Queer danzón, el primer paso a un baile de libertad e inclusión

Hace más de 20 años sacaron a Mauricio Castillo de un salón de baile por danzar con su novio. Ese acto de discriminación y homofobia causó que se alejara de ese ambiente por un buen tiempo. Sin embargo, regresó con una propuesta: Queer danzón. 

“La definición (de danzón queer) es más simple de lo que tú crees. Para mí es bailar con quien quieras bailar sin importar si es hombre o mujer, o adoptar el rol de líder o seguidor, es tener la libertad de bailar con quien quieras”, esto fue lo que me comentó Mauricio en una entrevista telefónica. 

Queer danzón realizará el 17 de mayo un colectivo de baile con varias parejas en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, a propósito del Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia. 

Mauricio me aclaró que su intención en este encuentro, donde bailará con su esposo, es marcar un parteaguas para que las personas puedan disfrutar del baile con quien que quieran. Incluso que las mujeres que no tienen pareja puedan bailar entre ellas. Por ello, reconoció la labor de grupos femeniles que se presentan en teatros y exhibiciones a falta de hombres. 

“Si en este acto se rompen estereotipos, es disruptivo. Si rompes con estereotipos de género, eso ya no me importa. Yo, como creador del proyecto, lo único que hago es crear conciencia de la libertad de bailar con quien quieras”, enfatizó. 

En febrero de este año, en este espacio hablamos sobre la urgencia de promover el baile queer en los ritmos latinos. Propuestas como esta no sólo necesitan del impulso y la promoción, también del reconocimiento por promover algo tan sencillo como es la libertad que tienen todas las personas de expresar un sentimiento y emoción sin el peso de que hay una mirada que juzga o violenta. 

Cuando le pregunté a Castillo sobre la propuesta de baile queer en el tango, comentó que ese fue un proceso diferente pues este ritmo nació de una ejecución de hombre con hombre. Sin embargo, hay que reconocer que los esfuerzos por hacer un baile más igualitario y sin estigmas empezaron desde hace 15 años en Buenos Aires. Muestra de ello es la investigación que publicó en 2009 de la etnomusicóloga María Mercedes Liska, cuyo texto se tituló El cuerpo en la música. La propuesta del tango queer y su vinculación con el tango electrónico. 

Es momento de que el danzón se ponga al corriente en la agenda de libertades y derechos humanos fundamentales. Hay que tener la humildad para reconocer que el machismo y la violencia de género aún permea en muchos espacios, y uno de ellos es la comunidad danzonera. Hay que tomar esa área de oportunidad para crear nuevos paradigmas que dejen a las personas gozar de un ritmo musical sin presiones, prejuicios o agresiones. 

La discriminación es un hecho real del que todos debemos hacernos cargo. Mauricio no fue el único que recibió una acción homofóbica al ser retirado de un salón de baile por danzar con su novio. Según la Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género de 2018, el 50.8% de los encuestados dijo que se le negó injustificadamente la entrada o permanencia en algún negocio por su orientación sexual. Además, el 76.6% de los consultados evitó mostrar afecto a su pareja en público por temor a sufrir discriminación. 

El danzón o baile queer no sólo es una herramienta que se limita a las personas que forman parte de la comunidad LGBTQI+, es un recurso que puede utilizar cualquier persona sin importar sus preferencias. Un par de hombres heterosexuales tienen la libertad de bailar juntos sin ser estigmatizados o, incluso, un varón como seguidor y una mujer como líder en un baile. 

Nadie está obligado a ejercer el baile queer o a estar de acuerdo con él, el paso más importante es respetar las acciones y convicciones de los demás, así como no ejercer la violencia de por medio. Todxs tenemos derecho a disfrutar.