Así de importantes son las plazas públicas para el baile popular
Contextos

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Así de importantes son las plazas públicas para el baile popular
Las plazas públicas son un pilar de sostén para la cultura popular y la preservación de los ritmos.

Desde hace 11 años, Carolina Laja asiste los fines de semana a bailar al kiosco Morisco de Santa María la Rivera. Los ritmos que más disfruta en esa pista de baile al aire libre es la rumba, la guaracha, el swing y la salsa. Esa rutina de esparcimiento, de elegir una pareja y contonear las caderas mientras caen las hojas de los árboles alrededor, se ha cancelado.

La alcaldesa de Cuauhtémoc en la Ciudad de México, Sandra Cuevas, suspendió los bailes populares con música grabada. El motivo fue el ruido, las supuestas quejas de vecinos y el presunto consumo de bebidas alcohólicas en vía pública. Ante ello, bailadores se manifestaron afuera del domicilio de la funcionaria local, lo que derivó en hechos violentos.

“Los propios vecinos de ahí fueron quienes abrieron este espacio. Me consta que la persona del sonido ha sacado del baile a quienes están tomando o que llegan tomando”, me explicó Alberto Carmona, joven bailarín que asiste a bailar danzón y otros ritmos cubanos desde hace 3 años al kiosco.

“Aunque los asistentes a este baile aseguran que hay un ambiente sano y familiar, la alcaldesa argumenta lo contrario. Pero, ¿será que alguna vez Sandra Cuevas se ha parado en alguna plaza de este tipo? ¿Sabe lo que significan estos lugares para la comunidad, sobre todo para la de ritmos tropicales? 

El kiosko morisco, la plaza del mestizaje, el parque Ánfora y otros, son lugares donde se reúne la gente con un propósito: bailar. No importa si llevas pareja, la mayoría tiene la disposición de hacerlo, incluso si es tu primera vez. Las personas que acuden a estos sitios los cuidan y velan por ellos, porque son lugares de esparcimiento donde pueden ensayar pasos, hacer coreografías o incluso concursos. Yo he sido testigo de cómo el encargo del sonido que está debajo del puente vehícular del metro Deportivo Oceanía interrumpe su set musical cuando es sorprendida una persona tomando alcohol o droga. “Ya lo saben, si llega la autoridad y los ve, esto se cancela. Por favor, váyanse”, dijo el locutor por el micrófono.

Las plazas públicas son un pilar de sostén para la cultura popular y la preservación de los ritmos, el mejor ejemplo es la Ciudadela. En la década de los años 80, la comunidad trató de sacar al danzón de los salones de baile y llevarlo a otros escenarios para su vinculación con la cultura.

Estos esfuerzos derivaron que en enero de 1996 se conquistara la Ciudadela como la plaza del danzón. Un concurso de baile al ritmo de Felipe Urbán y su danzonera fue el hecho que comenzó a escribir la historia, la cual acaba de cumplir 27 años de trayectoria. Es de conocimiento de los transeúntes, que los sábados de 10 am a 3 pm, ese es territorio danzonero. Los foráneos observan impactados como brillan las leontinas que cuelgan de los pantalones de los pachucos o cómo las damas dominan las zapatillas sobre el asfalto cuando giran en los paseos. 

Las plazas de baile son “activaciones”, si hablamos en términos de marketing. Una muestra al grueso de la población para demostrarle que hay música que todavía se escucha, aunque no esté en los primeros lugares de las listas de reproducción o entre los ritmos que más le dejan a la industria. En estos espacios se promueve el conocimiento, así como el desarrollo físico y social. El mejor testimonio soy yo, en la Ciudadela fue donde me conocí y me enamoré del danzón, mismo lugar donde aprendí a bailar con técnica.

No sólo es un trozo de asfalto donde las personas se reúnen a bailar, es un espacio de resistencia donde se tratan de conservar géneros musicales, promover el sano esparcimiento, el conocimiento, entre otras cosas. La Ciudad de México se caracteriza por su multiculturalidad, no hay por qué quitársela. Es un espacio de todos que nos compete respetarlo y preservarlo, sino, pregúntenle al grupo de danzoneros que comparte la explanada del Monumento a la Revolución con los jóvenes que ensayan sus coreografías de K-pop. 

Síguenos en

Google News
Flipboard