Alfabetismo en inteligencia artificial
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Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.

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Alfabetismo en inteligencia artificial
Foto: EFE.

La integración de la inteligencia artificial (IA) a nuestra vida cotidiana es solo el principio del salto evolutivo que está dando la humanidad hacia una sociedad sostenible. Un punto de no retorno que merece asegurar su ética democratización para el bienestar social global, en donde nadie se quede fuera.

Estamos sumergiéndonos en una era marcada por la integración de la digitalización de sistemas de gestión, inteligencia humana ciberfísica, sistemas cognitivos, automatización de procesos mediante inteligencias artificiales, ciencia de datos, neurociencias y sistemas que sustituirán el trabajo tedioso de muchas personas, quienes deberán evolucionar para atender nuevas demandas no solo laborales, sino también sociales.

Silicon Valley se lanza a demostrar que sus tecnologías todavía tienen mucho que aportar y ha emprendido una carrera sin tregua para la adopción de IA, y de la herramienta ChatGPT para ganar un histórico primer lugar en este salto cuántico para la humanidad. Atrás de ellas, vendrán todos los demás sectores económicos del mundo, por lo que no está de más que aprendan las lecciones de las compañías pioneras.

Acelerar los tiempos para no dejarse ganar por Microsoft no fue buena idea para Alphabet. Un muy mal diseñado anuncio de su chatbot Bard, que prometía simplificar temas complejos con respuestas muy exactas, trajo como resultado que sus acciones perdieran más de 100 mdd en valor de mercado en segundos. Mientras que el casi moribundo buscador de la empresa de Bill Gates, Bing, ahora tiene una muy larga fila de usuarios que esperan para poder gozar de las herramientas de este navegador impulsado por el software de inteligencia artificial de OpenAI. (Vivir para contarlo).

Microsoft se lo tenía muy guardado, pero desde 2019 invirtió tres mil millones de dólares con OpenIA que este año aumentó en 10 mil millones de dólares en desarrollo de IA generativa para no quedarse atrás de Google, Meta y Apple. Según rumores, Microsoft planea integrar un modelo de lenguaje de IA superior al ya lanzado, basado en GPT4, un modelo de IA con lenguaje mucho más desarrollado que además de generar textos precisos para tareas, traducciones, tiene capacidades casi humanas de interacción social.

El destino nos alcanzó. Estamos entrando en una era temida por muchos por los grandes retos que significan y pueden tener razón. Toda esta tecnificación no tendría ningún beneficio si no se garantiza la sostenibilidad, el respeto a los derechos humanos y al medio ambiente.

Organismos mundiales, gobiernos, empresas y ciudadanías deben encontrar un punto de encuentro para regular el uso de la inteligencia artificial. La información es la base de la democracia y del ejercicio de decisiones colectivas encaminadas a la promoción de los derechos humanos, para asegurar que la tecnología se utilice en beneficio de la humanidad y no al contrario.

Afortunadamente a lo largo de la última década, movimientos sociales han logrado cambios de paradigmas sociales y de inclusión que encontrarán en estos ajustes tecnológicos un escenario próspero para fomentar la incorporación masiva de las mujeres en la economía; acercar la educación a lugares apartados para, a través de herramientas tecnológicas e IA, hacer del aprendizaje una experiencia inmersiva; que la tecnología permita que más personas superen problemas de salud y retomen sus actividades productivas, para así integrar a la población global en la economía digital.

Si es así, bienvenida sea la era 5.0.

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