundamentalmente desde el gobierno federal, pero también a través de algunos gobiernos estatales que se han apegado a los principios antes referidos.

Pero el éxito de este modelo de gobierno en el interior de la República lleva 22 años funcionando en la CDMX, lo que como es natural ha comenzado un proceso de desgaste y de solicitud por parte de la ciudadanía de una actualización. No de los principios fundamentales, pero sí del ejercicio de gobierno en una ciudad que cada día reclama más y mejores servicios urbanos, mayor acceso al agua potable, un modelo de seguridad integral, un desarrollo urbano sostenible y libre de gentrificación, mejor movilidad, recuperación de espacios públicos, así como diversas necesidades locales que solo se explican desde las alcaldías y sus habitantes que entienden los problemas que enfrentan todos lo días.

Me parece que desde que los habitantes de la CDMX empezamos a elegir a nuestros representantes y autoridades, siempre se ha entendido a la ciudad desde una visión que fundamentalmente la interpreta como capital de la República, y desde ahí se han construido la gran mayoría de las políticas públicas en los gobiernos de AMLO, Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera y Claudia Sheinbaum. Y sin lugar a dudas es una interpretación correcta desde mi punto de vista, pero la entrada en vigor de la Constitución Política de la Ciudad de México y la conversión de Distrito Federal a Entidad Federativa de esta ciudad creo que permiten empezar a interpretarla desde otras perspectivas.

En el camino para el relevo en la ciudad, propongo que empecemos a entender y a escuchar las problemáticas de todas y cada una de las alcaldías. No son los mismos problemas y necesidades en Milpa Alta que en Álvaro Obregón; no viven la ciudad de la misma forma los vecinos de Iztapalapa y los de Miguel Hidalgo; y así podemos revisar las 16 demarcaciones territoriales y veremos que hay muchas cosas en común, pero también muchas diferencias que sin lugar a dudas se pueden atender desde el gobierno.

Se trata pues de construir una agenda local desde las alcaldías hacia lo estatal de la ciudad, actualizando no solo políticas públicas, sino también legislación y normatividades que se pensaron en los años 70, siempre con los principios de: 1) Austeridad republicana; 2) Combate a la corrupción; 3) Por el bien de todos, primero los pobres; y 4) Separar el poder político del poder económico.

El electorado de la ciudad ya ha dado muestras de que no vota solo por el partido con el que simpatiza, sino que ya de manera muy clara comienza a exigir proyectos programáticos serios que contribuyan al desarrollo de su colonia y por supuesto de la ciudad. También han dado muestras de buscar caras nuevas para el ejercicio del poder público (de este tema hablaremos en la siguiente entrega). Si no lo entienden los partidos, podemos ver muchas sorpresas en el próximo proceso electoral de 2024.

Es momento de regresar al trabajo de territorio y al modelo del asambleísmo que ayudó a construir la ciudad que hoy habitamos y que, de manera natural, está exigiendo una actualización a un modelo de gobierno exitoso, pero que requiere modernizarse frente a la nueva realidad que vivimos quienes habitamos esta extraordinaria metrópoli.

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